Neuronas surrealistas

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Neuronas surrealistas / periodico

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¿Qué tienen en común la neurociencia y el surrealismo? --le preguntó una neurona a la otra--. Y entonces una de ellas se fundió a negro, la otra a blanco, luego volvieron a aparecer, apareció un grillo (cri-cri), después se derritieron y un delirio sin fin quedó empapado en el lienzo.

NEUROCÁPSULA

Mi mamá me pinta mucho.

¿Qué es el arte?, ¿por qué ha sido una característica notable de todas las sociedades, y por qué lo valoramos tanto? El tema ha sido debatido ampliamente sin ninguna conclusión satisfactoria. Y esto, no es sorprendente. Estas discusiones se realizan normalmente sin ninguna referencia al cerebro, a través del cual se crea todo el arte, se ejecuta y se aprecia. El arte es una actividad humana y, como todas las actividades humanas, incluyendo la moral, el lenguaje o las creencias, depende y obedece a las leyes del cerebro. Todavía estamos lejos de conocer las bases neurales de estas leyes, pero espectaculares avances en el conocimiento del cerebro visual nos permiten dar el pistoletazo de salida al estudio de estas bases neurales del arte visual (neuroesthetics).

Abstraigo, luego pinto.

El primer paso en esta investigación es definir la función del cerebro y la del arte. Una función general, común en ambos, hace de la función del arte una extensión de la función del cerebro: la adquisición de conocimientos (una actividad en la que el cerebro está ocupado incesantemente). Tal definición, naturalmente, nos introduce en un mundo profundamente filosófico: de querer aprender cómo adquirimos conocimiento, qué contribución formal el cerebro hace a la misma, qué limitaciones impone y qué reglas neurales gobiernan la adquisición de todo conocimiento. Investigaciones en dicho campo están abordando cada vez más la cuestión de cómo el cerebro logra esta notable hazaña. La característica de un sistema de adquisición de conocimiento eficiente, ante el cambio permanente, es su capacidad para abstraer, hacer hincapié en lo general, a expensas de lo particular. La abstracción, que podría decirse que es una característica de cada una de las muchas diferentes áreas visuales del cerebro, libera el cerebro de la esclavitud de lo particular y de las imperfecciones de nuestro sistema de memoria. Esta notable capacidad se refleja en el arte, dado que todo arte requiere de abstracción.

El arte por supuesto, pertenece al mundo subjetivo. Sin embargo, las diferencias subjetivas en la creación y apreciación del arte deben ser superpuestas sobre una organización neural común que nos permita comunicarnos sobre arte y a través del arte, sin el uso de la palabra hablada o escrita. Y es por esta razón por la que el artista es en cierto sentido, un neurocientífico, explorando las potencialidades y capacidades del cerebro, aunque con diferentes herramientas. Pero el cómo estas creaciones pueden suscitar experiencias estéticas sólo puede entenderse plenamente en términos neuronales.

Surrealismo actualizado.

Los padres del surrealismo, los teóricos como André Breton, ya decían que lo que estaba en juego era más importante que el arte de pintar cuadros o de escribir versos: estaba en juego el destino del hombre, su fortuna o su ruina en la tierra. Defendían el surrealismo como automatismo psíquico, el artista intentando explicar el funcionamiento real del pensamiento. La espontaneidad en el procedimiento creativo pero no en el fondo, no en los conceptos e ideas que se querían plasmar. Y es justo ese fondo el que hay que actualizar. Nos quedan ya muy lejos y superados los estudios de Freud sobre los sueños y el inconsciente… El movimiento surrealista estaba basado en ese conocimiento, pero la neurociencia ha avanzado mucho. Muchísimo.

Así pues: ¿Qué tienen en común la neurociencia y surrealismo? Mucho. Demasiado. Ambos quieren explicar los rincones más profundos de la mente, donde uno intenta llegar allí donde el otro no puede. Hay que reinterpretar el movimiento surrealista con el nuevo conocimiento proveniente de la neurociencia. Y actualizarlo. Seamos más pintores. Seamos más neurocientíficos. Coged paleta y pincel que empezamos.

@AlbertBarque