Neuronas de Navidad

"Neurona sobre neurona, y sobre neurona una, asómate a la ventana, verás el cerebro en la cuna. Belén, neuronas de Belén, que las dendritas tocan ¿qué idea me traéis?"

Neurocápsula de Navidad

Neurocápsula de Navidad / periodico

ALBERT BARQUÉ

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Nuestro cerebro ya se está preparando para el sinfín de escenarios navideños que nos depararán las siguientes semanas. Los reyes magos han pasado pronto por ‘Neurocápsulas’ y nos han dejado un regalo anticipado: una par de sesgos cognitivos a los que nos enfrentaremos sí o sí estos días antes de tragar la última uva y que vale la pena tenerlos en cuenta en nuestra toma de decisiones.

Regalos abstractos, regalos concretos

Compras y más compras navideñas. Dejarlo todo para el último momento tiene sus consecuencias. ¿Qué diferencia hay entre comprar los regalos con mucha antelación o comprarlos en el último suspiro de noche buena? Una de las teorías en psicología social (Construal Level Theory) nos describe la relación entre la distancia psicológica entre un individuo y un evento y la medida en que el pensamiento sobre ese sea abstracto o concreto. La idea general es que como más distante sea el evento, el individuo pensará de forma más abstracta. En cambio, cuanto más cerca esté el evento, más concretamente pensaremos en él. En resumen: si quieres que tu regalo tenga un sentido profundo, romántico o que represente algo significativo en la relación donante-obsequiado, deberías comprarlo cuanto antes. De lo contrario, tu toma de decisiones se centrará en la parte más concreta-práctica-aplicada del obsequio (¿para qué lo necesita? ¿es útil? ¿coste-beneficio?).

No me acuerdo de la noche de fin de año

Obsesionados. Todos obsesionados con hacer del fin de año la velada más perfecta y loca de las 365 noches ya consumidas. Dedicamos con mucha antelación y atención los preparativos para tal noche: vestido, zapatos, corbata (algunos atrevidos incluso pajarita), peinado, menú (¿catering o cocinillas?), cava (¿brut o brut nature?), uvas (¿peladas y sin hueso o naturales?), fiesta (¿discoteca o en casa con lista de reproducción en YouTube?) y un sinfín más. Pero, ¿se trata de disfrutar el momento, o de tener un recuerdo especial? Lo interesante es que la evidencia experimental muestra que estos dos conceptos no siempre coinciden. La manera más directa de evaluar la “utilidad experimentada” de esa noche sería pidiéndole a la gente cómo se sienten en un momento determinado, una noción que se llama "utilidad momento." Pero al individuo lo que le interesa también es tener un buen recuerdo. ¿No somos al fin y al cabo una colección de nuestros propios recuerdos? Así que la pregunta también debería ser: “¿Cómo te lo pasaste?”, y debería hacerse al cabo de unos días. Lo que nos dicen los experimentos es que esto es una cuestión diferente ya que refleja la evaluación global de la persona de todo un episodio en el pasado y puede no ser una evaluación directa del estado en tiempo real de la persona. Se le llama "utilidad recordada". Así que la “utilidad total” de la noche de fin de año no nos queda muy clara como computarla porque también se deberían tener en cuenta otros dos factores: el pico de la experiencia (el momento más placentero de la noche) y el final de la experiencia (cómo terminó la noche). El contraste entre la “utilidad momento” y la “utilidad recordada” trae a colación el tema de las dos formas diferentes de ver las experiencias, los dos yoes. El yo-experiencia(experiencing-self) vive viajando a través de una sucesión de momentos mientras el yo-memoria(remembering-self) se queda con los recuerdos. Según la evidencia científica, frecuentemente tomamos nuestras decisiones en términos de nuestro yo-memoria, básicamente intentando maximizar esa “utilidad recordada” y no la utilidad total real. Así pues, en ocasiones como la noche de fin de año, deberíamos no tratar de planear la noche de la manera más placentera sino de una manera que nos asegure un recuerdo especial para el resto del año. Así que contrólate, no vaya a ser que te levantes el día 1 y no te acuerdes de nada de lo que haya pasado la noche anterior.

Más vale promesa en mano que ciento volando

Promesas, proposiciones y más votos. Qué débiles somos ante las “elecciones intertemporales”. Llega el día 1 y los propósitos para el año nuevo parecen más bien un despropósito. El problema recae en lo que se conoce como “descuento temporal”. Se refiere a la tendencia que tenemos a descontar recompensas cuando se acercan a un horizonte temporal, sea el futuro o el pasado. Es decir, algo llega a ser tan distante en el tiempo que deja de ser valioso. Aprovechémonos pues de la tendencia a dar mayor valor a aquellas recompensas que se van alejando del horizonte temporal acercándose hacia el ahora. Propongo pues, una lista de promesas para el año nuevo por meses. Un mes, una promesa.

Regalen en abstracto, recuerden las uvas, prometan por meses. Felices fiestas.

@AlbertBarque