Locura tras 24 años de espera

El sueño de Argentina

El país pasa del temor a la euforia y ya solo piensa en ganar como sea a Alemania

Miles de personas celebran el pase a la final de la selección en Buenos Aires.

Miles de personas celebran el pase a la final de la selección en Buenos Aires.

ABEL GILBERT
BUENOS AIRES

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Argentina es, en vísperas de la final tan deseada a lo largo de 24 años, el imperio de las emociones y los excesos. La fiesta de la noche del miércoles, tras la victoria frente a Holanda, ha puesto en marcha la máquina de la imaginación más frondosa. El sueño colectivo es el siguiente: Messi desciende del avión y alza la Copa, se la ofrenda a un país extático. Se sabe que la distancia entre los sueños y la realidad puede ser, a veces, abismal. En este caso tiene nombre: Alemania. Al sueño, entonces, hay que ofrecerle una cuota de pragmatismo. «Si tenemos que ganar colgados del travesaño, que así sea», se repite. La consigna es ganar como se pueda.

Maradona resume el volátil estado de ánimo nacional. Si, tras el partido con Suiza, destilaba una cuota de pesimismo, ahora cree que Alemania no es imbatible. Esa oscilación, de la euforia al pánico, es el pan de cada día. Hace un par de partidos, los argentinos querían que su equipo fuera diseñado a imagen y semejanza de Leo y calificaban a Sabella de conservador y timorato. Hoy el míster es visto como un sutil estratega y ajedrecista. «Se nota que este es un equipo de Sabella. Se dio cuenta de cuáles eran los cambios necesarios», dijo el exentrenador Carlos Aimar. A estas alturas es irrelevante si la selección es la que quería Messi o la del entrenador si se vuelve con el trofeo.

El culto a la genialidad del astro del Barca ha quedado para otros momentos y quizá irrumpa el lunes, si todo va bien. Lo que se pondera ante la final es el sacrificio. «Tener huevos», como se dice. De allí que sea Javier Mascherano el emblema circunstancial. Todos los diarios lo elevaron a la categoría de héroe, junto a Sergio Romero, un portero que, apenas semanas atrás, lucía manco a los ojos de algunos comentaristas. El humor popular en las redes sociales se ha encargado de enaltercer aún más al Jefecito«Mascherano no te recupera las islas Malvinas, te conquista Inglaterra».

La hora de Messi

Pero con eso no basta. Se necesita de Messi. El periodista Juan Pablo Varsky se encomendó a su figura en una crónica emocionante: «Leo, faltás vos. Vas a jugar una final del mundo. Tus compañeros te llevaron al Maracaná. Ahora te toca llevarlos a la gloria. Domingo 13 de julio es tu fecha con la historia. Y ante Alemania, justo los que te sacaron de tus dos Mundiales anteriores. La mesa está servida, enano. Es tu turno. Habrá tiempo y espacio para el análisis. Hoy, no. Estoy llorando de la emoción y escribo lo que puedo, lo que me va saliendo del corazón».

Burlarse del infortunio brasileño es otro de los pasatiempos. «Recomiendo disfrutar de los logros propios y evitar el placer por el sufrimiento ajeno», señaló Maximiliano Tomas, columnista de La Nación. El presidente de la Federación Alemana, Wolfgang Niersbach, recordó ayer que últimamente Argentina le gana los  amistosos a los germanos pero pierde los que realmente valen. En momentos de fiesta, nadie quiere escuchar estas predicciones.