Futbolistas y actores

Hace tiempo que el fútbol está en condiciones de acabar con los goles fantasma o en fuera de juego. Hace tiempo que la tecnología podría dilucidar, en cuestión de segundos, si una acción en el área es penalti  o una falta merece tarjeta. Eso ya sucede en el mundo del tenis, con el Ojo de Halcón, o en la NBA y en la Liga de béisbol en EEUU, donde los árbitros consultan al instante para solventar sus dudas. Pero, en serio ¿queremos rearbitrar todo lo que sucede sobre el césped?

El fútbol que conocemos ahora no es solo derroche físico, intensidad, talento, clase. Es también picardía, engaño, astucia. Pillería para que el contrario se trague la finta, el dribbling o el remate ¿Fair play? Por supuesto. Pero bien entendido. Es difícil justificar que alguien se tire con los tacos por delante para llevarse a un contrario. Pero ¿buscar el penalti como hizo Arjen Robben frente a México? ¿Llevar la acción al límite y provocar el error del defensa? Su caída estuvo lejos del piscinazo. Incluso exárbitros como Andújar Oliver -lo reconoció en Radio Marca- lo habrían pitado después de ver la jugada repetida.

Eso forma parte del juego. De un juego que trasciende a sus reglas y con un enorme impacto social. Un juego de futbolistas-actores y buenos y malos arbitrajes. Fuente de tertulias eternas en la calle y en el bar.