la controversia
El fútbol de toda la vida
Raúl Paniagua
Periodista
RAÚL PANIAGUA
Arjen Robben fingió el penalti que clasificó a Holanda para los cuartos del Mundial y echó a México. Lo hizo de maravilla. Aficionados, exárbitros y exjugadores cayeron en la trampa. Creyeron que Márquez había pisado al holandés. Las confusas declaraciones de Robben azuzaron el fuego de una jugada que hasta entonces solo era dudosa. La realidad es clara: fue un piscinazo perfectamente ejecutado. ¿Reprochable? Sí. ¿Castigable? Puede. Pero sin exageraciones absurdas.
Robben no simuló una agresión. Eso sí sería mucho más criticable. Vergonzoso, incluso. El holandés fue inteligente. En la primera parte había sufrido un doble penalti clarísimo. El árbitro conocía su error y no perdió la ocasión de compensar. Si Robben no hubiese exagerado esa acción, el partido habría acabado en la prórroga y quizá Holanda estaría ahora en casa.
Todos se tiran y exageran en el área. Cristiano, Messi, Robben, Iniesta... Sí, Iniesta también. Todos. Es el fútbol pícaro de toda la vida. El de la calle, el del campo de tierra, el del Bernabéu, el Camp Nou y Maracaná. Lo ridículo es comparar un piscinazo con un mordisco. Un tercer mordisco, para ser exactos. Y no comparto la sanción de la FIFA a Luis Suárez. La veo exagerada. Pero son incomparables. Es mezclar una brutalidad con una treta. Dejen en paz al fútbol con sus trampas. Es más divertido.
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