Las expectativas del país anfitrión

Dani Alves: "'Ney' cogerá la bandera y todos iremos detrás"

Dani Alves, en el entrenamiento de ayer de Brasil en la concentración de  Teresópolis.

Dani Alves, en el entrenamiento de ayer de Brasil en la concentración de Teresópolis.

JOAN DOMÈNECH

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Será de los primeros en saltar a la palestra en el Mundial, en el Brasil-Croacia que abre mañana el torneo. Dani Alves lo afronta con la responsabilidad de tener a todo un país, el anfitrión, detrás, pero con la alegría y el optimismo que le caracteriza.

-¿Qué se siente a medida que se acerca la hora del debut?

 

-La sensación de que vamos a vivir algo histórico. Jugar un Mundial en casa después de más de 60 años es algo diferente, algo especial y tenemos que aprovechar esta oportunidad de hacer algo grande para Brasil.

-Si ya es importante jugar un Mundial, que encima sea en tu país deber ser lo máximo.

 

-Sí, es algo único. Tenemos que pensar que nadie ha vivido esta experiencia durante todos estos años y la viviremos nosotros. Sabe Dios cuándo volverá a Brasil un Mundial. Yo le doy mucho valor a estar en la lista.

-¿Predominan los nervios, la responsabilidad, la ilusión, el vértigo…?

 

-De todo un poco. Hay ilusión y ganas de jugar, pero también preocupación. Al final, vamos a jugar en casa y no puedes fallar. Es un desafío ilusionante con un puntito de preocupación.

-¿Entiende que no juegan solo por ustedes, sino que tienen encima un país?

 

-Naturalmente. El país del fútbol, el cinco veces campeón. Y todo recae encima de un grupo de jóvenes primerizos en un torneo así, porque creo que solo hubo seis que disputaron antes un Mundial.

-¿Recuerda qué hacía en el 2002?

 

-Brasil es fiesta y seguramente debía celebrar alguna fiesta con la clasificación de Brasil para la final. Siempre veíamos los partidos con la familia y los amigos. Mi casa era como un mini Maracaná. Me gustaría revivir aquella sensación y repetir lo que hizo mi ídolo Cafú, poder dedicarle el título a tu país, a tu gente. Es algo que uno sueña.

-Solo faltará usted en casa. ¿Se imagina estar en la final en Maracaná?

 

-Es muy fuerte. Uno no llega a darse cuenta de lo bonito que es vivir tu profesión y tener una oportunidad como esta. Si se presenta una posibilidad así hay que luchar para aprovecharla. Es algo diferente, como la Champions League: cuando suena la música ya sabes que juegas un partido diferente.

-¿La Copa Confederaciones del año pasado fue un ensayo de lo que puede pasar ahora?

 

-El premio más gordo no fue la copa en sí, sino recuperar la confianza de la gente en la selección. Si está con nosotros, será un equipo muy difícil de batir. Somos 180 millones de personas y la mayoría -niños, niñas, hombres, mujeres, abuelos, abuelas- miran el fútbol.

-Ahora más que nunca, porque distrae de los problemas.

 

-Sí, pero Brasil ha mejorado mucho. El país ha evolucionado, aunque no en el sentido que debería, creo. Por ejemplo, habría que dedicar más medios a la educación, y arreglada la educación puedes evolucionar. En nuestra bandera pone 'orden y progreso'. Brasil ha evolucionado en el progreso, no en el orden, y si cuidara un poco más el orden, el progreso podría ser más rápido.

-¿Han recuperado en cierto modo el ambiente del 2002?

 

-Es la energía que ahora tenemos, la sensación de que estamos arropados y que los aficionados están ilusionados con que les hagamos disfrutar, se sienten identificados con la selección como era antes.

-Como cuando usted pensaba que era Cafú ante el televisor.

 

-Eso quería decir: yo animaba y chillaba ante la tele. Igual no les llegaba a los jugadores, pero lo vivíamos así. En 1994 también era así. Era la necesidad que teníamos de rescatar eso, de que la gente piense: Brasil es mi país, y con mi país voy  a muerte. Que piensen en los que están y les apoyen y que olviden si falta uno u otro. Nosotros no hemos comprado nuestra convocatoria; hemos hecho todo lo posible para estar ahí y representamos a nuestro país.

-¿Son conscientes de la deuda histórica que tienen de generaciones anteriores?

 

-Brutal. En la vida es difícil tener una oportunidad; tener dos es la hostia y no puedes desaprovecharla. Tener la conciencia de todo lo que supone tener el Mundial aquí y entregarse por toda la gente que sufre por Brasil. Seguro que saldrá bien.

-Aún hay aficionados vivos que recuerdan lo de 1950.

 

-Claro. Fue muy decepcionante. Pero lo que no mola del fútbol es buscar culpables. Como le pasó a Barbosa. Es un deporte colectivo: si ganamos o perdemos, todos somos héroes o todos somos culpables.

-Para alguien que no lo vivió, ¿cómo explicaría el Maracanazo? ¿Fue una catástrofe, como parece?

 

-Sí, sí. Para un país que vive tanto el fútbol, fue una catástrofe. Cabían 100.000 personas en Maracaná y acudieron 210.000. ¿Sabe lo que es esa cantidad de gente en un estadio esperando la victoria y que se pierda el título en casa? Es frustrante. Puede suceder, pero no acepto que se busquen culpables. Las cosas no pasan por culpa de uno; para que pase algo, antes han pasado otras cosas.

-¿Han hablado del Maracanazo con Scolari, con la psicóloga?

 

-No. Pienso que es mejor pensar en positivo que en negativo. Si pensamos que puede ocurrir otro Maracanazo, mejor no ir. Te quedas en casa y ya está. Puede suceder luego, sí, porque el fútbol es un juego. Pero queremos volver a jugar una final en Maracaná y que el desenlace sea diferente.

-El camino es difícil. Para empezar, Croacia, México y Camerún…

 

-Muy difícil. La gente que no sigue el fútbol no lo sabe, pero quien sigue el fútbol sabe que Croacia juega muy bien a fútbol, y en un Mundial, si no ganas el primer partido, vas con la soga al cuello. Ganar un Mundial es muy complicado. No puedes ir pensando en quién te tocará en la segunda fase. Primero, clasifiquémonos y luego, que toque el que toque. Puedes desear uno y te toca otro, no es algo que está en tu mano. Sí está en tu mano cumplir con tu obligación: gana y pasa. No pienses en el mañana, piensa en hoy.

-Brasil debate entre el jogo bonito y ganar. ¿Le recuerda al Barça?

 

-Soy partidario de eso. Yo no juego solo para ganar. Para eso no voy. Si estuviera involucrado en otro trabajo, pensaría igual. Yo quiero que ese ganar tenga una magia. Que la gente mire y diga: yo quiero ser como ese. Como esa empresa, como ese equipo, como ese periodista.

-Que genere admiración.

 

-Exacto. Que guste.

-Usted ha crecido en la cultura brasileña, ha crecido con el gran Brasil.

 

-Lo he vivido también con el Barça. La gente no ha valorado suficientemente el gran Barça.

-En Europa se idolatra al Brasil de 1982, el que maravilló pero no ganó.

 

-Es eso lo que digo. Que el equipo queda. Un día hablando con Pep me hablaba del Brasil que no ganó. Son equipos que te marcan, que hacen  las cosas tan bien que después no entiendes por qué no ganó. Como el Barça. El nuestro ha sido espectacular, pero ya venía de atrás. Hacer cosas para ser una referencia. Eso tiene mucho valor para mí. ¿Por qué se habla hoy de Gaudí? ¿Porque era guapo? ¿Porque tenía un montón de mujeres? No, porque era un genio. Dejó obras de arte y la gente dice: eso es lo más grande que he visto. Eso es lo que quiero para mi vida, que la gente mire lo que he hecho porque eso me realizaría como persona. Lo importante es lo que dejas para los niños, para la gente.

-¿Qué siente con esa camiseta con cinco estrellas?

-Hay gente que dice que es un peso. ¿Un peso? ¿Cómo va a ser un peso? Es un orgullo. Llevar algo que nadie tiene es lo que intento yo en la vida, porque yo no quiero ser igual que nadie. Es una camiseta muy linda con cinco estrellas. No hay nada mejor. La han llevado futbolistas mucho mejores, como Cafú, mi ídolo, pero ahora la llevo yo. Y la voy a disfrutar.

-¿Cuánta responsabilidad tiene de más Neymar en el equipo? ¿O es la misma para todos?

 

-Se lo he dicho a él como amigo y como profesional, que no coja esa responsabilidad, que esto es un deporte colectivo.

-¿Es uno más?

 

-Uno más que tiene más. Es decir, el que va a marcar la diferencia. Dios lo creó así, diferente de los demás. Como Messi, que es enorme. Ese algo diferente, ese diferencial es lo que tiene que aportar, pero sin coger más responsabilidad. Porque si ganas, te pondrán ahí arriba y si pierdes te van a enterrar con un tractor encima para que no te levantes.

-Y no es así.

-No, no. Tiene que coger su parcela de responsabilidad. Él sabe que no puede hacer lo que hago yo; no, él tiene que hacer lo que hago yo y un poco más. Porque él tiene ese extra que yo no tengo. Tiene ese don. Que ocupe su parcela, porque somos 180 millones. No debe coger más responsabilidades de las que le tocan. Pero es el líder de la selección. Ney cogerá la bandera y los demás iremos detrás, apoyándole a muerte.