GP DE MÓNACO DE F-1

Ricciardo y Newey, diseñador de los Red Bull, dominan en Montecarlo

El piloto australiano exprime el fantástico diseño del gurú inglés y domina con mano de hierro los libres de Mónaco con un registro histórico

Daniel Ricciardo (Red Bull) saluda a la cámara en su box de Mónaco.

Daniel Ricciardo (Red Bull) saluda a la cámara en su box de Mónaco. / periodico

Miguel Martínez

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Una mala estrategia en el muro de Red Bull le privó de la victoria tras lograr la 'pole position' tres años atrás. Puede que sea de los pocos días en su vida en los que no sonrió, al menos mientras mascullaba para sus adentros su mala suerte. Pero jamás, ni ese día, salió una palabra equivocada de su boca, ni una queja injusta sobre el equipo, nada. Su carácter, su jovialidad, su autocontrol, son un plus añadido a la excelencia en el pilotaje del australiano  Daniel Ricciardo, el hombre que ha dominado con mano de hierro los entrenamientos del GP de Mónaco, el chico que acaba contrato en Red Bull, el pilotazo que quieren en Mercedes y Ferrari, pero al que no quieren ni ver en su garaje Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, jefes de Mercedes y Ferrari.

Verstappen, el impetuoso

Ricciardo dominó las dos sesiones con Max Verstappen de escudero. El fogoso holandés no gana para disgustos en este arranque de temporada, y Mónaco es un terreno que ha humillado su desmesurada autoestima. Es verdad que es un talento natural, que tiene algo especial, pero debe aprender a moldear su carácter. Mónaco fue su primera lección, cuando acabó contra las vallas los tres días de gran premio dos semanas después de dejar boquiabierto al mundo al romper todos los récords de juventud con su su triunfo en Barcelona en la primera carrera que disputaba con un Red Bull.

Con lecciones o sin ellas, es el “niño bonito” en Red Bull, el chico por el que apuestan para el futuro, aunque Ricciardo salga mejor parado en la comparación de estos dos años que se cumplen ahora de convivencia en Red Bull. Puede que sean la pareja más fuerte de la F-1, y seguro, cuentan con el mejor diseñador del 'paddock'. No existen dudas para casi nadie que Adrian Newey es el gurú del diseño. La ventaja que sus coches extraen sobre otros monoplazas equipados con el mismo motor Renault dan idea de su potencial. Los Renault y los McLaren acabaron doblados en Barcelona por los Red Bull, y en estos libres de Mónaco finalizaron a 1,2 segundos de Ricciardo, en un ajustado grupo separado por unas décimas que formaron Niko Hulkenberg, Stoffel VanddormeFernando Alonso y Carlos Sainz (séptimo a décimo).

Newey, el mago que todos admiran

1,2 segundos es una barbaridad en un circuito de poco más de tres kilómetros que se completa en poco más de un minuto, pero es que Ricciardo, con Verstapen a su espalda, endosó casi medio segundo a los Ferrari y Mercedes que en esta ocasión parecen condenados a luchar por el podio sin posibilidades de victoria. Es lo que tiene Mónaco, su calles ratoneras, su asfalto deslizante: despoja del protagonismo al motor y se lo entrega al chasis, a la tracción mecánica, a la carga aerodinámica, a la manejabilidad. La enorme caballería del motor Mercedes o Ferrari ya no es determinante.

Y cuando Newey deja su creación en manos de un piloto com Riccardo, no hay opción para el resto, aunque solo sea un viernes, el primer día de un gran premio tan variable como Mónaco.  1.11.841. Ese fue el tiempo de Ricciardo, el mejor de la historia en Mónaco. Jamás un piloto había completado un giro a Mónaco en menos tiempo desde el  primer gran premio en 1929. Es la carta de presentación de Ricciardo y Red Bull para ganar el domingo.