LUTO EN EL MUNDIAL DE MOTOCICLISMO

Una caída fatal se lleva a Simoncelli

El piloto italiano muere a los 24 años al ser atropellado por Edwards y Rossi en un desgraciado accidente

Paolo, padre de Simoncelli, se consuela tras saber que su hijo ha muerto.

Paolo, padre de Simoncelli, se consuela tras saber que su hijo ha muerto. / SS/ZJ

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / Sepang (enviado especial)

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Era de los buenos. Pero de los buenos de verdad. "Uno de los nuestros", como dijo Carmelo Ezpeleta, máximo responsable de la compañía Dorna, del Mundial. El italiano de 24 años,Marco Simoncelli, campeón dedos y medio en el 2008, llamado a ser otromagnífico,falleció el domingo, en el trazado deSepang (Malasia), en la segunda vuelta de lacarrera de MotoGP, al ser atropellado, golpeado y arrastrado por dos veteranos como el norteamericanoColin Edwards y su compatriotaValentino Rossi, su gran amigo, el único que le defendió a cara descubierta cuando dijeron que Simoncelli era un peligro en pista.Super Sicera su heredero, el único de capaz de, como el Doctor, convocar a miles de aficionados en Italia.

También Alex de Angelis y Scott Redding atropellaron el pasado año a Shoya Tomizawa en Misano. La deTomiera, hasta ayer, la última muerte del Mundial. Dos pilotos fallecidos en poco más de un año. Hacía siete temporadas (Daijiro Kato, Suzuka-2003) que el Mundial no se vestía de luto. "Como muchos aquí en medio del silencio y el dolor, quisiera desaparecer, pero Marco ha muerto como quería, disfrutando de su pasión y haciendo lo que su corazón le pedía", comentó Carlo Pernat, mánager de Simoncelli, a EL PERIÓDICO.

"Yo iba detrás de ellos, no pegado, a cierta distancia --explicó Toni Elías--. Iba con Hiroshi Aoyama, Loris Capirossi y Héctor (Barberá) y cuando le he visto allí tirado, sin casco, inmóvil, he pensado lo peor. He cortado. Me he dicho: 'Para, esto no tiene sentido'. Intuía que estaba muerto, pero cuando he llegado al box, tras suspenderse la carrera, no he querido decírselo a nadie". El piloto de Manresa se mordió la lengua hasta que, una hora después, Ezpeleta se paseó por los boxes. "Marco está mal, voy a suspender la carrera", comunicó uno a uno a todos los pilotos.

Pilotos sin consuelo

Hubo quien lloró. Y mucho, como el checo Karel Abraham. Hubo quien se refugió en los viejos amigos, como Loris Capirossi que se fue a ver a Rossi. Suspendida la carrera, el Doctor corrió a encerrarse el Doctor en el hotel Pan Pacific, junto al circuito. "¡A la mierda la carrera! ¡El mundo!", gritó Barberá. "La carrera es lo de menos, Carmelo", le dijo Dani Pedrosa a Ezpeleta.

Edwards, fuera de sí, casi loco, se acercó destrozado alsuperjefede Dorna y le susurró al oído. "Juro, Carmelo, que no lo vimos. Ha aparecido a nuestra izquierda, por el suelo, nosotros estábamos ya inclinados y él y su moto se han metido en nuestra trayectoria.¡Juro que no lo vimos,Carmelo!", acabó gritándole Edwards, y se abrazaron en un llanto.

Sepang oscurecía, la sala de prensa enmudecía y los boxes se vaciaban. El Twitter de los pilotos vomitaba miedo y dolor. "Qué día más feliz", había escrito Pol Espargaró, tercero en Moto2. "Que día más desgraciado", redactó tres horas después.

El piloto de Granollers se cruzó al salir del circuito conPaolo Simoncelli, el padre de Marco, el hombre que vendió su heladería y su chalet para sufragar la carrera de su hijo. Y fue Paolo quien consoló a Pol. "Este hombre estallará mañana, pasado o el jueves pero, cuando estalle, será terrible porque su comportamiento está siendo de héroe, épico, único, nos anima a todos y no busca consuelo en nosotros", dice Ezpeleta. "¿Sabes por qué? --le cuenta el excampeón italiano Loris Reggiani, otro mito de losazzurri--. Porque sabía que todo lo que amaba Marco eran las carreras y lo hacía de corazón».

La fortaleza del padre

El corazón y todos los órganos de su hijo es lo que quiso donar Paolo a la ciencia, pero no le dejaron. Las circunstancias en que se ha producido su muerte lo impiden. Él tuvo que dar la fatal noticia a la novia de su hijo, Kate, y a la madre de esta, que por primera vez acudían a una carrera.Desconsoladas, como todo Sepang. Como todo el Mundial.

"Estaba allí y, a los 10 minutos, ya no estaba, no nos pertenecía, nos había abandonado", decía Hervé Poncharal, jefe de Tech3, el equipo de Edwards. "Colin está destrozado, al borde de la locura. Hemos tenido que ponerle dos personas al lado. No sabe qué hacer". Rossi huyó; Edwards se encerró. Dos formas de escapar.

Era lasegunda vuelta de la carrera. Casey Stoner y Dani Pedrosa se habían escapado, aunque no mucho. Tras ellos, sin Jorge Lorenzo, lesionado, estaban los de siempre: Andrea Dovizioso --otro que lloraba a lágrima viva pese a los muchos pleitos y guerrillas que tenía conSic--, el propio Simoncelli, Álvaro Bautista, Nicky Hayden, Edwards y Rossi.

Y, tras la curva 11, todos inclinados hacia la derecha, Simoncelliperdió el control de su Honda. Mientras se acostaba sobre el asfalto, sin soltarla ("ese gesto es instintivo, no la sueltas porque quieres recuperar la caída, crees que la moto igual te protege", explicó Reggiani), cruzó el asfalto. Le pasaron rozando por su izquierda Bautista y Hayden. No así Edwards y Rossi. ¿Por qué? Porque ellos seguían inclinados hacia dentro, plegados, con tan mala suerte que la moto y el cuerpo deSiciban en su dirección. "Juro que no lo vimos".

Edwards y Vale atropellaron a Simoncelli. Los tres pilotos y la Honda, la Yamaha y la Ducati, todo en un pañuelo. El tejano golpeó eltóraxdeSicy elcascovoló bajo la rueda de Rossi. Y una rueda delantera, qué más da si la de su amigo Rossi o la del pistolero tejano, quedó marcada en elcuellode Marco. "He visto esa marca. Es terrorífica, dolorosa. Como un frenazo en el cuello", explicó a EL PERIÓDICO Aldo Gandolfo, íntimo amigo deSic. Y Vitali, que estaba junto a Gandolfo, consolándole, afirma: "El casco de Simoncelli tenía marcada una bota, no sé de quien, en uno de sus lados".Sicfalleció a las 16.56 horas.