Kenny Noyes, el campeón que derrotó a la muerte

Un año después de su gravísimo accidente en Aragón, el piloto norteamericano ayuda a su padre, Dennis, a poner en marcha la Copa España

Dennis Noyes se autofotografía con su hijo Kenny.

Dennis Noyes se autofotografía con su hijo Kenny. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Kenny Noyes está sentado en su ‘quad’, sonriendo y charlando con Dennis, su padre, expiloto y uno de los periodistas más populares y carismáticos del Mundial de motociclismo. La escena, cómo no, se produce durante un cursillo de ‘dirt track’ del Noyes Camp. Quedan varios días para que se cumpla el primer aniversario del accidente que Kenny sufrió en Motorland Aragón (traumatismo craneal gravísimo), y por la forma en que ambos hablan y bromean, parece que han pasado décadas desde aquel día. Pero no, solo han pasado 366 días.

Los dos recuerdan que el campeón del FIM CEV Repsol 2014 de Superbikes había tenido un fin de semana complicado, y su equipo trabajó toda la noche del sábado para solventar esos problemas, cosa habitual en las carreras, normal en el equipo de Kenny. El ‘warm-up’ sería clave si quería hacer una buena carrera en su segunda casa, Alcañiz (Aragón). Todo iba según lo previsto. El ritmo estaba. Y en una salida a pista, se fue al suelo y la moto, que golpeó el muro y retrocedió, impactó de lleno con su casco.

AGRADECIMIENTO A LOS MÉDICOS DE MOTORLAND

Después de un año duro (justo cuando el bueno del mallorquín Luis Salom falleció, en Montmeló, en un accidente muy similar Luis Salom falleció, en Montmeló), Kenny es capaz de andar, de conducir su coche y, cómo no, de subirse a la moto. Y su familia lo tiene claro: sin la brillante actuación del equipo médico del circuito de Motorland, todo eso hubiera sido un simple sueño. Gracias a ellos y a todo el trabajo posterior, las metas de hoy son más ambiciosas. Y más cercanas también.

Kenny fue trasladado al hospital de Zaragoza en ‘Glasgow 3/15’, el estado de coma más crítico que existe. Se podría definir de una forma muy sencilla y dura: en una situación como esa, el cuerpo no tiene ninguna reacción ante los estímulos. Ni abría los ojos, ni mostraba respuestas verbales o motoras. Nada. Durante las primeras semanas, el oxígeno llegaba a su cuerpo gracias a la respiración asistida. Y punto.

La buena noticia es que la hemorragia craneal que sufría no había aumentado su tamaño. Una válvula, colocada por el equipo de atención sanitaria, le permitía contener la lesión.

LA FORTALEZA DE LOS DEPORTISTAS

El equipo médico encargado de tratar a Kenny después del accidente se temía lo peor. Sin embargo, la doctora Pilar Luque, encargada de tratar a Kenny en la UCI de Clínico de Zaragoza, fue la primera en apuntar que la situación real del piloto era mejor de lo que esperaba. Dennis Noyes tiene una de las claves de este giro en los acontecimientos: “Los médicos no están acostumbrados a trabajar con atletas y no intuyen, ni saben, ni sospechan, de qué son capaces estos muchachos”.

Hay que tener claro que, en este tipo de recuperaciones, no hay fecha, pero sí altibajos. Un mes después del accidente, la doctora advirtió a la familia sobre la posibilidad de que Kenny se quedara en estado vegetativo. “Ni de coña”, dicen que fue la respuesta generalizada de todos los presentes. A partir de ese momento,  empezaron un proceso de estimulación sensorial súper intensivo. Y cuando la doctora llegó a visitar a Kenny días después, lo primero que hizo fue abrir los ojos. Habían pasado casi 30 días desde el accidente.

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Los más próximos al campeón de Pro Singles en el AMA Pro Flat Track insisten una y otra vez: la familia es imprescindible para que se recupere una persona que está en una situación parecida a la de Kenny.

Adoptar una actitud negativa no sirve de nada, y pasaron a la acción. Todos. Dennis le leía historias y le contaba anécdotas sobre Kenny Roberts y Randy Mamola, no solo sus viejos mitos, campeones y subcampeones del mundo de 500cc, sino sus íntimos amigos. Hedi, su madre, hablaba con él de su vida, de la de todos . Y tanto su hermano Dennis como Iana eran los encargados de la parte más violenta del plan: le pellizcaban, le tiraban del pelo y hasta le mordían, tal cual, le mordían. Estimularle era imprescindible para que su recuperación marchara por el buen camino. “Yo era el poli bueno y ellos los polis malos”, bromea Dennis.

APRETANDO LA MANO DEL GAS

Papá Noyes, uno de los gurús del periodismo de las dos ruedas, escribía, cada día, qué había hecho cada familiar mientras estaba con Kenny. Hablaban constantemente entre ellos para controlar los avances del piloto y empezaban a darle órdenes para comprobar si había alcanzado la fase de mínima conciencia, en la que una persona es capaz de cumplir órdenes. “Aprieta la mano con la que das gas”, le decían.

Todos los estímulos eran pocos: le ponían grabaciones de sus amigos de la infancia para que escuchara viejas anécdotas y su mujer le ponía el pelo en la cara. Porque odiaba que lo hiciera. De toda la vida.

Cuando su recuperación estaba más avanzada, Dennis le llevó una pelota de béisbol, porque había jugado mucho de pequeño. Le pedía una curva rápida y Kenny cogía la bola entre sus dedos, colocaba las yemas del índice y el pulgar derecho sobre las costuras de la pelota y mostraba la posición exacta del lanzamiento. “Una pelota de béisbol trae muchos recuerdos y esa bola ayudó muchísimo a Kenny a despertar su mente”, cuenta papá Dennis.

En el periodo de recuperación, los enfermeros y las enfermeras se habían convertido en una pieza fundamental para Kenny, tanto en la UCI como en Guttmann. Según Iana, “son las personas más importantes junto con la familia”.

EL SACRIFICIO DIARIO

Los seres queridos de Kenny quieren que su experiencia sea útil para otras familias que vivan la misma situación, y advierten: “Para que la recuperación vaya bien, es imprescindible que tú estés bien. Que descanses”, asegura Dennis, el hermano de Kenny. También es imprescindible ser activo: “Lo bueno es preguntar qué puedes hacer cuando no está la persona encargada de la rehabilitación, tanto a los enfermeros como otras familias que estén por delante en el proceso de rehabilitación”. Incluso investigar.

La última fase de la recuperación de Kenny ha tenido lugar entre el Institut Guttmann de Barcelona y la Fundación Step by Step, dos centros especializados en lesiones medulares y cerebrales, siendo el primero también un hospital. No se puede hablar de plazos de recuperación, pero Kenny acude allí todos los días con la misma ilusión con la que se subía a la ZX-10R del Kawasaki Palmeto.

Cuando Kenny llegó al Insituto Guttmann, a principios del pasado mes de agosto era un momento clave y necesitaba el máximo tiempo de rehabilitación posible, pero solo tenía 30 minutos y su familia tuvo que suplir esa carencia.

Por esta razón, es necesario que el familiar “conozca las limitaciones” de su ser querido y luche para avanzar en la recuperación todo lo posible. La capacidad de lucha de Kenny y su familia la resume una anécdota: a los 8 meses del accidente, creían que estaba capacitado para probar un simulador de conducción del Institut Guttmann, pero los médicos creían que no era conveniente. Pero el fin de semana siguiente, antes de un cursillo del Noyes Camp, le obligaron a subirse a la moto y a conducir su coche. No pudo ir mejor.

RECONOCER AL HERMANO

El accidente había hecho que Kenny perdiera sus recuerdos más recientes y, en cierto modo, ha experimentado una nueva vida. En un momento determinado ni siquiera reconocía a su hermano, por una razón muy sencilla que da el propio Dennis Noyes Jr.: “El Kenny de 16 años no reconoce a su hermano con barba”.

Pero el trabajo dio sus frutos. Todos le recordaban constantemente por qué estaba ahí, y los álbumes de fotos y los vídeos de todas las épocas de su vida han sido herramienta indispensable para que Kenny, un año después del accidente, pueda bromear junto a su padre.

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Los recuerdos de la vida con su mujer volvieron a los siete meses del accidente, y los enfermeros se preocupaban en todo momento de que fuera capaz de reconocerles y recordar sus nombres.

Un paciente en una situación parecida a la de Kenny también necesita confianza de su entorno. De acuerdo con Dennis Jr., “hay que hacer que se lo crea, para que no deje de luchar”. Kenny luchó en todo momento, y Dennis, que tenía que viajar por trabajo y no estaba todos los días al lado de su hijo, era la persona que más notaba los avances.

EL DÍA QUE KENNY VOLVIÓ A SONREIR

Y después de investigar sobre el ‘Glasgow 3/15’, de recibir malas noticias y cero resignación, de no dormir y trabajar constantemente por Kenny, consiguieron que volviera a reír. Lo logró su hermano, bailando y cantando delante de él. Se podría decir mucho de ese momento, que la familia guardará para siempre en un video, pero sería una pérdida de tiempo teniendo esta frase de Dennis Jr: “Es lo mejor que he hecho en mi vida: inventarme un baile que hiciera reír a mi hermano”.

Aquel 5 de julio, Kenny fue trasladado en un helicóptero que le salvó la vida. Y meses después puede reír junto a los cursillistas de Noyes Camp gracias, en parte, al trabajo que hizo con helicópteros teledirigidos. En la habitación del hospital tenía pintadas unas pistas de aterrizaje en las que debía colocar esos juguetes para conseguir el mayor número de puntos posibles. Era su forma de recuperarse, de saberse vivo, de competir, porque Kenny Noyes no ha dejado nunca de ser piloto. De ahí que, de la mano de su padre y toda su familia, haya puesto en marcha la nueva Copa España de Flat Track, es decir, de ‘dirt track’, que empieza este fin de semana en Cheste (Valencia).