GP DE ITALIA DE MOTOGP

Italia y la tribu de Rossi esperan de uñas a un arrollador Márquez

Valentino Rossi y Marc Márquez, en la conferencia de prensa del GP de Mugello, en 2014, cuando aún se llevaban bien.

Valentino Rossi y Marc Márquez, en la conferencia de prensa del GP de Mugello, en 2014, cuando aún se llevaban bien. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Concluido el Gran Premio de Francia, en el popular y mítico trazado de Le Mans, le preguntamos a Marc Márquez (Honda), ya líder en solitario del Mundial de MotoGP, con 36 puntos más que Maverick Viñales (Yamaha), 37 más que Johann Zarco (Yamaha), 39 más que Valentino Rossi (Yamaha) y hasta 46 más que Andrea Dovizioso (Ducati), si temía el ambiente que podía haber en Mugello, una de las casas del ‘Doctor’, cuando este fin de semana se dispute allí el Gran Premio de Italia, carrera que muchos consideran vital para el desarrollo del campeonato, pues si el tetracampeón catalán enlaza cuatro triunfos consecutivos (EEUU, Jerez, Francia e Italia) empezará a decidir el campeonato antes de la parada veraniega.

Sin miedo al ambiente

“Me encanta Mugello, como me gusta cualquier otro escenario del Mundial. Yo iré a Mugello a disfrutar, a tratar de hacer un buen fin de semana, una buena carrera y, si puedo, ganar. De lo contrario, el podio será un gran resultado. ¿Temor al ruido, a los pitos, al ambiente hostil?, para nada. Buenos tapones en los oídos, un buen casco y ¡gas!, en la pista se oye muy poco el ambiente de alrededor”. Márquez lo tiene clarísimo. Sabe que si recibió algunos pitos de la parroquia amarilla en el podio de Le Mans, esos mismos seguidores de Rossi estarán en el precioso trazado de la Toscana, donde también tendrá como directos rivales a ‘Dovi’ y Danilo Petrucci, el piloto ‘satélite’ de Ducati que está realizando una gran temporada.

Los medios italianos hablan estos días de la importancia que tiene la carrera del domingo. Todos coinciden en que si Márquez es capaz de ganar al trio italiano en su propia casa es que, en efecto, como ya ocurriera en los años precedentes (a excepción del 2015, cuando Jorge Lorenzo le arrebató el título), el ¿’nen de Cervera’ va a volver a arrasar en el Mundial de MotoGP, por quinta vez en seis años. Matteo Aglio escribe en gpone.com, donde llama cariñosamente a Márquez ‘piccolo diavolo’, que Marc puede estar a punto de decidir el título antes del verano, si “la magia de Mugello no le frena”. Para Aglio “para Dovizioso es una obligación ganarle; para el resto, simplemente una ilusión, una esperanza”.

Es evidente que el mundo entero está admirado por el insultante estado de forma y seguridad que ofrece Márquez en la pista (eso sí, sigue cayéndose mucho en los entrenamientos como método para conocer los límites de su Honda en cada trazado) y, sobre todo, por el tremendo poder y competitividad que ofrece la nueva RC213V, una moto, ahora sí, a su medida. Como reconoce Aglio, hay que contar que Márquez llega a Mugello ya con una enorme ventaja después de haber visitado (y ganado) en algunos de los circuitos que le son más adversos, a él, a su estilo de pilotaje y a las características de su Honda .

"¿Si temo al ambiente de Mugello? Que va, que va. Buenos tapones en los oídos, un buen casco y ¡gas!"

Marc Márquez

— Tetracampeón del mundo de MotoGP con el equipo Repsol Honda

Solamente en el prodigioso 2014 (año en que Márquez ganó, de golpe, las diez primeras carreras del año), el tetracampeón catalán llegó con mayor ventaja a Mugello tras disputarse los cinco primeros grandes premios del año como ahora. En el 2013, año de su debut, estaba a 26 puntos de Dani Pedrosa; en el 2014, era líder, con 42 puntos más que el mismo Pedrosa; en el 2015, llegó a Mugello a 33 puntos de Rossi; en el 2016, se presentó a tan solo cinco de Lorenzo y, el año pasado, empezó el GP de Italia a 27 puntos de Viñales. Este año pisa el trazado de la Toscana con 36 puntos más que Viñales, tras ganar las tres últimas carreras, tirar por la ventana, por su excesiva fogosidad, los 25 puntos y la victoria que tenía en las manos en Argentina y tras perder, en el debut de Catar, por 60 centímetros en la línea de meta frente a ‘Dovi’.

Ganar en el territorio de Rossi

La patada de Rossi a Márquez en Malasia-2015 aún sigue coleando entre la hinchada amarilla que idolatra al ‘Doctor’, entre otras razones porque el propio piloto italiana se ha encargado de mantener viva la polémica; el ataque verbal despiadado de ‘Vale’ a Márquez en Argentina no le sirvió de nada, pues luego el catalán le humilló en los tres grandes premios siguientes. Y, ahora, se llega a ‘territorio Rossi’ con la sensación de que los miles y miles de seguidores que inundarán las laderas de Mugello tratarán de hacerle la vida imposible a Márquez para que falle en el GP que, insisto, todos consideran vital para el desenlace del Mundial.

Y, entre ese ‘todos’, está también el propio Marc Márquez Alentá que, desde que triunfó en Austin (Texas, EEUU),  viene diciendo que “Jerez, Le Mans y Mugello serán las tres pruebas de fuego; si vamos bien en esos tres circuitos es que estamos en el buen camino, podemos darnos por satisfechos”. Ganó en Jerez, ganó en Le Mans y ahora acude a Mugello donde, por cierto, hace dos semanas, en un test, realizó el mejor tiempo de todos los presentes y estrenó las alas que le ayudaron a ganar en Le Mans. También es verdad que, en ese mismo test, se dio, como él mismo reconoció, “el palo más grande que lleva esta temporada, pues me caí en la ‘Arrabiata 2’, con la pista mojada. Llovía, me dijeron que no saliera, pero salí porque teníamos que probar algunas cosas en agua, se me cerró de delante, me caí y me levanté un poco conmocionado, pero solo fue un susto. Lo importante es que ya rodé en los tiempos de la Ducati y eso, siendo Mugello, es muy bueno, mucho”.

Espectacular accidente en 2013

No hay que olvidar que fue, en mayo del 2013, el año de su debut en MotoGP, el año que rompió todos los récords de precocidad de la categoría 'reina', el año que se convirtió en el 'rookie' más grande de la historia al ganar el título en su debut, cuando Márquez sufrió el que muchos consideran el accidente más espectacular y milagroso de su carrera cuando, en los segundos entrenamientos del GP de Italia, perdió el control de su Honda en la recta de arriba del circuito, poco antes de la curva de San Donato, a más de 300 kilómetros por hora, dañándose solo la barbilla.