La seguridad

'Muleteras' en la línea 3

Estación de Poble Sec 8 Gálvez y Martín retienen a 2 carteristas, ayer.

Estación de Poble Sec 8 Gálvez y Martín retienen a 2 carteristas, ayer.

ANDREAS GONZÁLEZ
BARCELONA

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«No hace tanto frío como para llevar bufandas tan gruesas». Apenas se han abierto las puertas del vagón de metro y dos hombres jóvenes

-deportivas, vaqueros, chaqueta con capucha el primero, cartera colgando de un hombro el segundo- saltan corriendo desde su interior y rodean a dos mujeres menudas junto a las escaleras automáticas que dan al andén. La intuición, el olfato del agente Martín de la Guardia Urbana

-el de la capucha, el que ya se había fijado en las bufandas incluso antes de que el tren se detuviera en la estación de Poble Sec, en la línea 3- han evitado, probablemente, un hurto. A requerimiento del guardia urbano, las dos mujeres muestran la documentación. Son bosnias, y una de ellas ha salido de comisaría apenas hace una hora tras hurtar una cartera. En el metro, por supuesto.

Y las bufandas, ¿qué tienen de especial? «Son muletas» -explica el agente Martín-. Las usan para ocultar la mano con la que roban una cartera o un móvil mientras se sitúan tras la víctima en la escalera mecánica, o al entrar en el vagón».

En esta ocasión el hurto aún no se había cometido y el agente Martín y el sargento Juan Gálvez -el de la cartera al hombro-, responsable del Grupo de Delincuencia Urbana (GDU) de la comisaría de Ciutat Vella, invitan a las dos mujeres a abandonar el metro. Son cerca de las siete de la tarde, muchos asistentes al Mobile World Congress ya han salido del recinto ferial de Montjuïc y los dos policías llevan un buen rato viajando en la L-3. De Liceu a Plaça Espanya, a dos pasos del congreso de telefonía, de cuya seguridad interior se encargan los Mossos d'Esquadra, y de vuelta de nuevo a Liceu o Plaça Catalunya. A la búsqueda de descuideros.

Según la Guardia Urbana y los Mossos, gracias a la presión policial, eventos como el de esta semana ya no atraen expresamente a carteristas y hurteros foráneos como sucedía en el pasado, pero eso no impide que para los delincuentes que habitualmente actúan en la ciudad estos días sean temporada alta, como sucede en verano. Ayer, el GDU de Ciutat Vella tenía 24 agentes de paisano destinados a mantener a raya a los carteristas. Lo que a menudo se convierte en el juego del gato y el ratón.

La acreditación, un señuelo

Josep Garcia, subinspector de la comisaria del Eixample de los Mossos, asegura que «el 40% o el 50% de los hurtos» que sufren los asistentes al congreso de telefonía se evitarían si estos siguieran unos mínimos consejos de seguridad. Entre ellos, el de no pasearse por toda la ciudad con la acreditación colgando del cuello. Un señuelo para atraer a los carteristas.

Garcia explica que, con motivo de la cita tecnológica, los Mossos han incrementado las patrullas de paisano en el entorno del recinto ferial, los principales hoteles y los medios de transporte. Y también en las principales zonas turísticas y de ocio de la ciudad, sobre todo a partir de cuando por la tarde concluyen las actividades del congreso.

En el interior del recinto ferial, los Mossos han ubicado una oficina para recoger las denuncias de los congresistas, que también pueden tramitarlas a través de internet en las recepciones de algunos hoteles. Denuncias 2.0 para una cita tecnológica.