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Sahara

Zghala, una mujer del Sáhara Occidental, mira hacia la valla en el área de Al-Mahbes, mientras acompaña a su hijo de 14 años para mostrarle el muro que separa Marruecos de la zona controlada por el Polisario, el 3 de febrero del 2017.

Zghala, una mujer del Sáhara Occidental, mira hacia la valla en el área de Al-Mahbes, mientras acompaña a su hijo de 14 años para mostrarle el muro que separa Marruecos de la zona controlada por el Polisario, el 3 de febrero del 2017. / periodico

Pere Puigdomènech

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Estamos en el periodo del año en que a veces nos parece vivir en las condiciones del desierto del Sahara. En lo que ahora es un desierto se han encontrado pinturas que nos dicen que en algún momento el Sahara podía mantener poblaciones humanas que vivían de la caza o que incluso hacían pastar rebaños. Pero también ha habido momentos en que las condiciones climáticas eran de aún más aridez que las actuales.

Un artículo reciente afirma que esto ocurría cuando en Europa había un clima mucho más frío.

Se trata de un estudio realizado por grupos de investigación alemanes que han analizado la composición de los corales del Mar Rojo. En sus esqueletos guardan información de las temperaturas y la salinidad que ha habido en diferentes períodos históricos. Los resultados son que entre mediados del siglo XVIII y mediados del siglo XIX la salinidad corresponde a un entorno más árido y que a partir de esta fecha refrescó relativamente. Lo curioso es que este periodo coincide con el final de lo que se ha llamado la Pequeña Era Glacial que comenzó hacia 1450 y que se hizo notar en toda Europa. Hacia 1850 hubo un cambio en el clima que dio lugar a condiciones similares a las actuales.

Los cambios del clima pueden ser globales pero manifestarse de forma diferente localmente

Lo que estos resultados nos indican es que, como ya se sabía, ha habido períodos en los que el clima ha variado de forma significativa en todo el mundo. También nos indican que condiciones que en ciertas partes del planeta puede dar lugar a un clima más frío, en otras pueden representar un aumento de la temperatura y, en el caso del Sahara, de su aridez.

Con los cambios actuales del clima vemos algo parecido. Este año, por ejemplo, en el Norte de Europa se han registrado altas temperaturas de forma excepcional mientras que en las zonas mediterráneas ha habido más lluvias que lo habitual, aunque la temperatura media ha crecido en todas partes. Los cambios en el clima pueden ser globales pero manifestarse de forma diferente en cada lugar. Es lo que observamos ahora y lo que pasaba en el Sahara hace un par de siglos.