PROGRAMA EUROPEO LIFE

El delta del Ebro 'recupera' dos lagunas de gran valor ecológico

flamenco laguna la tancada

flamenco laguna la tancada / periodico

Antonio Madridejos

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Sin téndidos eléctricos. Sin una vieja piscifactoría en estado ruinoso. Con aves recién llegadas en busca de nuevos hábitats. Con itinerarios turísticos respetuosos con el medio...

La Tancada y la Alfacada, dos lagunas de gran valor ecológico situadas en la costa sur del delta del Ebro, entre Poblenou y la Isla de Buda, se han sometido en los últimos ocho años a un programa de restauración ambiental que las ha dejado como nuevas, además de haber aumentado en 62 hectáreas su superficie y la de los humedales adyacentes. Los trabajos, concluidos este mes, se han realizado bajo el paraguas de un programa europeo llamado Life DeltaLagoon.

La naturaleza ha demostrado que es agradecida. "A las primeras de cambio, en cuanto una zona mejoraba, enseguida empezaban a llegar aves para ocupar el nuevo territorio", sintetiza Carles Ibáñez, director de DeltaLagoon y coordinador del programa de Ecosistemas Acuáticos de IRTA (Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries). "No solo evitamos que la naturaleza retroceda, sino que creamos nueva naturaleza", añade Ferran Miralles, director general de Políticas Ambientales de la Generalitat (Departament de Territori).

Adiós piscifactoría

A vista de pájaro, y nunca mejor dicho, la actuación más importante en la Tancada ha sido la eliminación definitiva de la piscifactoría que se construyó sobre las viejas salinas de Sant Antoni y que llevaba abandonada desde el año 2003. El proyecto ha transformado la estructura de piscinas en un "sistema de lagunas que se regulan con las mareas". "Aquí teníamos un medio muy alterado", dice Ibáñez.

En este ámbito, propiedad de la Fundación Catalunya-La Pedrera -aquí se ubica su centro de educación ambiental Món Natura-, también se ha trabajado para dar continuidad a los salobrales, manchas de vegetación adaptadas a los ambientes salinos. Se trata de un hábitat muy frecuentado durante todo el año por aves acuáticas como flamencos, gaviotas, charranes, correlimos y garzas. También destaca por la presencia de fartet, un pequeño y amenazado pez endémico de la costa mediterránea.

Liberación de galápagos

En la misma la zona, que ha sido protegida mediante estacas para regular el acceso, se han realizado diversas liberaciones de galápagos europeos para incentivar el regreso de la especie y se han creado espacios aislados para favorecer la nidificación de aves.

Finalmente, se han construido un observatorio ornitológico y un aparcamiento que "espera evitar los problemas que había actualmente cuando la gente se paraba en el arcén a mirar los flamencos", dice el director del programa Life DeltaLagoon. También se ha estrenado un dique y un canal para evitar el paso no autorizado. "Los cambios son evidentes", destaca Miquel Rafa, director de Medio Ambiente de la Fundación Catalunya-La Pedrera. "Esto era casi un basurero. Solo hemos mantenido los tres edificios históricos para las instalaciones de Món Natura".

Una de las actuaciones más recientes, y posiblemente la de mayor calado en toda la zona, ha sido el soterramiento o eliminación de la línea eléctrica que avanzaba paralela a la costa y que, además de afear el paisaje, representaba un peligro particularmente para las rapaces, puesto que solían emplear las torres como reposadero.

"En la Alfacada ha vuelto el régimen natural: se inunda de agua dulce cuando llueve y de agua salada cuando sube el mar"

Miquel Rafa

— Director de Medio Ambiente de la Fundación Catalunya La Pedrera

En cuanto a la laguna de la Alfacada, situada más al norte, se ha recuperado parte del espacio que tuvo antaño y que a lo largo de los siglos XIX y XX se transformó en arrozales. Es decir, se ha ganado terreno hasta alcanzar una superficie de 200 hectáreas.  "En la Alfacada hemos restaurado el régimen natural: se llena de forma natural cuando las lluvias traen agua dulce y se inunda con agua de mar", informa Rafa.

La zona es particularmente importante desde un punto de vista ambiental porque en ella nidifican diversas especies de las familias de las anátidas y las ardeidas, aunque las estrellas son posiblemente el avetoro y el calamón. Las mejoras han sido posibles porque la antigua obra social de CatalunyaCaixa, embrión de la actual Fundación Catalunya La Pedrera, compró sus 176 hectáreas en el año 2004.

Dinamización turística

Los promotores del programa confían en que, además de contribuir a mejorar la biodiversidad del delta del Ebro, las áreas restauradas se conviertan en un elemento de dinamización turística sostenible. "Invertir en naturaleza es un buen negocio para el territorio", dice Miralles. El proyecto tenía un presupuesto de tres millones de euros, de los que un 49% los ha aportado Europa.