TRAMA DELICTIVA

Acuamed se planteó envenenar el Ebro para ahorrar en la limpieza del embalse de Flix

La trama delictiva de la empresa pública barajó arrojar salfumán para beneficiar a FCC a cambio de sobornos

El pantano de Flix, tras el fin de la extracción de lodos, el pasado noviembre.

El pantano de Flix, tras el fin de la extracción de lodos, el pasado noviembre.

EL PERIÓDICO / MADRID

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La trama delictiva de la empresa pública Acuamed se planteó arrojar al Ebro ácido clorhídrico, popularmente salfumán, un producto corrosivo e irritante, para ahorrarse costes en la depuración de las aguas del embalse de Flix, situado en el cauce del río, y así beneficiar a la contratista, la empresa FCC, a cambio de presuntos sobornos. Esto es al menos lo que sostiene el sumario del caso que investiga el juez Eloy Velasco en la Audiencia Nacional.

Haber arrojado ácido clorhídrico, un producto barato, quizá habría reducido con rapidez el pH de las aguas del embalse de Flix, un grave problema derivado del vertido de lodos tóxicos durante décadas por parte de la empresa química Ercros, pero habría tenido un efecto devastador sobre cualquier ser vivo allí presente, además de ser un delito medioambiental.

Como ha avanzado 'El Mundo', Acuamed y FCC "proyectaron la apertura de un nuevo contrato", por valor de 11 millones de euros, para acabar de descontaminar el lugar. De hecho, pese a todos los trabajos de limpieza realizados desde el año 2012, todavía quedan en el embalse 200.000 metros cúbicos de lodos contaminados, un 20% de los que había originariamente, además de mantenerse un pH fuera de control.

LLAMADA TELEFÓNICA

En el sumario, los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la policía encargados de la investigación reproducen el contenido de una llamada telefónica entre dos técnicos sobre los trabajos de depuración.

En la conversación intervenida, Pablo Martín Mira, ingeniero de Acuamed, manifiesta el plan en varias ocasiones: "Nos podríamos plantear echar ácido, echar clorhídrico directamente al embalse". El técnico de FCC David Blanca le responde que esta posibilidad se está estudiando pero que hay que hacerlo "de forma ordenada". "Claro, nosotros somos del hormigón y del hierro", agrega, para añadir: "Nosotros a lo bruto, ¿qué haríamos? (…) Tiramos la cuba de clorhídrico y aquí paz y después gloria".

El objetivo era evitarle gastos a FCC y facilitarle una vía rápida para maximizar su margen en esos 11 millones que estaban acordando, aun a costa de cometer delito medioambiental. Por mucho que el veneno fuera vertido en una parte cerrada a la corriente del Ebro, echar ácido en grandes cantidades en el río podría ser constitutivo de delito contra el medioambiente, como valoró la propia Guardia Civil.

ÓRDENES DE LOS JEFES

El ingeniero Martín Mira, a quien no se le atribuyen incrementos patrimoniales en la investigación, sino el cumplimiento de órdenes de sus jefes, “se hace eco en realidad de la idea de Gabriela Mañueco, presunta número dos de la trama, quien, en una grabación fechada el pasado 27 de octubre, le dice que podrían bajar el pH del agua ‘echándole un poquito de ácido clorhídrico con unos bidones'”.

En la conversación, el ingeniero de FCC también llega a mencionar la posibilidad de que el ácido sea empujado por el viento contra la barrera construida para separar la balsa del cauce, y que la deteriore hasta crear un agujero.