'Vértigo', una de amor necrófilo (que no se pudre)

El 9 de mayo se cumple el 60º aniversario de esta obra capital de Alfred Hitchcock, aupada en el 2012 como la mejor película de todos los tiempos

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Quim Casas

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'Vértigo', conocida también con otro título que le hace idéntica justicia, 'De entre los muertos', compitió en el Festival de Cine de San Sebastián en 1958. Alfred Hitchcock estuvo presente en el certamen –existe una exposición itinerante de fotografías del cineasta en lugares icónicos de la geografía donostiarra– y quien dirigía entonces el festival, Antonio de Zulueta, padre de Iván Zulueta, presentó el maestro del cine de suspense (y muchas cosas más) a su hijo, futuro responsable de un filme que sin duda gustaría a Hitchcock'Arrebato' (1979).

Por alguna razón incomprensible, fruto de las decisiones a veces extrañas de los jurados, la Concha de Oro de aquel año recayó en la producción polaca 'Eva quiere dormir', que pocos hoy recuerdan mientras que de 'Vértigo' se acuerda todo el mundo. Hitchcock logró la Concha de Plata al mejor director, compartida ex aequo con el Mario Monicelli de 'Rufufú'.

Dos meses y medio antes de aquella proyección en San Sebastián, el 22 de julio de 1958, 'Vértigo' había tenido su 'première' el 9 de mayo en San Francisco. No podía ser de otro modo, ya que la ciudad de la Costa Oeste resulta en el filme, con sus puentes, ríos, calles, museos, iglesias y bosques de secuoyas, un personaje tan decisivo como lo son los dos protagonistas.

Scottie Ferguson (James Stewart) es un detective que padece vértigo. Madeleine Elster (Kim Novak) es la mujer amada que se precipitará por el campanario de una iglesia y que reaparecerá, de entre los muertos, en la piel de Judy Barton (la misma Novak), convertida en un amor necrófilo para Scottie, quien intentará recrear en ella a la amante perdida.

Nada del fulgor original del filme se ha perdido con el paso del tiempo. Pocas historias de 'amour fou', enfermizo y destructivo, también onírico y arrebatador, tienen la impronta de esta película que Hitchock llevó a su territorio y que conforma, con 'Encadenados', 'Extraños en un tren', 'La ventana indiscreta', 'Extraños en un tren''La ventana indiscreta''Psicosis' y <strong>'Los pájaros'</strong>, las joyas de la particular corona que es su filmografía.

En la mayoría de países se estrenó como 'Vértigo'. En algunos obtuvo títulos curiosos pero nada desencaminados. En Italia y Portugal fue La mujer que vivió dos veces. En Suecia optaron por 'Estudio en crímenes'. En la antigua Unión Soviética y Japón prefirieron llamarla 'Mareos''Sudores fríos' se tituló en Francia. En Brasil fueron muy prácticos: 'Un cuerpo que cae'. En España se decantaron por el más inquietante de todos, 'De entre los muertos', como en Alemania, aunque con matiz distinto ('Del reino de los muertos').

De entre los muertos

Todos valen. El personaje de Kim Novak vive dos veces y es un cuerpo que cae al abismo, mientras que el de Stewart padece vértigo desde la primera escena del filme, cuando queda colgado del canalón de un edificio durante una persecución de un delincuente, así que lo de 'Mareos' también serviría. Pero De entre los muertos es el mejor de todos, ya que explica muy bien de dónde parece proceder el personaje de Judy, o la versión morena de Madeleine, ante los ojos enfermos y obsesionados de Scottie, que empieza a modelar en ella la imagen al amor que perdió sin saber que se trata exactamente de la misma mujer.

Este fue el título escogido para la distribución española, aunque hoy se conoce indistintamente como 'De entre los muertos' y 'Vértigo'. Hace honor además a la novela en la que se basó Hitchcock, 'D’entre les morts', escrita por Boileau-Narcejac en 1954. Una obra anterior del tándem había interesado especialmente a Hitchcock, pero fue Henri-Georges Clouzot quien la llevó al cine en 'Las diabólicas' (1955). Cuando Boileau-Narcejac supieron de este interés, escribieron 'De entre los muertos' pensando en que fuera adaptada por Hitchcock. Su deseo se cumplió.

Al cineasta le interesaba sobre todo el acto obsesivo del protagonista masculino, su recreación de la amada muerta. Por ello 'Vértigo' es una película bella pero sombría. Su tema es ideal para un director que trasladó a la pantalla inseguridades, perversiones y patologías enmascaradas en películas de suspense técnicamente majestuosas. Nadie mejor que Hitchcock podía describirla: para él era la historia de un individuo que "quiere acostarse con una muerta, y esto es necrofilia. Todos los esfuerzos de Stewart para recrear a la mujer son presentados cinematográficamente como si intentara desnudarla en lugar de vestirla", según le explicó a <strong>François Truffaut</strong> en el libro de entrevistas 'El cine según Hitchcock'.

El director de Psicosis todavía iría más lejos al recordar que cuando Judy vuelve teñida de rubio, Scottie no está satisfecho del todo porque no se ha peinado el pelo con moño como hacia Madeleine: "¿Qué quiere decir esto?", le decía Hitchcock a Truffaut. "Quiere decir que está casi desnuda ante él, pero todavía se niega a quitarse la braguita", se contestaba a sí mismo.

Copias con otro final

La película estuvo fuera de circulación durante varios años. Cuando fue reestrenada en 1984 en todo el mundo, en la copia para el mercado español se coló una escena al final, después de la caída de Judy desde el mismo campanario en el que supuestamente había perecido Madeleine, en la que Scottie vuelve apesadumbrado al apartamento de su mejor amiga, una cola innecesaria que impusieron los productores para que el final no fuera tan devastador. Hitchcock logró impedir que se utilizará, pero apareció por sorpresa en las copias españolas.

La influencia de 'Vértigo', de su trazo dramático, el empleo de los colores rojo y verde, el sentido de sus títulos de crédito diseñados por Saul Bass como una cinta de Moebius y la música envolvente de Bernard Herrmann, es absoluta, y no solo en el cine, donde películas como 'Fascinación' (1976), de Brian De Palma, y 'Mulholland Drive' (2001), de David Lynch, le rinden tributo directa o indirectamente (ver más abajo).

El filósofo Eugenio Trías escribió un revelador ensayo sobre la película, El abismo que sube y se desborda –en alusión al efecto óptico de la escena inicial, cuando Scottie, colgado del canalón, mira hacia abajo y parece que sea el suelo el que sube hacia él–, incluido en su libro 'Lo bello y lo siniestro' (1982).

'Vértigo' ha cambiado por completo la tendencia en las listas cinematográficas. Durante cinco décadas, las votaciones de críticos de todo el mundo recogidas por la revista británica 'Sight & Sound' habían dado como mejor filme de la historia a 'Ciudadano Kane'. En el 2012, la película de Orson Welles terminó en segundo lugar, por detrás de 'Vértigo', que en las votaciones de 1992 ocupó la cuarta plaza, en las del 2002 prosperó hasta la segunda y en el 2012 se aupó hasta una primera posición de la que, probablemente, va a ser difícil desbancarla.

LA SOMBRA DE 'VÉRTIGO' ES ALARGADA

Aquí van seis películas deudoras del estilo Hitchcock.

LA JETÉE' (Chris Marker, 1962)

Aunque Chris Marker y Hitchcock poco tienen que ver entre sí, ‘La jetée’, obra maestra del primero, una foto-novela convertida en hipnótica fantasía cinematográfica, está cosida a ‘Vértigo’ por su historia obsesiva de amor a través del tiempo.

‘LA SIRENA DEL MISSISSIPPI' (François Truffaut, 1969)

Gran admirador de HitchcockTruffaut llevó al cine una novela negra de William Irish haciendo que el protagonista masculino, Jean-Paul Belmondo, sintiera por su esposa de compromiso, Catherine Deneuve, la misma fascinación de Stewart por Novak.

‘FASCINACIÓN’ (Brian de Palma, 1976)

De Palma ha realizado varias películas como homenajes-pastiche al director de ‘Vértigo’. ‘Fascinación’ es una relectura aún más perversa de este filme: un hombre revive a la amada muerta en otra mujer sin saber que esta es su hija desaparecida.

‘EL ESLABÓN DEL NIÁGARA (Jonathan Demme, 1979)

El fantasma de la obra maestra hitchcockiana flota sobre este otro filme de suspense de los años 70. Demme rinde tributo a la secuencia del campanario, aunque también homenajea los planos en la ducha de ‘Psicosis’, un Hitchcock igual de influyente.

‘INSTINTO BÁSICO’ (Paul Verhoeven, 1992)

El modelo de mujeres rubias, bellas y glaciales de Hitchcock se reproduce, aunque en clave amenazante, en la Sharon Stone de esta calculada bomba de relojería entre suspense y sexo. Verhoeven filma San Francisco como fue filmada en ‘Vértigo’.

‘MULLHOLLAND DRIVE’ (David Lynch, 2001)

La transformación física del personaje de Laura Elena Harring, de morena a rubia, disipa cualquier duda sobre el referente, pero Lynch trabaja igualmente el tema de las fantasías imposibles de alguien enamorado obsesivamente de otra persona.

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