Puta y feminista

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LUCÍA ETXEBARRIA

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Se llaman Natalia Ferrari María Riot. Se autodenominan «putas feministas». Acabo de ver sus fotos ilustrando un artículo que reclama la «despenalización de la prostitución».

Creo que es de cajón que si la prostitución estuviera penalizada estas chicas no podrían dar la cara y Natalia no podría tener una web en la que especifica claramente sus tarifas (400€ dos horas, 1200€ la noche entera).

El ejercicio de la prostitución en España es libre, no está penado. Sí está sancionado su consumo cuando se solicite y disfrute «en zonas de tránsito público, cerca de lugares destinados a su uso por menores (colegios, parques...) o en zonas que pueda generar un riesgo para la seguridad vial». También se sanciona, por cierto, hacer botellón o fumar en espacios públicos como cines, colegios, teatros y restaurantes, por razones similares.

El Código Penal sí que establece con claridad los delitos de prostitución de menores, la prostitución forzada o coaccionada en mayores de edad y el proxenetismo. Esto es: el hecho de lucrarse de que otra persona ejerza la prostitución, aunque lo haga voluntariamente.

Yo vivo encima de una conocida 'sex shop' de cuatro pisos en la que algunas mujeres, cuando quieren, se prostituyen. Me he tomado copas con ellas, algunas han subido a mi casa. Muchas me enviaron mensajes muy cariñosos para felicitarme por mi pasado cumpleaños.

Todas ellas están contratadas como bailarinas, reciben un sueldo base y cotizan a la seguridad social. Ellas bailan en un escenario. Hacen 'striptease' y, la que sabe, 'pole dance' (tarea complicada que requiere mucho entrenamiento). Luego bajan y charlan con los clientes del bar. Si alguno quiere un baile privado, puede pasar a un reservado y paga por el baile, y también por lo que beba (a un precio escandalosamente caro). Si una chica decide, además, tener sexo a cambio de dinero, el acuerdo se negocia en privado, y el dueño del bar no se lleva un céntimo.

Trabajan en el club porque muchas no disponen de casa donde recibir. Están casadas. Y poquísimas se atreven a recibir solas en casa, sin protección. En el club, te sabes protegida frente a un cliente que se ponga violento.

Si trabajaran en casa, ¿podrían cotizar a la seguridad social, sindicarse? Sí. Para cotizar basta con darse de alta como masajista. El Estado no se mete en averiguar el tipo de masaje que se ofrece. No cotizarían como «prostituta». Tampoco yo cotizo como «escritora». Entro en el régimen general de artistas. No hay un sindicato de prostitutas como no lo hay de escritores. Pero sí existen asociaciones diversas de ambos colectivos.

Ninguna de ellas querría que se regulara la prostitución o que el dueño del local la contratara como prostituta. Por muchas razones. Una: porque ellas eligen si quieren tener sexo o no, y con quién. Si estuvieran contratadas, no elegirían; estarían obligadas a hacerlo. Dos: en todos los casos, están en el armario. Su marido no lo sabe, o sus hijos, o sus familiares. Tres: no quieren ser bailarinas eróticas toda la vida, se trata de una solución temporal (varias de ellas estudian una carrera), en un futuro se plantean hacer otra cosa y saben que si en su vida laboral figurara la palabra «prostituta» se les cerrarían muchas puertas. O muchas posibles historias de amor. Muchas, para colmo, no se consideran prostitutas. A veces aceptan favores, eso es todo.

¿Por qué el periodista y el medio que publica la historia no deja las cosas claras?

Favorecen el malentendido porque muchos empresarios exigen que «se legalice la prostitución», pero quieren en realidad LEGALIZAR EL PROXENETISMO. Que no es legal porque está vinculado con la trata, el tráfico de personas, la explotación y el abuso.

Natalia Ferrari, María Riot, si os decís feministas, os invito a que reflexionéis.

Vosotras ejercéis vuestro trabajo y lo anunciáis sin problemas. Podríais cotizar a la Seguridad Social si quisierais. Ganáis dinero. Nadie os fuerza. Pero en España muchas mujeres tienen sexo forzadas, en contra de su voluntad. Y posiciones a favor del proxenetismo implican que muchas más lo hicieran en el futuro.

No dejéis que se os use para promocionar discursos ambiguos, para reclamar que se legalice lo que ya es legal, buscando legalizar lo que no puede serlo.

Porque yo creo que el feminismo debe ser sororidad. Igualdad entre sexos, hermandad entre mujeres. Nunca hipocresía.