UN CRIADOR DE OVEJAS, FENÓMENO LITERARIO EN REINO UNIDO

El superheroe del rebaño

Un pastor inglés logra atraer la atención hacia un oficio en vías de extinción gracias a un libro donde cuenta su día a día y el de sus vecinos y antepasados.

Arriba, James Rebanks, durante la entrevista. Abajo, junto a sus ovejas.

Arriba, James Rebanks, durante la entrevista. Abajo, junto a sus ovejas.

JUAN FERNÁNDEZ

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James Rebanks, de 42 años, transmite en persona la humildad recia y austera de los hombres de campo que no se adjudican más méritos que luchar cada mañana con las dificultades del día a día y carecen de cualquier aspiración a destacar sobre el paisaje. Sobriedad de pueblo, nobleza antigua, mirada franca, que nadie espere de él concesiones a la emotividad. Sin embargo, este criador de ovejas del norte de Inglaterra es incapaz de disimular una sonrisilla de orgullo cuando habla de la admiración que le profesan sus vecinos del distrito de los Lagos, donde vive en una granja junto a su mujer, sus tres hijos y sus 800 ovejas. «Cuidado: me respetan porque saben que soy un buen pastor y porque el año pasado un carnero de mi rebaño ganó el premio al mejor ovino del condado. Pero no me admiran por lo otro», advierte.

Lo otro, que sería motivo para que sus paisanos lo pasearan en andas, es el libro que ha publicado sobre la vida de los pastores de su zona, en cuyas páginas compone un sentido canto de amor a un oficio en vías de extinción a través del relato de su día a día y de emocionantes evocaciones a las figuras de su padre y su abuelo, miembros todos de una estirpe de ganaderos que lleva 600 años asentada en el lugar.

Si poco importan en la vida urbana los gozos y lamentos del lejano mundo rural, poco debía interesar lo que un criador de ovejas pudiera contar en un libro acerca de sus afanes cotidianos, cabría pensar de forma intuitiva. Y errónea: contra todo pronóstico, 'La vida del pastor' (Debate) se ha convertido en un bombazo literario en Reino Unido, donde lleva vendidos 200.000 ejemplares, y ya ha sido traducido a diez idiomas. Su autor tiene argumentos de raíz antropológica para explicar esta a priori inexplicable expectación. «Refleja la necesidad que tiene el ser humano de volver a conectarse con la tierra de la que venimos», razona.

OFICIOS RURALES

Todo comenzó con una cuenta de Twitter. O mejor dicho: comenzó mucho antes. «Empezó el día que dejé el instituto a los 15 años. La profesora hablaba con desprecio de los oficios rurales, pero yo tenía claro que quería ser pastor como mi padre y mi abuelo», recuerda. Las noches de invierno son muy largas en la campiña británica y a él le dio por matarlas leyendo la biblioteca que su madre había heredado de su abuelo. «Neruda, Orwell, Camús, Hemingway… Lo mejor de la literatura universal. Cuando leí 'El viejo y el mar', me dije: algún día escribiré algo parecido sobre mi relación con mi padre y mi abuelo», relata.

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Pero no fue prosa lo primero que salió de su lápiz, sino poesía. Durante casi 20 años, en el más absoluto de los secretos, Rebanks se dedicó a componer poemas en los que describía su vida cotidiana. La zona donde reside, una de las más bellas de Inglaterra, y de las más visitadas por el turismo local, ha inspirado a no pocos poetas, pero él nunca se sintió identificado con el bucolismo de esos versos. «Se nota que sus autores no son de aquí, porque no hablan de los asuntos que aquí interesan. No hay sangre, no hay sudor, no hay gente», apunta el pastor, metido a improvisado crítico literario.

Sus letras, en cambio, olían a heno y estiércol y sus descripciones estaban tan manchadas de barro como sus botas camperas. Por pudor, esos versos permanecían ocultos en su cajón, y allí podrían seguir a estas horas si hace cuatro años el progreso no hubiera llamado a su puerta. «Un día me hablaron de Twitter. Al principio me pareció una bobada que solo servía para que la Kardashian mostrara su culo, pero más tarde se me ocurrió la idea de fotografiar lo que hacía a diario y subirlo a la red», rememora Rebanks.

OVEJAS EN TWITTER

Inopinadamente, aquellas estampas de ovejas en trance de ser esquiladas y rebaños pastando en verdes colinas empezaron a acumular seguidores que, para mayor sorpresa, le bombardeaban a preguntas curiosas sobre sus quehaceres. A la vista del éxito de su cuenta -@herdyshepherd1, hoy con 84.000 'followers'-, una revista norteamericana le invitó a escribir un artículo sobre su trabajo, que también se propagó por las redes, y poco después volvió a sonar su teléfono: ahora era una editorial la que quería convertir su historia en un libro.

En La vida del pastor, Rebanks no solo cuenta cómo es la vida de un pequeño ganadero en la Inglaterra del siglo XXI.También desliza reflexiones de orden filosófico acerca de la condición humana, algunas de una profundidad solo al alcance de quien a fuerza de vivir rodeado de animales y prados ha aprendido a entender a las personas mejor que los habitantes de las ciudades, y alza la voz con ira contra el fatal destino que le espera a los que, como él, viven de un oficio milenario que hoy languidece bajo el peso de las leyes del mercado.

«¿Cómo competir con los norteamericanos, con rebaños de miles de cabezas, o los neozelandeses, que tienen barcos cargados de borregos congelados en alta mar esperando para reventar los precios? Por favor, consuman productos locales, aunque cuesten un poco más», reclama. Su ruego, advierte, no es solo un grito por la supervivencia de un oficio. «Piensen que si nosotros morimos, morirá el paisaje tal y como lo hemos conocido durante siglos», señala. No hay pesadumbre en su mirada, sino más bien esperanza. «Que mi historia haya despertado interés más allá del valle donde está mi granja significa que, a lo mejor, no todo está perdido», suspira. 

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