Miriam Saavedra viraliza el 'baile del gusano'

En Tele 5 consideran VIP (Very Important Person) a cualquiera, como se puede comprobar en la última edición de 'Gran Hermano' para supuestas 'celebrities'. Dejando aparte a El Koala, que es un artista –incomprendido, pero artista– y a la expulsada Aramís Fuster, esa bruja a medio camino entre Dolly Parton y Divine que da bastante miedo, el resto de los cautivos en la casa de Guadalix tienen menos sustancia que un sopicaldo de posguerra.

Menos mal que contamos con la extraña relación entre las dos 'ex' de Carlos Lozano, Mónica Hoyos y Miriam Saavedra, peruanas ambas, aunque sin acento alguno la primera. Empezaron claramente a la greña, pero la última vez que chequeé el asunto, parecía estar surgiendo entre ellas una curiosa amistad. Puede que, cuando se publique este texto, vuelvan a estar enfrentadas o se hayan acostado juntas: yo no pondría la mano en el fuego por una u otra posibilidad. Teniendo en cuenta que ninguna de las dos es un ejemplo de equilibrio mental y emocional, puede pasar cualquier cosa.

No estoy seguro de que gane el concurso, pero hay que reconocer que se lo está currando

Miriam Isabel Saavedra (Michi para los amigos) tiene 24 años y ha participado en dos películas de las que nadie ha oído hablar: 'Al filo de la ley' y 'Aventura sangrienta', títulos de 'thriller' de videoclub de esos que alquilaba la gente cuando no quedaba ninguno de Jean-Claude Van Damme. Su ex, Carlos Lozano, le lleva 30 años, pero, según ha reconocido la interfecta, fue el hombre que le hizo descubrir su condición multiorgásmica. Su manera de agradecérselo es, cuanto menos, peculiar, pues consiste en ponerle de vuelta y media a todas horas. No sé qué tal sería como actriz, pero como personaje de la telebasura es francamente notable: esos aires de 'drama queen', esa manera de gritar, esa habilidad para provocarse el llanto, esa voz como de ratoncito de los dibujos animados…

Destroza hogares

En Guadalix la recibieron muy mal, tomando todos partido por Mónica Hoyos –que de gritar e insultar también sabe un rato–, colgándole a Miriam el sambenito de intrusa destroza hogares. Es curioso cómo, en este tipo de 'reality shows', les entra de repente un pronto moralista, lejanamente emparentado con la ética y la decencia humanas –dos cualidades que impiden la entrada en el programa de turno a quien las posea– a la mayoría de sus participantes (el Koala, hombre sabio de origen rural, se mantuvo prudentemente neutral). Pero a Miriam, como si se operan: ella ha venido a España a ganarse el pan como sea; si la llama Almodóvar, estupendo; si la encierran en una casa con un montón de gañanes, pues qué se le va a hacer, ¡más cornadas da el hambre!

Las dos grandes contribuciones de Miriam a 'Gran Hermano VIP' han sido, hasta el momento, su 'Baile del Gusano', que yo interpreté como la versión danzarina de la canción 'Rata de dos patas', de la inolvidable Paquita la del Barrio, y la cogorza que se pilló hace unos días y que tanto ha dado que hablar. Sobre todo por la señorial injerencia de un tal Omar: un tipo con cara de garrulo y una gorra que no se quita ni para cagar, con perdón, que dice que es cantante y que salía –¿y quién no, chavalote?– con Isa Pantoja, ya trasladada, como Aramís, de la casa al plató.

Un concursante bondadoso intentó meter en la cama a la pobre Miriam para que durmiera la mona, pero Omar tuvo una idea mejor: cepillársela aprovechando que no sabía ni cómo se llamaba. La cosa, afortunadamente, no pasó a mayores, aunque una violación en directo habría subido el 'share' de manera espectacular. Hay quien dice que Miriam ya ha ganado el concurso. Yo no estoy tan seguro, pero hay que reconocer que se lo está currando.