La 'madre' de un mito

Mary Shelley: la mujer detrás del monstruo

Un 'biopic' rescata la figura de la autora de 'Frankenstein' en el 200º aniversario de la obra

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Nando Salvà

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Es lógico que Mary Shelley haya sido, y permanezca, eclipsada por su legado. Su libro más celebrado, 'Frankenstein', después de todo, es el texto fundacional de la ciencia ficción moderna y la metáfora perfecta sobre el peligro del avance científico descontrolado y, desde su publicación original en 1818, no ha dejado de vender ejemplares ni de ser analizado por académicos, alumnos de instituto y fanáticos de las historias de terror. Por eso, decimos, sabemos mucho más del moderno Prometeo que de su creadora, una mujer cuya vida estuvo marcada por la tragedia; que nunca conoció a su madre, que vio morir a tres de sus hijos y enviudó a los 24 años, y que vivió entre estrecheces mientras otros sacaban provecho de su propiedad intelectual.

Como su título deja claro, arrojar luz sobre su figura es el objetivo del 'biopic' 'Mary Shelley', que el próximo viernes llega a los cines y que acompaña a la escritora desde sus años de juventud, a través de su tumultuosa relación con el poeta Percy Shelley y hasta la publicación de su obra maestra. En el proceso, la película se esfuerza por establecer paralelismos entre su peripecia personal y los hechos relatados en una novela llena de ansiedades sobre los peligros de la paternidad y el afán por crear al ser humano perfecto, sobre el miedo a la fealdad, la soledad y el rechazo, y sobre una criatura que destruye a su progenitor. 

Encarnada por la actriz Elle Fanning (foto en cabeza), Mary es una muchacha ingenua que ronda con el ceño fruncido la enorme tumba donde descansa su madre, la pionera feminista Mary Wollstonecraft; la misma tumba sobre la que, cuenta la leyenda, la joven consumó su relación con Shelley antes de huir con él de Londres y del escándalo –el poeta estaba casado con una mujer que acabó suicidándose en 1816, y de la que había tenido un hijo–, y de comprender tiempo después que la vida junto a su amado no era tan idílica como ella tal vez la había soñado. Desde el principio, al fin y al cabo, la pareja estuvo lastrada por los problemas económicos, el adulterio, la manipulación emocional y la depresión. 

El origen del personaje

La ya célebre historia de cómo la escritora dio a luz a su monstruo forma parte de la peripecia narrativa de 'Mary Shelley'. Ella misma la contó en la introducción de la edición de 'Frankenstein' de 1831. Sucedió en 1816, en la mansión de Lord Byron en el Lago Lemán, después de que el autor de 'El corsario' retara a sus invitados a competir por quién de ellos era capaz de escribir el mejor relato de fantasmas. Azotada por el insomnio y la ansiedad, la joven de 19 años concibió la historia de un científico que recurre a la electricidad para reanimar a un monstruo de dos metros y medio fabricado con los miembros de cadáveres robados, y con ello desata el caos.

Hay quienes sostienen que para ello se basó en un viaje a Alemania en el que se cree que había aprendido la leyenda del castillo de Frankenstein y de uno de sus habitantes del siglo XVII, un alquimista de quien se rumoreaba que había exhumado cuerpos para experimentar con ellos; parece, en todo caso, que sus verdaderas fuentes de inspiración eran considerablemente más cercanas. Por un lado, la fascinación de quien ya era su marido por el galvanismo (la capacidad de la electricidad para provocar estímulos nerviosos en organismo muertos); por otro, sobre todo, una serie de tragedias personales de las que aprendió que el nacimiento y la muerte existen en tándem: la muerte de su propia madre justo después de que ella naciera, y la de su primera hija, Clara, en los días posteriores al parto –posteriormente perdería dos de los otros tres hijos a los que dio a luz–. No sorprende, pues, que aquel relato pionero estuviera tan impregnado de violencia, dolor, remordimiento y culpa.

Rechazo público

En las décadas posteriores a la publicación de 'Frankenstein', Shelley vio cómo su género y su reputación le impedían alcanzar el éxito artístico. Fue rechazada por la sociedad y por un padre supuestamente progresista –William Godwin, conocido como creador del anarquismo filosófico– por haberse quedado embarazada de un hombre casado con otra mujer. En parte por ese motivo, jamás llegó a ser capaz de vivir de la literatura, y, tras la muerte de su marido –también trágica: murió ahogado en 1822–, pasó muchos años recibiendo ayuda económica de sus adinerados suegros. Pero nunca dejó de escribir –numerosos ensayos y relatos, y cuatro novelas más–, ni dejó nunca de pelear por lograr que Percy Shelley ocupara un lugar de privilegio en el canon de la literatura inglesa.

Puesto que en su versión original 'Frankenstein' había sido publicada anónimamente pero incluyendo un prólogo firmado por Percy, desde el principio mucha gente sospechó que era él su verdadero autor, y no Mary. Inevitablemente, el bulo nunca llegó a disiparse del todo: que una de las obras más importantes de la literatura universal hubiera sido escrita por una mujer adolescente era algo que durante dos siglos muchos se negaron a admitir –y que aún hoy algunos ponen en duda–. Y, por eso, incluso tiempo después de que muriera a los 53 años a causa de un tumor cerebral, el mundo de la literatura seguía refiriéndose a Mary Shelley como la esposa de Percy Shelley. 

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