Marc Fleurbaey: "La democracia debe empezar en la empresa"

zentauroepp45220413 barcelona 27 09 18 el economista y profesor de princeton exp181003141319

zentauroepp45220413 barcelona 27 09 18 el economista y profesor de princeton exp181003141319 / Adriana Domínguez

Núria Navarro

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Durante cuatro años 260 expertos de todo el mundo –el economista Marc Fleurbaey incluido– han construido juntos el retrato de la desigualdad y –ahí va lo interesante– plantean soluciones para que el futuro no sea definitivamente un apocalipsis zombie. El Panel Internacional del Progreso Social –que así se ha bautizado el batallón de sabios– lo acaba de publicar en tres volúmenes titulados 'Repensando la sociedad para el siglo XXI'. Las medidas a tomar, coinciden, son técnicamente fáciles. Lo difícil de narices es que los privilegiados se bajen de sus privilegios.

¿Vamos directo a las soluciones de la desigualdad?

Hay dos, que pueden ser complementarias y adaptarse a países con tradiciones diferentes.

Adelante.

La primera es el modelo escandinavo. La socialdemocracia es un sistema coherente que utiliza la disciplina de mercado, pero se completa con la redistribución, a través de una gran inversión en el capital humano y la negociación colectiva de los salarios, que conduce a la compresión del abanico salarial en la empresa.

Disculpe, pero esta solución no es nueva...

... y se suele decir que está concebida para países del norte, con una población pequeña, homogénea y dispuesta a hacer concesiones.

Tal cual. Por no señalar que en Suecia sube la ultraderecha.

A los políticos deshonestos les resulta muy cómodo explotar la angustia de una comunidad sobre la identidad. Incluso en la sociedad más justa. Pero eso no invalida el modelo.

"Contra la desigualdad, el modelo de futuro es el escandinavo, donde la negociación se complementa con la redistribución"

Prosiga pues.

Lo que no se ha comprendido es que el escandinavo es un modelo de futuro –insisto, por la complementariedad entre el sistema de negociación y de redistribución– y que se puede generalizar. Es posible adaptarlo a Latinoamérica, pero combina mal con países que tienen una tradición centralizada, con poco hábito de negociación entre los interlocutores sociales. Como Francia, mi país de origen, que tiene una patronal que trata de conservar el poder y unos sindicatos débiles.

Esa es la tónica general, ¿no?

Lo realmente nuevo es que la fórmula se apoya en la descentralización, y apunta a democratizar los procesos de decisión política y económica.

Explíquese.

En esta crisis la gente tiene la impresión de haber perdido el control sobre sus vidas, de que las decisiones políticas y económicas que le afectan se toman muy lejos. Esa angustia de ver que no hay manera de reaccionar es la que ha aprovechado la ultraderecha. El eslogan del populismo es "devolver el poder al pueblo", solo que en su lenguaje significa repartirlo entre unos pocos. ¡Urge democratizar la economía!

'Democratizar la economía' suena a hacer bailar a un elefante el 'Cascanueces'.

Aún hay demasiadas empresas que detentan el poder de manera no democrática, y es más difícil ceder los privilegios que la riqueza. Pero ya existen hombres de negocios que empujan hacia la liberación de las empresas.

¿Qué es eso?

Un ejemplo es Corporate Rebels, una compañía interesada en que la estructura de decisión sea horizontal. Un fundador y pocos cargos intermedios dispuestos a ser votados cada dos años y la construcción del modelo de organización con los empleados. ¿Eso perjudica la eficacia de la empresa? Si se hace bien, aumenta la motivación del personal y facilita la adaptación de la compañía cuando el mercado es menos favorable. Este aspecto está relacionado con el modelo escandinavo, la negociación, pero en vez de ser a un nivel nacional, se aplica en cada empresa.

"Hace falta gente que empuje desde abajo y un buen número de iluminados de la élite que crean en la solución"

¿Y esto se puede generalizar?

La democratización de la economía y la política no es fácil. La única solución es tener una combinación de gente de abajo que empuje y de un buen número de iluminados de la elite que vea que es la vía a seguir. El defecto posible es que aumenten las desigualdades entre las empresas. Porque, a diferencia del sistema centralizado, donde la compresión de los salarios se hace a escala nacional, aquí la discusión salarial se hace en el interior de cada empresa, y habrá que sean muy exitosas y otras que no lo sean tanto. La política, entonces, debe fomentar un salario mínimo entre las que tengan problemas para adaptarse.

¿Qué pasa con toda la gente que está fuera del mercado laboral?

Hay que mirar otra vez al modelo escandinavo y copiar su fuerte inversión en sanidad y educación (la formación contribuye a evitar excluidos estructurales). Otra medida es la renta universal, que se concede automáticamente, no estigmatiza y da fuerzas para intentar reinsertarte.

Hace unos años sonaba usted más utópico. ¿Qué le ha pasado?

Lo explicaré con un símil. Un soviético que emigró a EEUU dijo: "En la URSS la democracia está en la empresa y la dictadura, en el sistema político, mientras que en EEUU tienen democracia en el sistema político y dictadura en el trabajo". El panel propone democracia en ambos lados. Seguir siendo capitalista, pero con acuerdo entre los interlocutores sociales. Pero se aplica de manera descentralizada: el empresario es responsable delante del conjunto de las partes, lo que elimina una de las fallas del capitalismo, la dictadura del trabajo. ¡Ese es un auténtico cambio!

Una propuesta que pasa por la voluntad...

Técnicamente es fácil, pero soy pesimista en su realización. Mientras predomine el sistema autoritario –las empresas capitalistas tradicionales– será muy difícil cambiar el sistema. Para que la democracia sea estable es necesario que el medio político dé garantías contitucionales de que el medio económico sea democrático. Un ejemplo, en el sistema político está prohibido vender el derecho a voto.

"La política debe dar garantías constitucionales de que las empresas funcionen de manera no autoritaria"

Así es.

Pero en el sistema económico puedes aceptar convertirte en un subordinado mal pagado y silenciado. Para que eso no ocurra, son necesarias garantías constitucionales, la política debe imponer que las empresas funcionen de manera democrática. Entre otras cosas, las empresas más democráticas son más responsables con el medio ambiente, que es otro bien común.

Total, más capitalismo.

Las empresas transnacionales tienen poder sobre las decisiones políticas, sociales y medioambientales. El debate clásico entre derecha e izquierda sobre si más mercado o más Estado se olvida de lo esencial: la empresa. Hay que transformar el modo de decisión en la empresa, que no es ni mercado ni Estado. 

"En los parlamentos debe haber representantes de la generación futura que contolen nuestras decisiones»

¿Y esto acabará con la desigualdad?

No solo de recursos, sino de poder y de dignidad. Lo que no garantiza es el respeto a la naturaleza ni la elevación moral. Pero, en mi opinión, una parte del problema sobre la acumulación para uno mismo viene del olvido de la suerte de las generaciones futuras. Tiene que haber representantes de la generación futura en parlamentos y gobiernos para velar por las consecuencias de la actual toma de decisiones.

Ellos heredarán el páramo.

Sí. El cambio climático va a ralentizar la reducción de la pobreza y provocar efectos en la política. La elección de Donald Trump en EEUU, por ejemplo, fue influida por la psicosis de los movimientos migratorios que se producían en Europa y que venían del conflicto de Siria, en parte causados por el cambio climático (la sequía desestabilizó la economía agrícola y condujo a problemas sociales, el semillero perfecto para el terrorismo).

Oiga, ¿tiene explicación para lo que ocurre en Catalunya?

No. Creo que debe existir tanta autonomía como sea posible, porque mejora el control. Pero la independencia es otra cosa. Si reposa en cuestiones de identidad resulta inquietante. ¿Quién está concernido? Si es una decisión tomada por el 47% es un asunto delicado. Aquello de "una persona, un voto" no es del todo verdad, porque puede acabar en la dictadura de la mayoría. La verdadera democracia es la que reconoce que las personas no están afectadas de la misma forma por la decisión. Hay que dar más control a los que están más tocados por las consecuencias de la decisión.