ENTREVISTA

Jesús Villegas: «La justicia en España está infiltrada por la política»

Se dedican a proteger la democracia, pero a estas alturas los jueces continúan sin tener un régimen interno verdaderamente democrático. Según este magistrado, esa carencia y la tentación de los políticos por controlar a los togados amenazan la justicia .

El juez Jesús Villegas, durante la entrevista celebrada días atrás en Madrid.

El juez Jesús Villegas, durante la entrevista celebrada días atrás en Madrid.

JUAN FERNÁNDEZ

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En medio del derrumbe económico y moral provocado por la crisis, los jueces constituyen uno de los pocos pilares que han permanecido en pie. El cotidiano desfile de cargos públicos corruptos por los tribunales lanza el mensaje de que no todo está perdido y que hacer justicia es posible. ¿Pero es sólida esa esperanza? Desde el corazón de la judicatura, el juez Jesús Villegas alerta de un peligro invisible inoculado en la estructura del sistema judicial: si sus órganos los deciden los políticos, la historia corre el riesgo de acabar como el cuento de las gallinas que eran vigiladas por una manada de zorros. En el libro 'El poder amordazado' (Península), este responsable de impartir justicia hace advertencias severas.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"El perfil","text":null}}¿Si es tan grave lo que denuncia, por qué no se habla más de este asunto? Estamos tan ocupados en dar cuenta de los casos de corrupción que llegan a los juzgados que nadie se detiene a mirar el fallo estructural que tiene la carrera judicial de este país. Lo sabemos los jueces, que lo vivimos a diario, pero solo lo comentamos en nuestras reuniones de café. Ahí sí que se oyen quejas y se expresan temores, se lo puedo asegurar. Mi libro es un grito de auxilio para que este asunto pase del café a la opinión pública.

¿Cuál es ese fallo estructural del que habla? La justicia en España está trucada. Parece independiente, pero en realidad es un monstruo deforme que lleva alojado en su interior a un enano que mueve los hilos. Ese enano es un político que quiere controlar a los jueces. La raíz del problema está en el gobierno del poder judicial, que depende por entero de los partidos. Mientras esta situación siga así, estamos en peligro. En este país, la justicia está infiltrada por la política.

Pero esto no es de hoy. No. Hasta 1985, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se elegía a medias entre los grupos políticos y los jueces, pero la 'enmienda Bandrés' modificó aquel sistema y pasó a depender por entero de los partidos. El PP, por entonces Alianza Popular, dijo que lo cambiaría cuando gobernara, pero luego no lo hizo. A los políticos les gusta controlar a la Justicia. No se dan cuenta de que tiran piedras sobre su tejado, porque cuando están en la oposición pierden capacidad de influencia.

¿Qué sistema propone? No hay una fórmula perfecta, pero un modelo como el anterior, en el que políticos y jueces elegíamos a medias a los miembros del CGPJ, ofrece, en mi opinión, más garantías de independencia que el actual. ¿Con qué tranquilidad pueden los jueces juzgar a los políticos de los que dependen?

¿Echa en falta esa tranquilidad? En su libro habla de miedo en la judicatura. ¿Existe esa sensación? Mis compañeros han demostrado la valentía que atesoran, y somos muchos los que hemos tenido que vivir con escoltas, pero este miedo es más sutil. Si a mí me suspenden de empleo y sueldo, me quedo en la indigencia. Mi pan depende de unos órganos que responden ante una serie de grupos políticos. Es un sistema perverso e intimidatorio que nos lleva a trabajar con la sensación de tener una cuchilla sobre nuestras cabezas.

Hay quien piensa que un CGPJ elegido por jueces no solucionaría ese problema, porque las asociaciones de magistrados también están politizadas. Sin duda. Por eso, yo no reclamo únicamente la despolitización de la judicatura. También propongo una democratización de la carrera judicial siguiendo el principio de: un juez, un voto. Necesitamos una asamblea nacional de jueces que verdaderamente nos represente. Las asociaciones hablan por boca de su afiliados, ¿pero y el resto? Fíjese qué paradoja: los jueces debemos proteger la Constitución y la democracia pero como colectivo carecemos de democracia interna.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"El caso de la infanta","text":"\"El caso de la infanta Cristina\u00a0evidencia que la investigaci\u00f3n no puede dejarse en manos \u00fanicamente de la fiscal\u00eda\u201d"}}También es muy crítico con la propuesta del Gobierno del PP de dejar la investigación de los casos únicamente en manos de los fiscales. Es gravísimo, porque aumentaría la contaminación de la política en la justicia, ya que los fiscales, directa o indirectamente, dependen del Gobierno. Quien investiga no puede ser quien acuse, porque los sesgos cognitivos te llevan a buscar las pruebas de cargo con más ahínco que las de descargo. Esa reforma no persigue buscar la verdad de los casos, sino aplicar la política criminal del Gobierno. Tomemos el caso de la infanta Cristina. Se podría haber dicho: queremos proteger la monarquía y decidimos no investigarla. Es una decisión, aunque no me gusta. Pero lo peor es defender eso y no reconocerlo.

¿Cómo le explicamos a la ciudadanía que el fiscal se dedique a defender a la infanta, en vez de a acusarla? Quiero pensar que la fiscalía ha adoptado esa postura porque cree que es de ley. Si obrara por otros motivos extrajudiciales se estaría manchando la toga con el polvo del camino. Es decir: estaría prevaricando. Sería gravísimo. Yo tendría miedo como ciudadano.

¿Lo tiene? No, porque confío en la profesionalidad del fiscal. Pero este caso evidencia que la investigación judicial no puede dejarse únicamente en manos de la fiscalía. Sería muy peligroso.

¿Cómo ve el desfile de casos de corrupción que llega a los juzgados? Me tranquiliza, porque significa que el sistema funciona. Este país necesitaba sajar esa herida para que saliera el pus que llevaba dentro. Lo preocupante sería que estos casos no afloraran.

¿Podemos tener la seguridad de que serán justamente juzgados? Hasta ahora, sí. Pero si seguimos colocando en los puestos claves de la justicia a figuras elegidas por los partidos políticos, puede empezar a darse la desconfianza.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"No me gustan\u00a0","text":"\"No me gustan\u00a0los jueces estrella. Prefiero la sobriedad con que Pablo Ruz o Eloy Velasco han llevado sus casos\""}}¿La figura del juez estrella beneficia o perjudica a la imagen de la justicia? A mí no me gusta. A veces, al juez estrella lo crea la prensa, que busca héroes y concede a algunos magistrados el tratamiento de actores. Pero otras veces son los jueces los que usan a la prensa para conseguir notoriedad. Prefiero la sobriedad con que Pablo Ruz o Eloy Velasco han llevado sus casos. La figura del juez debe ser pétrea y aséptica.

No siempre es así. De algunos conocemos sus vidas y hazañas. Cuando eso sucede, el juez corre el peligro de perder su dignidad. Juez estrella es también el que se mete en política y más tarde vuelve a la judicatura. Cuesta pensar que quien ha estado en un lado de la balanza vaya a ser luego imparcial.

¿Lo dice por Baltasar Garzón? No le conozco personalmente, pero ha sido una figura que nos ha guiado e inspirado a muchos jueces y ver su caída me ha llenado de consternación. No comprendo cómo pudo cometer el error de ordenar intervenir las conversaciones entre un abogado y su cliente sin razonar esa decisión como debía, sirviéndose únicamente de un formulario-tipo.

¿Por qué cree que lo hizo? El psicoanálisis ha hablado mucho sobre los deseos de autoinmolación que se esconden en las decisiones fallidas. Es como si a veces quisiéramos autodestruirnos y buscáramos nuestro propio suicidio.

¿Qué es lo más difícil de su oficio? Cuando empecé a trabajar como juez, mi mayor preocupación era no saberme todas las leyes. Ahora me inquieta más que en algún momento pueda obrar con la balanza de la justicia inclinada. Detrás de cada caso hay una persona a la que puedo arruinar la vida. Me obsesiona tanto la limpieza del acto de la decisión judicial que a veces me quita el sueño.

¿Hasta ese extremo? Cuando llevas muchos años en la carrera, inevitablemente acabas acumulando un montón de cadáveres en el armario y te preguntas si en todas las ocasiones actuaste correctamente. Es horrible. Muchas noches, cuando me acuesto, me pregunto: ¿he tomado todas mis decisiones aplicando la ley o me dejé guiar por mi ley? Mi mayor reto es limpiar mi mente de todos los prejuicios cuando estoy juzgando. Y no es fácil.

¿Cómo lo consigue? Mi regla de oro es no tener en cuenta ninguna motivación que no pueda razonar por escrito. El juez ha de tener sensibilidad social y antropológica, pero debe actuar al margen de sus creencias personales. Cuando interiorizas eso, este trabajo se convierte en el más bonito del mundo. La responsabilidad es muy grande, casi como la de un médico, pero la satisfacción de hacer cumplir la ley es enorme. Yo pagaría por ser juez.