ENTREVISTA

Markus Dohle: "La transición hacia la compra por internet, incluso de libros, es inevitable"

El director ejecutivo del grupo editorial Penguin Random House reivindica el libro como "una vía de escape de la locura digital"

Markus Dohle, en Barcelona.

Markus Dohle, en Barcelona. / JULIO CARBÓ

Ernest Alós

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Markus Dohle dirige desde hace cinco años Penguin Random House, el mayor grupo editorial de ediciones generales del mundo, participado mayoritariamente por la multinacional alemana Bertelsmann. No es raro verlo por Barcelona: este editor afincado en Nueva York no solo se enamoró de la ciudad, sino que, sobre todo, tiene en Barcelona la sede de Penguin Random House Grupo Editorial, la división desde la que el grupo gestiona su mercado mundial en lengua española. Hace unos días participó en el Fòrum Edita del Gremi d’Editors de Catalunya.

Allí, como suele hacer, transmitió un mensaje optimista sobre el presente y el futuro del libro. Pero, sinceramente, en una conversación con personas que no forman parte del sector, ¿es más probable que se hable de una novedad literaria, una nueva serie o una polémica en redes sociales? ¿Ha perdido el libro un papel central en la conversación social?

Es cierto que las redes sociales y los canales de vídeo como Netflix o Amazon Prime Video son parte de la conversación colectiva, y que compiten con los libros y el tiempo que dedicamos a leerlos, pero también son excelentes plataformas para presentar, exhibir y promover libros, y hablar de ellos. Es posible que esos canales y plataformas roben tiempo a las conversaciones sobre libros y a la lectura, pero los libros no han dejado de tener competidores desde que se inventó la radio. Los datos muestran que a nivel mundial la industria editorial y el mercado del libro siguen siendo robustos y estables y en algunos mercados incluso siguen creciendo. Desde ese punto de vista, creo que tenemos motivos fundados para ser optimistas. Como he dicho, las nuevas plataformas podrían suponer una amenaza, pero también nos brindan una oportunidad. Prácticamente cada serie de Netflix está basada en una buena historia, en un buen libro. Nunca antes habíamos vendido tantos libros que sirvieran de inspiración a tantos contenidos audiovisuales. Otra oportunidad reside en el hecho de que hemos descubierto personas de muchísimo talento en internet: 'influencers', gente generadora de contenido, 'youtubers', y, publicando sus libros, aportamos una visión más amplia y profunda de sus plataformas y su mensaje.

En ese nuevo ecosistema, el libro, ¿qué puede ofrecer?

La capacidad de concentración cada vez es menor en este mundo plagado de noticias de última hora y de tuits que acaparan nuestra atención. Nosotros proporcionamos una visión profunda y un enfoque integral, con más hechos, con más contexto. En el mundo de lo breve, publicar obras avaladas por un riguroso análisis y aportar al lector una visión basada en la verdad es más importante que nunca. Además, las grandes obras de ficción nos brindan la maravillosa posibilidad de evadirnos de todo lo que sucede en el mundo. También sabemos que leer genera empatía, humanidad y comprensión, cosas que el planeta necesita hoy más que nunca.

"Una de las razones que explican la actual demanda de libros impresos es la fatiga digital"

El hecho de que se haya producido un estancamiento de la lectura del libro electrónico, que se sitúa en torno al 20% a nivel global, y que haya aumentado la venta del libro impreso, ¿puede indicar también la necesidad de encontrar en el libro un descanso de la fatiga de las pantallas?

Estoy de acuerdo. Una de las razones que explican la actual demanda de libros impresos es la fatiga digital. La gente intenta escapar de las pantallas [Dohle coge y sacude sus dos iPhone, uno en cada mano]. El hecho de que la lectura digital en las categorías infantiles siempre haya estado por debajo de la media es otra indicación de que existe ese factor de escape, incluso si resulta contraintuitivo. Creíamos que los chavales, quienes más pendientes están de las pantallas, iban a leer mayoritariamente en formato digital, y no lo están haciendo; de hecho, la lectura del libro infantil en papel ha crecido en los últimos 20 años. La lectura puede convertirse en una vía de escape de la locura digital. Se puede convertir en un lujo.

¿Qué explicación tiene el incremento del consumo del audiolibro en los mercados donde se está produciendo?

El audiolibro es quizá la tendencia más potente en el mercado editorial en este momento. Nos remite a esa experiencia de contar historias en torno a una hoguera. Contar y escuchar historias es parte de nuestro ADN como especie humana. Por eso la adopción del audiolibro ha resultado tan natural. Otra ventaja de los audiolibros es que te permiten hacer otras cosas mientras los escuchas: los datos reflejan que la gente sale a correr, se desplaza al trabajo, cocina o trabaja en el jardín, mientras escucha un audiolibro. Incluso puedes estar pendiente de las redes sociales mientras escuchas un libro. El audiolibro está expandiendo el mercado, no sólo canibalizando otros formatos.

Las últimas cifras de los editores de Estados Unidos muestran que se ha producido un incremento del 6% en el mercado editorial en el primer trimestre de 2018. ¿Es una tendencia mundial o la evolución en los distintos mercados lingüísticos es mucho más diversa?

Es muy alentador que Estados Unidos, que es el mayor mercado editorial y un mercado maduro, experimente ese incremento. Pero la publicación de libros no es en sí misma un negocio global. El mercado del libro es eminentemente local. Nosotros trabajamos en mercados maduros y en mercados emergentes. En algunos de ellos, como en China, constatamos que está habiendo un crecimiento considerable. Además, el desarrollo del comercio electrónico y la mayor eficiencia de nuestra cadena de distribución nos brindan la oportunidad de vender nuestros libros en 200 países del mundo a un número de lectores cada vez mayor. 

"El audiolibro es ahora la tendencia más potente. Nos remite a contar historias en torno a una hoguera"

Y en cuanto a la producción en lengua española, en su caso abordan desde el Grupo Editorial Penguin Random House, con sede en Barcelona, mercados muy distintos en España y en distintos países americanos. ¿Cuáles son sus dinámicas y qué papel pueden desempeñar?

En los últimos cinco años hemos invertido  intensamente en el mercado en  lengua española, con las adquisiciones de Alfaguara y Ediciones B. Ahora tenemos una sólida posición de mercado en España y somos el editor en lengua española número uno en América Latina. En los dos últimos años, tras la crisis financiera sufrida en España, el mercado ha registrado un crecimiento de una sola cifra, y en la primera mitad de este año se ha mantenido más o menos estable. Por otro lado, más allá de los ciclos de las diferentes economías de América Latina, se trata de una comunidad que está creciendo. Queremos liderar ese crecimiento allí. También tenemos una participación importante en el líder del mercado brasileño, el grupo Companhia das Letras. Estratégicamente, América Latina es uno de los mercados emergentes más importantes para nosotros. Además, vemos que en Estados Unidos la publicación de libros en lengua española tiene posibilidades de crecimiento.

"No somos libreros, somos editores. Amazon es nuestro mayor socio, el que crece más rápidamente"

El consumo del libro electrónico se ha quedado en torno al 20%, pero las ventas de libros, electrónicos o impresos, por internet debe de ser mucho mayor. ¿Cuál es la situación actual y las perspectivas de la librería tradicional?

La fortaleza del libro impreso ha estabilizado el conjunto del ecosistema del libro y ha ayudado a preservar la diversidad de los canales de venta.  El hecho de que cada vez más lectores prefieran comprar libros impresos por Internet es una tendencia palpable que afecta a todos los sectores minoristas. Los hábitos de los consumidores están cambiando. La transición hacia la compra por internet, incluso de libros, es inevitable. Esto es un desafío para las librerías. Es alentador ver que algunos han conseguido proteger y preservar la lealtad de sus lectores y clientes, convenciéndoles de que compren sus libros en las librerías y de que, si quieren hacerlo por internet, lo hagan también a través de su tienda.

Amazon, ¿socio o peligro?

No somos libreros, somos editores. Amazon es nuestro mayor socio, el que crece más rápidamente y nos ayuda a llegar cada vez a más lectores en el mundo con la eficiencia de su sistema de distribución. Para nosotros es importante que los consumidores puedan descubrir y ver nuestros libros. Trabajar con Amazon significa que sea una plataforma basada en algoritmos, en lugar de un librero con su toque personal, quien presente nuestros libros. Por eso, como editores, debemos estimular la demanda de nuestros libros y centrarnos más, si cabe, en que el lector, donde quiera que esté, llegue a ellos.

¿Y la parte del riesgo?

No competimos con Amazon, colaboramos con ellos. No tenemos nada que decir sobre dónde prefieren nuestros lectores comprar libros: si quieren ir a sus librerías locales, si compran en línea en estas librerías o si utilizan las grandes plataformas de Internet. Es decisión de ellos. Nosotros queremos venderles la mayor cantidad de libros posible, independientemente de cuál sea el formato o el canal de venta que elijan.

Usted dice que no son libreros, sino editores. Pero a veces Amazon parece que quiera ser librero y editor, las dos cosas. En ese caso sí serían competidores, no socios.

Internet ofrece a los autores diferentes vías para publicar sus libros. Una de ellas es la autoedición, que compite con el negocio editorial tradicional. Para asegurarnos de que los autores sigan publicando con nosotros, hemos de cerciorarnos de que les damos un servicio del máximo nivel. Hasta la fecha no hemos perdido ningún autor importante porque hayan optado por otras formas de edición. Lo que sí hemos hecho ha sido descubrir autores de talento en plataformas de autoedición que se han convertido en grandes autores que publican con nosotros, como por ejemplo, E. A. James con 'Cincuenta sombras de Grey'. La competencia siempre está ahí; sólo tenemos que seguir haciendo bien nuestro trabajo. ¡Y le aseguro que estamos en ello!