Ann Dowd, muy buena siendo la mala

La veterana actriz vuelve a optar al Emmy por su turbador papel en 'El cuento de la criada'

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Juan Manuel Freire

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¿Conocen a Ann Dowd? Sí, es esa gran actriz que solo empezó a ser realmente conocida pasados los 50. La habrán visto sobre todo en televisión. Gran secundaria. La de los papeles turbadores. No, no, no hablamos de Margo Martindale. Ann Dowd.

Por lo visto, Martindale y Dowd no tienen problemas en que se las confunda (al fin y al cabo, hay cosas peores que ser comparada con otra maestra de su profesión), pero ya deberíamos empezar a quedarnos bien con las caras y nombres de las dos. En el caso de la segunda, ¿quizá la recordaremos si gana su segundo Emmy a la mejor actriz secundaria por su papel en 'El cuento de la criada'?

Nacida en 1956 en Holyoaks (Massachusetts), Dowd llegó a pasar cuatro años en un curso de preparación para la carrera de medicina. Pero no era su vocación, sino algo que sus padres eligieron por ella. Acabó estudiando arte dramático. Por desgracia, durante mucho tiempo no pudo demostrar que había elegido bien. Trabajó sin descanso, una década tras otra, pero sin hacerse notar en exceso. Un papel habitual era el de madre de personajes con más peso: por ejemplo, la de Busy Philipps y Mike White en la serie de culto 'Freaks & geeks', titulada 'Instituto McKinley' en España (mala madre), o la de Natalie Portman en 'Algo en común'.

Estrella de la tele de prestigio

En sus entrevistas, Dowd suele recordar aquel día en que, cerca ya de la treintena, se sentó en el porche de su casa en Chicago y empezó a lamentarse interiormente por su discreta suerte. También del interior llegó una voz que le dijo: "Tranquila, te pasará a los 50, te pasará a los 56". Ella gritó: "¡No voy a esperar hasta los 50!".

Pero tuvo que hacerlo. En el 2012, por fin, llegaba el papel que esperaba: el de una jefa de restaurante de comida rápida que permite sin quererlo una agresión sexual a una de sus cajeras. Ella era la estrella de 'Compliance', con permiso de la joven (e infrautilizada en los últimos tiempos) Dreama Walker. Después de este thriller asfixiante, la tele de prestigio, en la que, desde luego, cuesta menos encontrar buenos papeles para mujeres con más de 30, quiso hacerse con Ann.

Llegaron un par de temporadas de 'Masters of sex', la miniserie 'Olive Kitteridge', un cameo aterrador en la primera entrega de 'True detective'… Pero nada comparado con su paso por 'The leftovers'. En este drama apocalíptico con no pocas fugas al delirio fantástico, un extraño fenómeno conocido como la Ascensión hace que se evapore de la faz de la Tierra el 2% de la población. Dowd era Patti Levin, líder de los Remanentes Culpables, especie de secta que ha respondido al desconcierto con nihilismo. No hablan, fuman sin parar, visten de blanco y acosan a otros para que, como ellos, se abandonen al caos.

¿Cómo comunicar sin hablar? Dowd no debería tener problema, porque su rostro es de una expresividad casi sobrenatural. Pero los tuvo; al principio le costó mucho. No quería ser demasiado obvia. Quería, según dijo en una entrevista para 'Vulture' en el 2014, "dejar los sentimientos vivir en lo más profundo, asumirlos, y confiar en su presencia".

Inspiración católica

En la segunda temporada ya le dejaron hablar, sea como sea. Y ese mismo año, el 2017, heló la sangre como la exhortativa tía Lydia de 'El cuento de la criada'. Su inspiración, ha dicho, fue una de las hermanas de su colegio católico. En otra entrevista para 'Vulture', esta del 2017, explicaba: "La tía Lydia adora en realidad a las chicas y quiere lo que cree que es mejor para ellas. Cueste lo que cueste, quiere asegurarse de que saben cómo se hacen las cosas, cómo deben actuar para no morir o ir a las colonias".

Dowd y la citada Martindale se han repartido algunos de los papeles más inquietantes de los últimos tiempos después de un tiempo haciendo de mujeres dulces. A la primera hemos podido verla, este mismo año, como la tremenda Joan de 'Hereditary', otro personaje sin piedad. El director de este fenómeno de terror, Ari Aster, define a Dowd, sin embargo, como "la mujer más adorable sobre la Tierra". Es decir, quizá estemos ante la mejor actriz del mundo.