IDEAS DE NEGOCIO

Lavalocker: de la tintorería al armario

Lavalocker lanzará a partir de enero o febrero taquillas 'inteligentes' con las que ampliará el negocio de colada y tinte con entrega a domicilio y ofrecerá el servicio a otras lavanderías de toda España

CRECIMIENTO. Hamilton posa en las instalaciones de la compañía en el paseo de Sant Joan en Barcelona.

CRECIMIENTO. Hamilton posa en las instalaciones de la compañía en el paseo de Sant Joan en Barcelona.

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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Lavado, tinte y todo bien planchado en el armario. Rapidez y comodidad. De eso va Lavalocker, la compañía creada en Barcelona en el 2013 por Edward Hamilton. La empresa, que en noviembre cerró su segunda ronda de financiación (la primera fue al ser creada), de 225.000 euros, lanzará al mercado en enero o febrero taquillas inteligentes. «No estoy aquí para ser un tintorero sino para ofrecer un servicio que aporta valor», explica el fundador de la empresa.

El sistema de taquillas tecnológicas permitirá al cliente no solo colocar la ropa o enseres y realizar el pedido sino que no se tendrá que esperar a la llegada del mensajero con la colada o la comanda que haya realizado, sino que podrá recogerlo cuando le vaya bien. Será el medio de comunicación entre cliente y lavandería. La intención es instalarlas en apartamentos y oficinas de alto nivel. Hamilton apoyará la expansión del negocio en estas taquillas que se ofrecerán también como «una solución para otras tintorerías y lavanderías fuera de Catalunya».

El objetivo es alcanzar una cincuentena de localizaciones fuera de Barcelona, para lo que se requerirá con toda probabilidad una nueva ronda de financiación. Hamilton controla la mayoría de las acciones del negocio, pero cuenta con otros tres inversores privados.

La empresa no descarta crecer en torno al 50% el año que viene. Las nuevas taquillas serán una auténtica palanca, como lo ha sido, aunque en menor medida, el servicio de entrega a domicilio en franjas horarias que comenzó hace unas semanas, asegura.

De hecho, la propuesta de lavandería y tontería 2.0 con la recogida y entrega en casa en 48 horas los siete días de la semana ha sido el nuevo servicio añadido por Lavalocker. La compañía estableció un servicio a domicilio en franjas de una hora entre las siete y as 10 de la mañana y las 19,00 y las 23,00 horas, los sábados, entre 10 y 12 y los domingos, entre 19 y 23 horas.

El servicio se presta a través de la web (www. lavalocker.es) y de su versión para móvil, además de una app gratuita. En la actualidad cuenta con 25 localizaciones en Barcelona en las que tiene ubicadas taquillas en las que los clientes pueden entregar y recoger los pedidos de lavado y tintorería, que se encuentran en edificios públicos; de oficinas, como el World Trade Center; o de viviendas. Además cuenta con cinco establecimientos repartidos por la ciudad que, en unos seis meses, serán cuatro o cinco más.

Hamilton procede del sector financiero. Trabajó en Nueva York o Londres, entre otros centros financieros. En el 2009 vinieron con su esposa a Barcelona para aprender español. Su mujer, que es surafricana, quedó prendada del clima y la ciudad y decidieron establecerse aquí. Tras analizar alternativas para crear su propio negocio, en el 2013 decidió constituir Lavalocker, al ver «que había un hueco de mercado en el que se podía añadir valor».

«No es tanto una cuestión de calidad de la limpieza como de confianza. Hay que centrarse en el servicio. Los clientes lo necesitan cuando lo necesitan», afirma. Con su modelo han acabado con los horarios de tienda y muchas frustraciones del usuario. A su vez incluyen fotos de los pedidos, para garantizar la seguridad y que no se pierdan prendas.

Para que el engranaje funcione hay que controlar todo el sistema, desde la recepción hasta la entrega final. Aunque no realizan todo el proceso tienen proveedores especializados, como por ejemplo, para la limpieza de pieles y están empezando a ampliar el servicio a arreglos de ropa y zapatos.

La fórmula parece que funciona. Están a punto de llegar a los 400.000 euros de facturación y en noviembre superaron ya el umbral de los 10.000 pedidos, desde que se puso en marcha, y 2.500 usuarios. La intención de Lavalocker, en la que ya trabajan un total de 10 personas, no es competir con precios bajos, ya que estos se mueven en el nivel del sector, para lo que requieren mover grandes volúmenes de prendas , pero con servicios añadidos que no son habituales en una actividad tradicional. Los clientes objetivo son profesionales y personas acostumbradas al uso de apps. Lo más importante es su fidelización», explica. Por ello amplía los servicios (arreglo de ropa o entrega a domicilio). «Si trabajas al menos 40 horas a la semana es un servicio que resulta rentable sí o sí», agrega.