MOVILIZACIÓN EN LAVAPIÉS

Desahucio en Argumosa: Pepi seguirá viviendo en su casa

Paralizado el desalojo de una vecina de Lavapiés tras el respaldo de Naciones Unidas

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Olga Pereda

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Pepi, viuda de 65 años, ya respira tranquila. Su desahucio está “paralizado”. Un victoria para ella, sus dos hijas y también para el Sindicato de Inquilinos, que la apoyado hasta el último momento. Pepi Santiago vive desde hace 20 años en la calle Argumosa, número 11. Un bloque en plena almendra central de Madrid, en el barrio de Lavapiés. Es un bloque en lucha desde que una sociedad inmobiliaria lo adquirió y notificó a los vecinos una aumento del alquiler del 300%. Pepi, como muchos otros inquilinos, no podía asumir un aumento tan brutal y siguió abonando la mensualidad que pagaba hasta ahora. Los propietarios no lo admitieron. O pagas un 300% más o te vas. Y si no te vas, te desahuciamos. Y así llegó la orden de desahucio, prevista para hoy por la mañana.

Argumosa número 11 amaneció ayer rodeada de nueve furgonetas policiales. Unas 100 personas, entre las que había representantes del Sindicato de Inquilinos, apoyaban a Pepi y su familia con gritos y aplausos. No te moverán, Pepi. Entre la multitud estaban también la portavoz el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, y otros miembros de Podemos.

Naciones Unidas

El caso de Pepi -que se tramita en un juzgado de Madrid- es especial porque la ONU ha intercedido. El comité de derechos económicos, sociales y cutlruales de Naciones Unidas se dirigió tanto al Gobierno como al juzgado para decretar la paralización del desahucio hasta que Pepi tuviera una “alternativa habitacional”. Es decir, hasta que las autoridades le facilitaran un piso (o una habitación) en condiciones económicas asumibles.

La tensión se palpaba desde primera hora de la mañana. En torno a las 10.00 horas, la comisión judicial ha requerido a Pepi y su abogada. La multitud que la apoyaba en la calle estaba con el corazón en un puño. ¿Seguirá el desahucio adelante? Minutos más tarde, la sonrisa de Pepi lo confirma. Paralizado 'sine die'. “Estoy feliz. Se ha parado. Estoy encantada después de haber pasado mucho tiempo de incertidumbre y nervios”, comentaba en la puerta del edificio ante una multitud de periodistas mientras sus dos hijas, de 27 y 28 años, permanecían en el piso. “Muchas gracias por todo el apoyo que me habéis dado”, comentó a la gente que la aplaudía en la calle. “Ahora voy a ver si me relajo un poco porque los nervios que me he pasado han sido brutales”.

El Sindicato de Inquilinos ha celebrado la noticia. Y ha aprovechado la presencia de los medios de comunicación para denunciar que los propietarios del edificio sí que han conseguido desahuciar a otros vecinos. “Han destrozado los pisos y los han tapiado”, aseguró un portavoz del sindicato, para quien todo responde a una operación para especular con los pisos y darles un uso turístico.