Las opiniones
Sin crecimiento, la deuda no se puede pagar
Antón Costas
Presidente del Consejo Económico y Social de España (CES)
ANTÓN COSTAS
Alemania es tanto solución como obstáculo a la salida de la crisis europea. Es solución, porque solo con su liderazgo y generosidad es posible encontrar la salida a los problemas de la UE. Y es obstáculo porque la terapia que impone en vez de solucionar esos problemas los empeora. Con el riesgo, bastante probable, de que al final la crisis de la deuda se transforme en la crisis del euro y de la propia UE.
Europa tiene tres grandes problemas sin cuya solución no será posible la salida. El primero es diseñar un programa realista de recuperación económica de Grecia. El segundo es crear un cortafuego que evite que la crisis de la deuda se lleve por delante a Italia y España. Y el tercero es recapitalizar los bancos europeos afectados por la caída de valor de la deuda soberana.
La solución a esos tres problemas exige el esfuerzo financiero de todos, pero especialmente de Alemania, que es la economía más fuerte. Alemania se resiste. Pero si no ayuda a los débiles, se estará perjudicando a sí misma.
La clave griega
La clave está en Grecia. Sin una reducción que vaya más allá del 50 % del valor nominal de la deuda griega, Grecia no podrá crecer. Y si no crece, no podrá pagar. Y si no puede pagar, tarde o temprano declarará la quiebra. Y si entra en quiebra, los otros dos problemas serán irresolubles. Por lo tanto, la clave está en el crecimiento de los países endeudados. Sin embargo, la terapia defendida por Alemania desde que explotó la crisis griega, hace ya dos años y medio, ha sido el recorte brusco del gasto público. Es decir, la austeridad. Esta terapia es válida cuando se aplica individualmente a una familia, a una empresa o a un Gobierno. Pero cuando se practica simultáneamente por todos a la vez lleva a la economía a la recesión y al desempleo masivo.
Si hubiese alguna duda, miren lo que está ocurriendo con la economía británica. Desde que el conservadorCameronllegó al Gobierno, puso en marcha una política drástica de recorte del gasto. La austeridad fue una elección ideológica, no una política basada en necesidades reales. La situación financiera de la economía no lo exigía. Dieciséis meses más tarde, la economía británica ha vuelto a la recesión y el desempleo está por encima del 8 % (el mayor en 15 años) y subiendo. El experimento inglés es concluyente: la austeridad generalizada impide el crecimiento.
Alemania practicó la austeridad después de la reunificación, y le fue muy bien. Pero porque los demás países europeos gastaban y compraban a Alemania casi el 70% de sus exportaciones. Ahora que los demás tenemos que practicar la austeridad, Alemania tiene que estimular su economía. De lo contrario, malo para todos. Especialmente, para Alemania.
Esto es lo queAngela Merkel tiene que explicar a sus ciudadanos. Una Europa dominada por el círculo vicioso de la austeridad y la recesión es el peor escenario para ellos, porque hará que el resto de europeos compren menos productos alemanes. Confío en que este egoísmo consecuente hará que Alemania cambie de actitud, deje de ser el obstáculo y se convierta en la solución.
*CATEDRÁTICO DE POLÍTICA ECONÓMICA (UB)
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