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Zuckerberg al Senado de EEUU: "El error fue mío y lo siento"

El fundador de Facebook admite personalmente ante el Senado su responsabilidad en la filtración de datos de millones de usuarios

Ricardo Mir de Francia

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En diciembre del año pasado una nueva grieta se abrió en la quilla del barco. Un antiguo ejecutivo de Facebook puso de vuelta y media a su antigua compañía, cuestionando el mantra que la describe como una virtuosa plataforma para conectar a la gente. “Hemos creado unas herramientas que están haciendo trizas el tejido social de cómo nuestra sociedad funciona”, dijo el exvicepresidente Chamath Palihapitiya, quien se encargara del crecimiento de la red social. “No hay discurso cívico, ni cooperación. Hay desinformación y falsedades. No solo son los anuncios rusos, es un problema global”. Sus palabras se unieron a las de otros ejecutivos desengañados con el curso de la compañía, a la que han acusado de “explotar la psicología humana” o “mentir” sobre la influencia que la recolección masiva de datos le da sobre sus usuarios.

Desde entonces han pasado algunas cosas peores, como la constatación de que una consultora política vinculada a la campaña de Donald Trump se apropió de la información personal de 87 millones de usuarios o que diversos “actores malignos” podrían haber accedido a los datos privados de buena parte de sus 2.000 millones de usuarios. Catorce años después de su gestación en un dormitorio de Harvard, la empresa de Mark Zuckerberg no solo se juega la confianza del público y un modelo de negocio que la ha convertido en el mayor anunciante y distribuidor de contenidos de la historia. Se juega la posible regulación de una industria que ha operado hasta ahora como un vaquero del Salvaje Oeste, libre en gran medida de ataduras regulatorias.

“Si ustedes y otras redes sociales no toman cartas en el asunto, ninguno de nosotros va a seguir teniendo privacidad”, le ha dicho el senador demócrata, Bill Nelson, durante su primera comparecencia ante el Congreso. “Si Facebook y otras compañías no impiden las invasiones de la privacidad, el Congreso tendrá que hacerlo”. Zuckerberg ha comparecido ante los legisladores con propósito de enmienda y dispuesto a asumir culpas. Con gesto sereno y dicción articulada, vestido con traje negro y corbata azul, lejos de la imagen de adolescente eterno que acostumbra a proyectar, se ha disculpado por los errores de la compañía y ha prometido subsanarlos. “No tuvimos un concepto lo suficientemente amplio de nuestra responsabilidad, y eso fue un gran error. El error fue mío y lo siento”, ha dicho ante una sesión conjunta de los comités Judicial y Comercial del Senado.

Herramientas para hacer daño

Zuckerberg ha reconocido que su compañía no ha hecho lo suficiente para impedir que sus herramientas se utilicen para hacer daño. Y se ha referido concretamente a las noticias falsas, la interferencia extranjera en distintos comicios, los mensajes de odio o el abuso de la información personal de sus usuarios. “No basta con conectar a la gente, tenemos que asegurarnos que esas conexiones sean positivas”, ha afirmado el neoyorkino. Uno de los senadores ha aludido a un informe reciente de Naciones Unidas que acusó a Facebook de haber servido de plataforma para propagar llamamientos al genocidio de los musulmanes rohinyas en Myanmar. Zuckerberg le ha contestado diciendo que están contratando hablantes de birmano y cerrando las cuentas que se dedican a propagar el odio.

Parte de la conversación ha girado en torno a Camdridge Analytica, una consultora política vinculada a la campaña de Trump que se hizo con los datos personales de 87 millones de usuarios de Facebook después de que solo 300.000 aceptaran someterse a una especie de test psicológico. Facebook descubrió el agujero en 2015 y pidió a la consultora que borrara los datos, pero no comprobó si lo había hecho ni lo hizo público. “Dimos el caso por cerrado. Echando la vista hacia atrás, fue un error”, lamentó Zuckerberg. Pero su respuesta no ha convencido a los senadores. “Ya hemos vistos estas giras para pedir perdón en el pasado. Usted se ha negado a reconocer si quiera una violación ética y a informar a la Comisión Federal de Comercio”, le dijo Richard Blumenthal.

El gurú tecnológico ha desgranado los cambios que prepara su compañía. Ha dicho que se están auditando todas las aplicaciones externas con acceso a la red social para comprobar si se han apropiado indebidamente de los datos de los usuarios, como hizo Cambridge Analytica. Y también que los anunciantes de publicidad política tendrán que identificarse antes de poder colgar sus contenidos en la web para evitar propaganda encubierta como la que lanzó el Kremlin durante las elecciones estadounidenses. “Su modelo de negocio se basa en maximizar los beneficios a expensas de la privacidad. No estoy convencido de que estos compromisos vagos vayan a ser efectivos”, le dijo Blumenthal resumiendo el escepticismo de parte de los senadores.