Violentos enfrentamientos obligan a suspender un mitin de Trump

El acto tenía que celebrarse en Chicago y los choques entre partidarios y detractores del candidato se saldó con tres heridos y cinco detenidos

IDOYA NOAIN

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Era cuestión de tiempo y el momento, triste, grotesco y peligroso, ha llegado. El viernes, en Chicago, la tensión entre seguidores y opositores de Donald Trump llevó al favorito para lograr la nominación presidencial del Partido Republicano a suspender uno de sus mítines por "preocupación por la seguridad", tras lo que se produjeron violentos enfrentamientos. Se trata de un hecho sin precedentes en una campaña electoral estadounidense, que sigue descendiendo por una aparentemente imparable espiral de degradación.

Desde que lanzó su carrera hace nueve meses con xenófobas declaraciones contra los inmigrantes, a las que ha ido sumando ataques islamófobos islamófobosmisóginosinsultos de todo tipo y un discurso incendiario, Trump se ha acostumbrado a la presencia de individuos que protestan en sus actos políticos, de cuya seguridad se encargan tanto el servicio secreto como fuerzas del orden.

En una ocasión, mientras uno era escoltado fuera del recinto por los agentes de seguridad, el empresario llegó a asegurar desde su podio que sentía ganas de darle "un puñetazo" y esta misma semana, uno de sus seguidores fue detenido en Carolina del Norte tras hacer precisamente eso con un joven negro.

La violencia de Chicago ha sido la culminación de esas tensiones. En una ciudad con historial de activismo y de población dividida casi a partes iguales entre blancos, negros e hispanos, Trump organizó su acto en la Universidad de Illinois y, en vez de protestas aisladas, esta vez topó con unas más numerosas y organizadas, sobre todo por grupos de estudiantes. Facultad y empleados del centro habían aconsejado al campus rechazar el mitin, alertando de un "ambiente hostil y peligroso", y sus pronósticos se cumplieron.

ESCALADA DE TENSIÓN

Con miles de personas ya en un recinto que tiene capacidad para 9.500, la tensión fue escalando, con gritos cruzados y altercados. A las 18.35 horas un representante de la campaña salió al escenario y anunció que, tras reunirse con representantes de la autoridad, el candidato había decidido suspender el acto y pidió: "Por favor, marchen en paz". Lo que llegó, en cambio, fue una explosión de enfrentamientos, que se extendió a las calles, y la noche se saldó con cinco detenidos y tres heridos, incluyendo un policía.

Lo ocurrido ha sacudido, otra vez, la política de EEUU. El propio Trump denunció que "es triste cuando no puedes tener un mitin" y se preguntó "qué ha pasado con la libertad de expresión" y atribuyó lo ocurrido a la "rabia" que hay en el país. "No creo que esté dirigida a mí", dijo en declaraciones a la MSNBC, "sino a lo que ha estado pasando los últimos años, y es en los dos lados", dijo reiterando una línea de su discurso en que culpa en buena parte al presidente Barack Obama de la tensión.  Luego, en otras declaraciones a la CNN, se eximió de responsabilidad. "No incito a la violencia ni la apruebo", aseguró.

No es la opinión mayoritaria ni de sus rivales republicanos. John Kasich, el gobernador de Ohio, ve lo ocurrido como el resultado de "las semillas de división que ha plantado" Trump, Ted Cruz afirma que el favorito "anima la violencia" y, solo tres días después de garantizar que apoyaría a Trump si es el candidato, Marco Rubio ha puesto en duda acabar haciéndolo. "Cada día se hace más difícil", ha dicho.