Omran, 5 años, el niño superviviente de un bombardeo en Siria

El pequeño fue sacado de las ruinas junto a otros tres menores de un edificio de un barrio controlado por los rebeldes de Alepo

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Este niño siro fue rescatado el miércoles entre las ruinas de un edificio de Alepo destruido por los bombardeos de la aviación rusa o del régimen del presidente Bashar al Asad

El hombre que rescató al niño, en el barrio de Qaterji, controlado por los rebeldes, puso al chaval en una silla de color naranja de una ambulancia mientras esperaba la llegada de personal sanitario. Otros tres niños fueron rescatados al mismo tiempo.

El pequeño se frota los ojos y las heridas por las que sangra. La imagen, tomada por el 'Aleppo Media Centre', se ha hecho inmediatamente viral y probablamente se convertirá en una de las imágenes de esta guerra que dura hace más de cinco años.

"Este video del niño sirio herido muestra tan solo un fragmento de los horrores de Alepo" ha titulado el diario británico 'The Telegraph'.

"Mira este vídeo de Alepo esta noche", ha escrito en un tuit la corresponsal de la cadena de televisión estadounidense ABC, Sophie McNeill, "y vuelve a mirarlo otra vez", según informa 'The Washington Post'. En este otro vídeo se muestra justo el momento en que rescatan a los cuatro niños.

EL PEQUEÑO OMRAN

La misma periodista luego ha informado de que el niño, de 5 años, se llama Omran Daqneesh, según han contado a la ABC los médicos de la Sociedad Médica Siria Americana, que han tratado al pequeño.

Omran, que según han dicho los médicos sufría de una herida en la cabeza, fue llevado al hospital M10 de la ciudad, bombardeado en varias ocasiones los últimos meses. Allí le curaron las heridas y, pocas horas después, le dieron el alta, según informa 'The Telegraph'. El corresponsal del medio británico en Oriente Próximo, Raf Sanchez, ha tuiteado luego una fotografía de Omar con la cabeza vendada.

RESCATADO POR LOS CASCOS BLANCOS

Omran fue rescatado por la organización Defensa Civil Siria, conocida también como Los Cascos Blancos. Tal como se presentan en su página de Twitter, los Cascos Blancos son un grupo de 2.900 voluntarios y trabajadores de comunidades locales sirias que arriesgan sus vidas para rescatar a civiles como, en este caso, el pequeño Omran.

Este año han sido nominados al Premio Nobel de la Paz por el trabajo que realizan día tras día en un territorio devastado por la guerra.

La ciudad de Alepo es el escenario estas últimas semanas de encarnizados combates entre los rebeldes, que dominan los barrios del este de la ciudad, y el Ejército sirio de Asad, que dominan los barrios del oeste. 

UNA INFANCIA PERDIDA

En medio de todo este conflicto, los niños sirios continúan siendo uno de los colectivos más afectados por la guerra. Según un informe publicado por la UNICEF en marzo de este año, 3.7 millones de niños (1 de cada 3 niños en Siria) han nacido en el país desde que empezó el conflicto hace cinco años. Sus vidas no han conocido nada más que "violencia, miedo y desplazamiento". 

En el último año, UNICEF ha verificado 15.000 graves violaciones contra los niños sirios. Más del 60% de estas violaciones corresponden a pequeños que han muerto o han quedado mutilados por culpa de armamento explosivo utilizado en zonas pobladas.

En total, calcula UNICEF, hay 8.4 millones de niños (80% de la población infantil) afectados por la guerra. "Después de cinco años de guerra", declara el Dr. Peter Salama, director regional de UNICEF para el Oriente Próximo y el Norte de África, "millones de niños han tenido que crecer mucho antes de lo que les correspondía por edad".

"Los niños están luchando una guerra de adultos", dice, y añade: "continuamente dejan la escuela y a muchos de ellos se les obliga a trabajar, mientras que las niñas se casan pronto".

La organización Save the Children calcula que 2 millones de niños sirios no pueden ir a la escuela por culpa del conflicto. En otro informe publicado a principios de año, la organización detalla que en los últimos cuatro años las escuelas sirias han sufrido más de 4.000 ataques. Como consecuencia, la asistencia a los centros, antes de la guerra cercana al 100%, ha caido en picado.