ELECCIONES LEGISLATIVAS EN VENEZUELA

La Venezuela rica

El antichavismo ha arraigado en las clases media y alta pero no siempre es meramente emocional

Una activista opositora entona una canción durante el último mitin electoral en Caracas.

Una activista opositora entona una canción durante el último mitin electoral en Caracas. / AP / FERNANDO LLANO

ABEL GILBERT / CARACAS

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Ellas salieron del gimnasio Fru Fru tonificadas en el cuerpo y el espíritu, y comenzaron a hablar de “las elecciones” con una fe que podría mover las colinas de la ciudad. "El domingo ganamos", dijo una. "Y también ganamos después", le contestó su amiga, mientras caminaban por Primera Transversal, la calle del coqueto barrio San Ignacio, arrastrando las miradas de algunos hombres.  No cabían dudas: votaban por la Mesa de Unidad Democrática (MUD). De las otras elecciones no podían participar. El 19 de diciembre, en China, Anyela Galante representa a Venezuela en Miss Mundo. Un día después, en Las Vegas, Mariana Jiménez aspira a quedarse con la octava corona para el país en Miss Universo, el certamen que organiza Donald Trump.

Los concursos de belleza tienen una relevancia desconcertanteY si bien parece ser un tema que atraviesa de manera horizontal a la sociedad es en los sectores más acomodados donde adquiere mayor peso. Las reinas salen de esas familias por lo general antichavistas donde abundan la buena alimentación y las mejores cremas cosméticas, donde cierto pudor confesional se mezcla con las cirugías estéticas, los estudios en márketing y el imperativo de hablar muy bien el inglés. El gigantesco centro comercial San Ignacio, a pocas cuadras del Fru Fru, materializa esas aspiraciones en los nombres de la mayoría de sus locales. “Benefit yogourt”, “Sambo's toy store”, “Carybean style”, “World swimsuit”. Al salir del gimnasio, las chicas fueron a “Martinez, estilo y arte” y se encontraron con una inesperada sorpresa. “It's closed”, decía un cartel.

En otro piso del Centro Comercial, Rodolfo Renwick, vendía lujosas propiedades y “calidad de vida” en Orlando y Miami. Ha simpatizado con Hugo Chávez y fue luego un ferviente opositor, al punto de que tuvo que abandonar el país. El “bróker”, como le gusta definirse, no destilaba la misma confianza en vísperas de las elecciones parlamentarias. “No me sorprendería que volviera a ganar el chavismo. No hacen trampa: este es un pueblo ignorante: no entiende las leyes de la oferta y la demanda. Y nosotros, ¿qué hacemos para cambiar? Observe lo que sucede acá, mire a esta gente: ¿se la imagina en las calles protestando? No: ya tiene sus boletos para viajar. Por eso siempre insisto, a los comunistoides no se los saca del poder por los votos”.

LOS ESTEREOTIPOS

En una terraza de la Primera Transversal, un grupo de personas refutaban los estereotipos de una oposición conservadora, materialista y vulgar. Hablaban de “Patria o muerte”, la novela de Alberto Barrera Tyszka que acaba de ganar el Premio Tusquets y en la que se cuenta lo que ocurre en Venezuela desde que a Chávez le descubrieron el tumor y falleció. Había, en esa mesa, un oncólogo jubilado, alguna vez en pareja con una famosa actriz comunista, un fotógrafo y un investigador. Ninguno se definía de derechas. Todos votarían a la Mesa de Unidad Democrática (MUD), aunque por distintas razones: el antimilitarismo, la asfixia cultural, la falta de oportunidades económicas. Querían creer en que los sondeos acertarían. De repente, comenzó a llover con fuerza.  Guarnecidos por un toldo, no dejaron de reírse. Esperaban que los encuestadores fueran más eficaces que los meteorólogos.