Investigación en Rusia

Uno de los ataques suicida de Moscú fue cometido por una adolescente

DMITRI POLIKÁRPOV
MOSCÚ

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El presidente ruso, Dmitri Medvédev, llamó ayer a una amplia cruzada contra los terroristas del Cáucaso Norte que esta semana causaron más de 50 muertos en Moscú y en la ciudad de Kizliar (Daguestán). Medvédev ofreció castigar junto a los terroristas a todos los que «estén a su lado» independientemente del papel que les corresponda. Por su parte, el Comité Antiterrorista Nacional ruso informó de que una de las dosviudas negrasera Dzhennet Abdurajmánova, de sólo 17 años, procedente de Daguestán. Su marido, el jefe guerrillero daguestaní, Umalat Magomédov, murió a manos de los servicios especiales rusos el pasado 31 de diciembre.

Según la prensa rusa, la autora del atentado en la estación Lubyanka pudo haber sido Marja Ustarjánova, de 20 años, viuda del jefe guerrillero Said Ammin Jizríev, de Gudermés (Chechenia). «Abdurajmánova es la mujer kamikaze que accionó el artefacto explosivo en la estación Park Kulturi», anunció un portavoz de ese organismo que coordina las actividades de varios ministerios rusos y es presidido por Alexandr Bórtnikov, director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).

Entretanto, Medvédev realizó el jueves una inesperada visita a la república de Daguestán, donde declaró que Rusia debe acabar con los ideólogos de los últimos atentados que han incrementado los temores de que los islamistas del Cáucaso Norte puedan lanzar una gran campaña de ataques en el suelo ruso.

«Tenemos que crear un modelo jurídico que considere como terroristas a todos los que estén a su lado. A los que ayudan a los criminales, ya sea haciendo una sopa o lavando la ropa», dijo Medvédev en una reunión con la Duma (Cámara baja).

Esa iniciativa, que abre el camino a una indiscriminada venganza sangrienta, puesto que permite juzgar como terroristas a sus familiares, así como a todos los que han tenido la ocasión de encontrarse casualmente con los comandos, coincidió con la identificación de las dos presuntas autoras de los atentados en el metro de Moscú del pasado lunes.

MEDIDAS DURAS / «Debemos dar golpes profundos a los terroristas. Destruirlos a ellos y también a sus guaridas. Hay que ampliar las medidas para luchar contra el terrorismo. No deben ser solamente efectivas, sino duras, severas y preventivas. Necesitamos castigar», dijo Medvedev en una reunión con jefes de seguridad y líderes regionales en la capital de Daguestán, Majachkalá.

El presidente ruso reconoció que se ha frustrado la esperanza de acabar con los atentados después de que durante la última década se hubiera liquidado a los principales líderes islamistas chechenos. «Hemos arrancado las cabezas de los bandidos más infames, pero parece que esto no ha sido suficiente. A su debido tiempo, los vamos a encontrar y los vamos a castigar, tal como hicimos con los anteriores. Sólo actuaremos de esta forma», prometió.

Los ataques suicidas en Moscú y Kizliar se produjeron tras una serie de operaciones llevadas a cabo por las fuerzas rusas en el Cáucaso Norte con el fin de aniquilar a varios líderes de los islamistas radicales. El líder de los islamistas chechenos, Doku Umarov, quien había amenazado en febrero con extender la guerra terrorista a las ciudades rusas, se responsabilizó de los ataques.