TENSIÓN EN FRANCIA

Una protesta de funcionarios de prisiones bloquea las cárceles francesas

Los sindicatos presionan al Gobierno para lograr mejores condiciones tras reiterados ataques a vigilantes

Los funcionarios de la prisión de Niza han pasado la noche ante el centro penitenciario.

Los funcionarios de la prisión de Niza han pasado la noche ante el centro penitenciario. / periodico

Eva Cantón

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El malestar del personal encargado de la seguridad en las prisiones francesas viene de lejos pero en los últimos días se ha disparado a raíz de los reiterados ataques sufridos por vigilantes a manos de detenidos.

Los principales sindicatos llevan una semana movilizados para reclamar al Gobierno mejoras en las condiciones laborales y este lunes han redoblado la protesta bloqueando decenas de prisiones.

A primera hora de la mañana, la administración penitenciaria contaba unas cincuenta prisiones afectadas, entre ellas la de Fleury Merogis, una de las mayores cárceles europeas, situada en la región parisina, donde unos 150 vigilantes bloqueaban el acceso con barricadas.

La misma situación se vivía en Fresnes, Melun o Villepinte, también en la región parisina, así como en Metz, Sarreguemines, Saint-Mihiel, Montmédiy, Ecrouves, Nancy, Toul, Estrasburgo, Oermingen, Mulhouse y Ensisheim. Los sindicatos señalan que se han sumado a la huelga trabajadores de 155 de los 188 establecimientos penitenciarios que tiene el país.

En algunos casos, los guardianes han optado por no usar sus llaves de tal manera que ningún detenido podría salir de su celda durante la jornada salvo que intervenga la policía o los equipos de intervención de seguridad de la Administración penitenciaria.

Con todas estas acciones tratan de ejercer presión sobre la ministra de Justicia, Nicole Belloubet, quien recibirá esta tarde a las tres principales organizaciones sindicales para intentar llegar a un acuerdo que ponga fin a la movilización. Este sábado, rechazaron la primera oferta presentada por Belloubet al considerarla insuficiente.

El Gobierno había propuesto crear en cuatro años 1.100 puestos suplementarios, reforzar los equipos de seguridad y abrir módulos específicos separados del resto de las instalaciones para los internos más violentos. Sin embargo, las centrales sindicales quieren mejoras en el estatus laboral de los trabajadores de prisiones y un incremento de las primas por nocturnidad y peligrosidad. 

El conflicto con el Ministerio de Justicia empezó a gestarse el pasado 11 de enero cuando un yihadista detenido en Vendin le Viel, en el norte de Francia, agredió a un guardián de la prisión. Desde entonces, ha habido más incidentes de este tipo.

El último ha ocurrido este domingo en Longuenesse, en Paso de Calais, donde dos agentes fueron golpeados con una barra de hierro de 80 centímetros y tuvieron que ser trasladados al hospital. El viernes fue en la prisión corsa de Borgo donde un condenado por delitos comunes que se radicalizó en la cárcel hirió a dos vigilantes, a uno de ellos de gravedad, atacándoles con un cuchillo.

Conflicto de alto riesgo

El malestar es por tanto creciente. Los vigilantes de prisiones consideran que ejercen una profesión peligrosa, mal pagada y que no está suficientemente valorada. Según BFMTV, los franceses son los guardianes de prisión peor pagados de Europa con un salario medio al inicio de su carrera de 1.400 euros al mes.

 “El personal está cansado y furioso. El movimiento será duro este lunes y no se detendrá si el Gobierno no propone medidas de verdad”, ha advertido el secretario general de la rama penitenciaria de la CGT, Christopher Dorangeville.

La crisis es de alto riesgo para el Gobierno en un contexto marcado por la sobrepoblación en las prisiones francesas, lo que ha obligado a reducir el tiempo de paseo de los internos, el acceso a determinadas actividades y a los encuentros con sus familias, factores que pueden generar tensiones adicionales entre internos y responsables de seguridad.