Publicada en El Periódico el día 25 de julio

«Una guerra de sangre»

MARC MARGINEDAS

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Se trataba de un acto de «guerra» contra la élite europea «multiculturalista», una suerte de venganza, planeada con frialdad durante largos años contra los «responsables de la islamización» del Viejo Continente», culpables de «actos de traición» y «genocidio» a las esencias culturales de Europa. Como muchos asesinos en serie, Anders Behring Breivik, de 32 años, autor de la matanza el viernes en la isla de Utoya y de la explosión en el centro de Oslo, quiso dejar constancia de las razones que le empujaron a cometer la peor atrocidad sufrida por Noruega en tiempos de paz, y lo hizo en un manifiesto de 1.500 páginas publicado en internet titulado2083: Una Declaración Europea de Independenciay un vídeo de 12 minutos difundido en Youtube.

De los extractos del documento dados a conocer ayer se deduce que el responsable de la masacre era un hombre de ideas neonazis, profundamente perturbado e influido por los movimientos ultranacionalistas serbios que, ante todo, buscaba forzar un cambio en la sociedad mediante una «guerra de sangre». Su abogado defensor, Geir Lippestadt, aseguró a los medios noruegos que su cliente reconocía la matanza, que él mismo calificó de «cruel» pero «necesaria».

/ Unos atentados que en las primeras horas fueron atribuidos, de forma vaga y sin demasiadas evidencias, al extremismo islamista han acabado siendo obra precisamente de quienes, sobre el papel, se declaran enemigos acérrimos de la religión islámica y de su presencia en las sociedades occidentales. El Partido Laborista Noruego, con sus políticas favorables a la integración entre culturas y que goza del apoyo electoral de los noruegos de origen inmigrante en época de elecciones, además de un campamento regentado por esta formación política y frecuentado por jóvenes tanto de origen escandinavo como extranjero, fueron los objetivos escogidos para llevar a cabo unos actos de terror. Según augura su presunto autor, serán seguidos de muchos otros.

ENEMIGO DEL ISLAM

«Los musulmanes que no se hayan integrado sobre el 2020 serán deportados en cuanto nos hagamos con el poder», advierte el texto. Al hablar en primera persona del plural, Breivik se refiere a una supuesta organización formada en Londres en el 2002 denominada los Nuevos Caballeros Templarios, inspirados en la orden medieval homónima que protegía a los peregrinos cristianos en Palestina tras la primera cruzada. La policía, que sigue investigando si Breivik actuó en solitario o en compañía de otros, no ha confirmado aún que el asesino sospechoso bajo su custodia sea el autor del manifiesto, pero el letrado defensor Lippestadt se refirió al citado documento en el momento de hablar con los medios de comunicación locales.

«Por la presente, nosotros, los pueblos indígenas libres de Europa, declaramos una guerra preventiva a todas las élites marxistas y multiculturalistas de Europa Occidental», proclama el texto, antes de amenazarles de forma abierta y sin ambages: «Sabemos quiénes sois, donde vivís y vamos a por vosotros».

Los primeros indicios parecen apuntar a que, en algún momento de su particular descenso al infierno del racismo y el odio al extranjero, Breivik llegó a la conclusión de que para «penetrar con éxito la censura marxista multiculturalista», este grupo de blancos supremacistas fundado por él --del que por el momento él es el único miembro conocido-- debía «emplear operaciones significativamente más brutales, en las que habría víctimas».

Cuando se acercara el momento de la ejecución, según el asesino, habría que actuar con contundencia y no sería licíto dudar, ni sentir remordimientos o empatía por las posibles víctimas que se pudiera causar. «Una vez que te decides a golpear, es mejor matar demasiados que no suficientes; te arriesgas a reducir el impacto ideológico del golpe... no pidas perdón o te excuses, ya que estás realizando un acto de autodefensa», aconsejó a sus posibles imitadores en un párrafo.