Cumbre en Lisboa
Una cumbre con claves subyacentes
Pere Vilanova
Catedrático emérito (UB).
PERE VILANOVA
Los medios de comunicación, sobre todo escritos, han informado con bastante detalle sobre la reciente cumbre de la OTAN en Lisboa. El acontecimiento es importante y conviene ponerlo en perspectiva para entender algunos aspectos esenciales del debate en curso, dentro de la Alianza Atlántica y entre algunos de sus miembros. Puede parece un tema de especialistas, pero la opinión pública debería tener el mayor interés en estar informada, porque los problemas de estas estructuras de seguridad nos conciernen directamente.
Conviene recordar que la OTAN es la estructura organizativa y operativa de la Alianza Atlántica, que es la organización internacional de estados (Estados Unidos, Canadá, varios países europeos y, por cierto, Turquía) propiamente dicha, y se basa en la Carta Atlántica, que no ha sido básicamente modificada desde su fundación en 1949. Pero en 60 años, la OTAN se ha dotado de seis documentos llamadosConcepto estratégico, uno cada 10 años de promedio, y se entiende mejor lo que ha pasado en Lisboa si se piensa que el anterior es de 1999 y el anterior a este, de 1990-1991. No hace falta recordar lo mucho que había cambiado el mundo en 1990 en relación, por ejemplo, a 10 años antes. Pero es más discutible que haya cambiado en un grado equivalente entre 1999 y la actualidad, a menos que se piense realmente que el 11-S (2001) cambió el mundo o fue una especie de inicio de la tercera guerra mundial. Para los que tenemos algunas reservas, la misión de este nuevoConcepto estratégicodebería ser el esclarecimiento de algunos puntos específicos.
¿La OTAN es una organización regional que defiende los intereses de sus miembros allá donde sean atacados? O bien, ¿se erige directamente engendarme global?
La OTAN, y esa es la gran novedad, cumplió sus funciones correctamente entre 1949 y 1991 por tres motivos: porque el antagonismo sistémico entre los dos bloques era claro en términos militares, porque funcionó la disuasión mutua (nuclear y convencional) y, sobre todo, porque no estuvo nunca metida en operaciones. En el mundo posbipolar ha estado y está en operaciones, y ello es más complicado que hacer planes que nunca hubo que aplicar (por suerte).
Actores regionales
La OTAN necesita objetivamente desarrollar relaciones políticas con otros actores regionales, es lo que se llamapartenariados, pero la relación con Rusia ha de ser especial y construirse en positivo. Por cierto, el mecanismo ya existe, lo promovióSolanaen 1997, se llama Consejo OTAN-Rusia, y la Administración deBushtuvo durante ocho años la principal responsabilidad en su bloqueo.
Muy importante: coincidiendo con la cumbre de la OTAN, se produjo la cumbre Estados Unidos-Unión Europea. En esta, se habló de políticas económicas y de la recuperación mundial; en aquella se habló de seguridad político-militar transatlántica, es decir, europea. ¿Pueden los 21 países europeos que son de la OTAN y de la UE ir explicando la complementareidad de ambas organizaciones (si es la hipótesis) en el terreno de la defensa?
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