DESAPARECIDO EN TURQUÍA

Turquía pide investigar el interior del consulado saudí en Estambul

Arabia Saudí corre el riesgo de ver su imagen seriamente dañada tras las acusaciones de asesinar el periodista Jamal Jashoggi

Un manifestante muestra la foto de Jamal Khashoggi en una protesta frente al consulado de Arabia Saudí en Estambul.

Un manifestante muestra la foto de Jamal Khashoggi en una protesta frente al consulado de Arabia Saudí en Estambul. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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A medida que la investigación turca sobre la desaparición del periodista saudí Jamal Jashoggi avanza, las posibilidades que tiene Arabia Saudí para salir limpia de esta crisis disminuyen. La imagen internacional de la monarquía del Golfo, uno de los países de la región con más alianzas con Occidente, está en riesgo.

Todo empezó hace una semana: el martes pasado, Jashoggi —colaborador del ‘The Washington Post’— entró en el consulado saudí de Estambul para hacer unos trámites que, normalmente, se hacen en cuestión de minutos. Tanto su familia como el Gobierno turco aseguran que nunca salió. Su hipótesis es que fue asesinado allí mismo, en pleno día.

Los saudís lo niegan, pero Turquía no acepta sus excusas. Este martes, las autoridades han pedido permiso para entrar en el edificio consular e investigar. La prensa turca da más detalles: un periódico afín a Erdogan explica que la policía está siguiendo la pista de seis furgonetas negras que, el martes pasado, tan solo dos horas después de que Jashoggi entrase al consulado, salieron por la puerta del edificio.

Tenían matrículas diplomáticas y cristales tintados y, al marcharse, se dispersaron. Tres fueron a la izquierda; tres, a la derecha. Una de ellas enderezó hacia la autopista que lleva al aeropuerto: la investigación apunta que, después de ser asesinado, los restos del periodista fueron enviados por valija diplomática a Arabia Saudí.

“Estado terrorista”

“Estado terrorista”Seis días después, el consulado saudí de Estambul está blindado. Las cámaras llevan días acampadas aquí; cualquier persona que quiera entrar es perseguida por una ola de flashes y periodistas. Las manifestaciones han sido diarias. «Pedimos a la comunidad internacional que investigue. Lo que ha pasado aquí es parte del terrorismo de Estado que perpetra Arabia Saudí contra sus ciudadanos tanto dentro como fuera de su país. Y también, claro, en Yemen», ha exclamado, delante del edificio, la premio Nobel de la Paz de 2011, la yemení Tawakkul Karman.

Desde marzo de 2015, Arabia Saudí —con armamento comprado en países occidentales, España incluida— lleva a cabo una guerra sin cuartel en Yemen, país vecino. 10.000 personas han muerto y la situación en el país es «la peor crisis humanitaria de la actualidad», según Naciones Unidas.

Jamal Jashoggi, el periodista desaparecido, había sido crítico con la guerra y con las políticas del Gobierno saudí y su principe heredero, Mohammed Bin Salman, quien busca mostrarse al mundo como un reformista. «No lo es. Bin Salman no tiene nada de reformista. Es un asesino que mata gente tanto en Yemen como en territorio saudí. No le importan para nada los derechos humanos —ha dicho ante el consulado saudí de Estambul el amigo personal de Jashoggi, Mohammed Okda—. Demandamos que las autoridades saudís den explicaciones. Y que si nuestro amigo ha sido asesinado, que los responsables sean llevados ante la justicia».

Mohammed Bin Salman

Mohammed Bin SalmanEl príncipe heredero de Arabia Saudí se presentó oficialmente al mundo con promesas de hacer que su país y todo Oriente Medio volviesen «al islam moderado». Sus aliados occidentales lo jalonaban de alegría cuando permitió que las mujeres saudís pudiesen conducir. También cuando decidió que los cines reabrirían.

Pero la alegría duró poco: con él en el trono de Riadla guerra en Yemen se ha intensificado y las oleadas de detenciones de opositores se han multiplicado. Bajo la excusa de la lucha contra la corrupción, además, Bin Salman convirtió el hotel Ritz de la capital saudí en un centro de detención de lujo donde, según varios retenidos allí, las torturas se convirtieron en sistemáticas.