FRENTES ABIERTOS EN EEUU

Trump saca partido del éxodo centroamericano

El presidente de EEUU acusa a los demócratas de estar detrás de la caravana de inmigrantes que se acerca a la frontera estadounidense

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Idoya Noain (enviada especial)

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Al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le gusta acusar a los demócratas de estar detrás de la organización de la caravana migrante, que ha calificado de “asalto al país” y “emergencia nacional”. Él y aliados como el vicepresidente Mike Pence o la embajadora ante la ONU Nikki Haley ayudan a propagar las teorías de que organizativa y financieramente hay responsables como Venezuela, Cuba o una figura vinculada a causas progresistas (demonizada y ahora atacada con explosivos caseros) como George Soros. Pero dado el calendario electoral de EEUU, con comicios legislativos el 6 de noviembre fundamentales para su presidencia, sería más plausible para los dados a las conspiraciones pensar que detrás de esa movilización que surgió sin dejar huellas definitivas en las redes sociales en Honduras estuvieran estrategas conservadores.

Enfrentado a la posibilidad de una ola azul con la que los demócratas amenazaban con quitarle el control de al menos la Cámara baja del Congreso, Trump ha logrado que la caravana reactive entre sus bases la energía anti-inmigrante que ya contribuyó fundamentalmente a su llegada a la Casa Blanca. Vuelve el discurso de criminalización y miedo, las promesas de mano dura y militarización de la frontera. Y con la política de “tolerancia cero” aún vigente, y tras el verano de la polémica separación de familias, ahora sube el tono de las amenazas. Ha hablado incluso de la posibilidad de sellar las puertas del sur usando el poder ejecutivo.

Criminalización

En sus últimos mítines ya usa indistintamente el término “turba” para hablar de los demócratas y de los centroamericanos que avanzan lentamente hacia su frontera. Sin datos y sin pruebas, asegura que entre esos cerca de 7.000 migrantes hay terroristas y “gente de Oriente Medio”. Cuesta encontrarlos entre los carritos de bebé que recorren las carreteras del sur de México.

Ese es el discurso para sus bases, pero lo que Trump ha hecho también es aprovechar la renegociación del Tratado de Libre Comercio para presionar a México para que haga el trabajo más duro: evitar la llegada. Él mismo admitió tras anunciar el renovado pacto que la migración fue “parte importante” del acuerdo. Y la dura acción de las autoridades de migración cuando los hondureños y centroamericanos cruzaron desde Guatemala, su acoso creciente conforme avanzan hacia el norte y el plan anunciado por Enrique Peña Nieto que aparcaría a los migrantes en el sur del país apuntan a que Trump logró parte de su objetivo.