RELEVO EN LA CASA BLANCA

Trump relanza dos polémicos oleoductos en otro ataque al legado de Obama

Trump, tras firmar una de las cinco órdenes ejecutivas relacionadas con la industria de oleoductos, en la Casa Blanca, este martes.

Trump, tras firmar una de las cinco órdenes ejecutivas relacionadas con la industria de oleoductos, en la Casa Blanca, este martes. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La operación de derribo del legado de Barack Obama va viento en popa. El nuevo presidente de Estados Unidos ha relanzado este martes dos polémicos oleoductos que fueron paralizados por su predecesor tras una larga campaña de oposición de los ecologistas y de diversas comunidades afectadas por los proyectos. En una nueva ronda de órdenes ejecutivas, Donald Trump ha instado a su Gobierno a renegociar los términos y las condiciones del Keystone XL y el Dakota Access para que ambos proyectos salgan adelante, dos de las promesas que hizo durante la campaña. El republicano no ha tenido reparos en definirse poco antes como un “ecologista”, una etiqueta bastante discutible a tenor de sus nombramientos y decisiones en esta materia.

La batalla política sobre el Keystone XL marcó buena parte de la presidencia de Obama, a pesar de que distintos análisis sobre el impacto del proyecto concluyeron que no crearía demasiados empleos ni tampoco supondría una gran amenaza para el medioambiente. Después de muchas idas y venidas, el presidente acabó denegando a la empresa canadiense, Transcanada, los permisos para construir los 1.800 kilómetros de oleoducto, que aspiraba a transportar petróleo de arenas bituminosas desde Alberta a las refinerías estadounidenses. Obama argumentó que el proyecto “socavaría el liderazgo de EEUU” en la lucha contra el cambio climático y Transcanada demandó a su Gobierno en los tribunales del Nafta, reclamando una indemnización de 15.000 millones de dólares.

MARCHA ATRÁS

Ahora Trump ha dado marcha atrás. No solo con el Keystone sino con el Dakota Access, que Obama paralizó después de que cientos de tribus indias se movilizaran durante meses en Dakota del Norte para impedir la construcción de uno de sus tramos, que ponía en riesgo el suministro de agua de una reserva sioux, así como sus tierras sagradas. El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, ha asegurado que ambos proyectos servirán “para aumentar el empleo y el crecimiento económico y mejorarán todavía más el suministro de energía estadounidense”.

Tanto Trump como otros miembros de su Gabinete tienen o tenían intereses económicos en los dos oleoductos, aunque el presidente ha dicho (sin aportar pruebas) que vendió sus acciones. Trump ha firmado además otros tres decretos para reducir los trámites de impacto medioambiental que deben superarse antes de aprobar un proyecto de infraestructuras, y también para facilitar burocráticamente la apertura de fábricas. Por el momento, sin embargo, no hay noticias de sus iniciativas más polémicas, como la construcción del muro en la frontera con México o la deportación de inmigrantes indocumentados.

REALIDAD PARALELA

Aunque su presidencia se ha puesto en marcha con diversas decisiones ejecutivas, el nuevo presidente sigue empeñado en construir una realidad paralela, basada en falsedades y teorías conspiratorias. El lunes, durante una reunión con líderes del Congreso, les dijo que también hubiera ganado el voto popular en las pasadas elecciones de no ser por el voto de millones de inmigrantes ilegales, un fraude masivo del que no ha aportado ninguna prueba. El republicano sacó casi tres millones de votos menos que Hillary Clinton.   

También se ha conocido este martes que Trump pretende mantener en el cargo al director del FBI, James Comey, al que los demócratas acusaron de arruinar con sus decisiones las opciones de victoria de Clinton en noviembre. El FBI está investigando ahora a varios socios políticos de Trump por posibles vínculos y contactos con el Gobierno ruso.