Trump promulga a regañadientes las nuevas sanciones contra Rusia

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Idoya Noain / Nueva York

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regañadientes, sin escatimar críticas y usando un tono amenazante hacia el CongresoDonald Trump ha estampado este miércoles su firma en la última ley estadounidense de sanciones a Rusia, la primera aprobada bajo su mandato. La norma, ratificada por las dos cámaras con mayorías bipartidistas suficientes como para inutilizar cualquier intento de veto presidencial, impone limitaciones a la capacidad de Trump de rebajar o eliminar por su cuenta las sanciones, que no solo castigan acciones de Moscú como la intervención en Ucrania y abusos de derechos humanos sino, también, la injerencia del Kremlin en el último proceso electoral estadounidense.

Trump demuestra que sigue poniendo en duda esa injerencia. En el segundo comunicado de los dos que ha emitido explicando la firma de la ley, que también impone sanciones a Irán y a Corea del Norte, solo ha definido a los regímenes de Teherán y Pyongyang como “parias”. Y la cuidadosa redacción de la frase siguiente elude atribuir directamente a Moscú la interferencia. “Apoyo dejar claro que América no tolerará interferencia en nuestro proceso democrático y que tomaremos el lado de nuestros amigos y aliados contra la subversión y desestabilización rusas”, se lee.

Denuncias, críticas y chulería

La inusual emisión de dos comunicados, y la suma del contenido de ambos, confirma la incomodidad de Trump con una ley que denuncia como “significativamente defectuosa” y que, según él, incluye “un número de provisiones claramente inconstitucionales”. Y es la última muestra de su rabia no solo con la oposición demócrata sino, sobre todo, con los republicanos, miembros de su mismo partido, que controlan las dos cámaras. “El Congreso no ha podido siquiera negociar una ley de sanidad tras siete años hablando”, ha recordado.

Trump tampoco ha prescindido de su tono achulado. “Edifiqué una compañía verdaderamente grande que vale muchos miles de millones de dólares. Esa es buena parte de la razón por que fui elegido. Como presidente puedo hacer con países extranjeros acuerdos mucho mejores que el Congreso”, ha asegurado.

Las mayores críticas de Trump al Congreso provienen de lo que considera violaciones de su poder. Acusa a la ley, por ejemplo, de “pretender desplazar la autoridad constitucional exclusiva del presidente de reconocer a gobiernos extranjeros, incluyendo sus límites territoriales”. También de pretender dirigir a sus “subordinados en el Ejecutivo a acometer algunas iniciativas diplomáticas, contraviniendo la autoridad exclusiva del presidente de determinar el momento, alcance y objetivo de negociaciones internacionales”.

Trump, que asegura que ha firmado “por el bien de la unidad nacional”, ha combinado también su discurso proteccionista y del “América primero” con una repentina preocupación por los intereses de los europeos. Ha denunciado que la ley pone en “desventaja a  compañías americanas y daña los intereses de nuestros aliados europeos”.

La respuesta del Kremlin

Se diría que Trump había escuchado a Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, que horas antes había instado al presidente estadounidense a distanciarse públicamente de la ley, informa Marc Marginedas. Peskov ha hablado también una vez que el mandatario estadounidense ya ha firmado la ley, a cuyo anuncio Moscú respondió reduciendo más de la mitad el personal diplomático y técnico que trabaja para la embajada y los consulados estadounidenses en Rusia, y ha descartado tomar nuevas medidas de represalia. “De facto, nada ha cambiado. No hay nada nuevo, las medidas ya han sido tomadas”, ha dicho.

Propuesta para reducir a la mitad la inmigración legal

<span style="font-size: 1.6rem;">El presidente Donald Trump ha dado este miércoles su respaldo a una iniciativa legislativa de dos senadores republicanos que pretende <strong>recortar a la mitad el número de inmigrantes legales </strong>a Estados Unidos (actualmente más de un millón al año) transformando radicalmente la política de inmigración. La RAISE Act plantea establecer un <strong>sistema basado en méritos</strong> y primaría a <strong>inmigrantes cualificados</strong>, que hablen inglés y tengan perspectivas de empleo. <strong>Se eliminarían algunos accesos a la legalización por vía familiar</strong> y también <strong>la lotería que sortea 50.000 ‘green cards’ al año</strong>. La propuesta enfrenta un<strong> arduo camino en el Congreso </strong>y la oposición de activistas y grupos de empresarios, a los que afectaría la pérdida de mano de obra no cualificada.</span>