Trump porfía por tomar medidas drásticas para proteger a EEUU

Crece la oposición a su veto migratorio, cuya suerte decidirá un tribunal de apelaciones

Trump llega con el helicóptero presidencial a la Casa Blanca

Trump llega con el helicóptero presidencial a la Casa Blanca / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Cada día que pasa son más las voces influyentes que se oponen al veto migratorio dictado por Donald Trump, pero el nuevo presidente de Estados Unidos no está dispuesto a dar su brazo a torcer. En un discurso en la sede del Comando Central del Ejército, Trump ha insistido en que son necesarios “programas fuertes” para asegurarse de que únicamente puede entrar en EEUU la “gente que ama” al país. Ese requisito se antoja técnicamente imposible de comprobar, pero su Administración pretende imponer una “supervisión extrema” para evaluar todas las solicitudes de visado procedentes de aquellos países a los que considera hostiles. Todos ellos musulmanes. “Los terroristas radicales islámicos están decididos a atentar en nuestra patria”, les ha dicho a los militares.         

No será Trump quien acabe decidiendo sobre el veto, suspendido de forma cautelar desde el pasado viernes. Su futuro se decide esta semana en un tribunal federal de apelaciones con sede en San Francisco, donde las partes han presentado hoy sus argumentos. Los abogados de Washington y Minnesota han dicho que la reinstauración del veto “desataría el caos nuevamente” y dañaría los intereses económicos de sus estados. Los de la Administración Trump debían presentar sus alegatos por la tarde, pero en la vista previa declararon que esos perjuicios son “hipotéticos y especulativos” y sostienen que el tribunal de distrito que emitió la suspensión cautelar carece de autoridad para paralizar el decreto presidencial.

ARGUMENTOS "DÉBILES"

La mayoría de los expertos legales creen que el caso acabará muy probablemente en el Tribunal Supremo y subrayan que el Gobierno tendrá que convencer a los jueces de que la medida está justificada por razones de seguridad nacional. “Hasta ahora los argumentos gubernamentales a favor del decreto son bastante débiles”, ha dicho a Reuters el profesor de Derecho Constitucional Richard Primus. Entre otras cosas, ninguno de los atentados terroristas sufridos por EEUU en las últimas tres décadas fue perpetrado por ciudadanos de Siria, Irak, Irán, Yemen, Somalia, Sudán o Libia, los países incluidos en el veto.

En su contra se han sumado además un sinfín de voces poderosas, empezando por un centenar de compañías tecnológicas de Silicon Valley, desde Microsoft a Google. También han entregado una opinión legal más de 280 profesores de derecho constitucional y destacados exfuncionarios gubernamentales, como la exsecretaria de Estado Madeleine Albright y el exdirector de la CIA Michael Hayden. “En nuestra opinión profesional, esta orden no puede justificarse por razones de seguridad nacional”, ha escrito este último grupo. La restricción contra los refugiados y los millones de ciudadanos de los siete países musulmanes fue “mal concebida, pobremente implementada y mal explicada”, añaden.

"SI ALGO SUCEDE, ACÚSENLE A ÉL"

Mientras la justicia sigue su curso, Trump continúa atacando al juez James Robartel magistrado que suspendió el domingo la aplicación del veto. “Simplemente no me puedo creer que un juez haya puesto a nuestro país ante semejante peligro. Si algo sucede, acúsenle a él y al sistema judicial. La gente se está colando. Malo”, escribió en Twitter con un lenguaje muy poco habitual cuando se trata de lidiar con la separación de poderes.

Esas incendiarias pataletas no han gustado a algunos miembros de su partido, que le han reprochado que cuestionara la legitimidad de Robart, describiéndolo como “el supuesto juez” en un tuit de estos días.

“Para ser honestos, no entiendo ese lenguaje”, ha dicho el senador republicano Ben Sasse. “Nosotros no tenemos supuestos jueces, ni supuestos senadores ni supuestos presidentes. Tenemos gente en las tres ramas del Gobierno que juran defender y preservar la Constitución”. En poco más de 10 días desde que Trump firmó su veto migratorio, se han presentado dos docenas de demandas en los tribunales. Todo indica que la presidencia del magnate va a ser un litigio permanente.