PROYECTO POLÉMICO

Trump se fotografía junto a su muro

Trump pronuncia unas palabras durante la visita a los prototipos diseñados para la construcción del muro de México, en San Diego (California), el 13 de marzo.

Trump pronuncia unas palabras durante la visita a los prototipos diseñados para la construcción del muro de México, en San Diego (California), el 13 de marzo. / periodico

Idoya Noain

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No tiene los fondos para construirlo y, ni mucho menos, la garantía de que México pagará, como él insiste, por él. Lo que Donald Trump sí tiene ya es una foto perfecta para presentar al núcleo duro de sus votantes a los que energizó desde que lanzó su campaña electoral con la promesa de alzar un muro en toda la frontera sur. Y la ha conseguido no en un feudo conservador como Tejas, sino en lo que bien puede considerarse tierra hostil: California.

Este martes el presidente de Estados Unidos ha visitado esa frontera en las inmediaciones de San Diego, al lado de Tijuana, y ha observado uno a uno los ocho prototipos preparados para la polémica construcción. Tras escuchar explicaciones y rodeado por agentes de la patrulla fronteriza, ha mostrado su preferencia personal por alguno que permita a los agentes ver el lado mexicano. Y ha insistido también en su voluntad de seguir adelante con la construcción. “Si no tienes un sistema de muro, no vas a tener un país”, ha asegurado.

Guerra verbal y legal

Trump ha tardado más de un año en visitar un estado que perdió por más de cuatro millones de votos frente a Hillary Clinton, que es el más poblado y diverso del país, uno de los más progresistas y también su motor económico (si fuera independiente, California sería la sexta mayor economía del mundo). Y quizá ha tenido que ver en la tardanza en la visita (la mayor desde la de Dwight Eisenhower, pero él viajaba en tren) el hecho de que California se haya alzado como principal frente de la resistencia contra las políticas de la Administración, sobre todo en materia migratoria pero también en otros terrenos como el medioambiental. Solo por poner un ejemplo de esa resistencia: el fiscal general californiano, el demócrata Xavier Becerra, tiene presentadas 28 demandas contra políticas aprobadas desde el Ejecutivo de Washington.

Trump ya había caldeado el ambiente antes de llegar, criticando duramente las políticas de “santuario” californianas, con las que autoridades municipales y estatales pretenden proteger a inmigrantes sin papeles de la reforzada política de deportaciones. Envió la semana pasada a su responsable de Justicia, el fiscal general Jeff Sessions, que anunció una demanda contra tres de esas leyes de santuario. Y este martes, ya en el estado, ha renovado los ataques, acusando personalmente al gobernador demócrata, Jerry Brown, de estar haciendo “un trabajo terrible”.

En una jornada llena de bombas informativas, especialmente la del cese de Rex Tillerson, casi ha pasado desapercibida otra que salía justamente de California. Allí ha dimitido James Schwab, portavoz en la oficina de San Francisco de la agencia encargada de las deportaciones (ICE, por sus siglas en inglés), y lo ha hecho explicando que se marcha porque “no quería perpetuar informaciones engañosas” que Trump, Sessions y la Administración están propagando para atacar a las autoridades californianas.