CONTROVERSIA EN LONDRES
Un laborista británico: "Trump tiene la capacidad intelectual de un protozoo"
La Cámara de los Comunes debate sobre si permitir o no la visita al Reino Unido del presidente de EEUU
Begoña Arce
Periodista
BEGOÑA ARCE / LONDRES
Donald Trump tiene “la capacidad intelectual de un protozoo”. Ha causado problemas “en cada tema político en el que se ha visto envuelto” y “se ha venido comportando como un niño petulante”. "Si se permite la visita dará la impresión de que Gran Bretaña respalda su política". Así arrancó el lunes el diputado laborista Paul Flynn (republicano e izquierdista), el debate en el Parlamento de Westmister sobre la conveniencia o no de una visita de Estado del presidente norteamericano al Reino Unido.
El pasado mes más de un 1,8 millones de británicos firmaron una petición contra ese viaje. A favor lo hicieron poco más de 300.000 personas. El gobierno de la primea ministra, Theresa May, ha reiterado que mantiene la invitación para este año. Las tres horas de debate, sin votación final, no podían impedirlo. Pero sirvieron para dejar constancia de lo que la clase política británica opina de Trump.
Al presidente estadounidense se le reprochó su machismo, el respaldo que recibe de organizaciones racistas como el Ku Klux Klan Ku Klux Klan y miembros de la supremacía blanca. El que fuera antiguo líder del Partido Nacional Escocés, Alex Salmond, afirmó que “es un error” pensar que Trump va a hacer favor alguno al Reino Unido y acusó a May de “adularle”.
La defensa de la visita corrió a cargo de diputados conservadores como Nigel Evans, quien acusó a los críticos “que le condenan por racismo” de estar “atacando a los americanos” que le votaron por millones. Otros diputados aludieron a la necesidad de mantener excelentes relaciones con Estados Unidos.
CONCENTRACIÓN ANTE EL PARLAMENTO
Mientras discurría el debate miles de personas se congregaron a la puerta del parlamento, cantando y enarbolando pancartas contra la visita de Trump, su política de inmigración y también contra el ‘brexit’, que mantiene en la incertidumbre a más de tres millones de británicos que residen en el Reino Unido. Entre los que tomaron la palabra estuvo el enfermero catalán Joan Pons Laplana, que después de llevar 17 años en el Reino Unido, trabajando y pagando impuestos, no tiene asegurada como muchos la futura residencia en el país.
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