Un trío al timón del reino

Fotografía del rey Salman, en el centro, el príncipe heredero Mohamed Bin Nayef (izquierda) y su hijo y ministro de Defensa Mohamed Bin Salman (derecha).

Fotografía del rey Salman, en el centro, el príncipe heredero Mohamed Bin Nayef (izquierda) y su hijo y ministro de Defensa Mohamed Bin Salman (derecha). / FN

Marta López

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Cuando el rey Salman (79 años), ascendió al trono hace un año tras la muerte del rey Abdulá, un reformista moderado, todo apuntaba a una cierta continuidad en Arabia Saudí. Pero el nuevo monarca no tardó en romper con el pasado y en abrir la puerta a una generación de jóvenes dirigentes que luchan por sacar al país de su letargo.

Solo unas horas después de asumir la Corona, Salman dio la cartera de Defensa a su hijo Mohamed Bin Salman, de 30 años. Tres meses después, designó al ministro del Interior, Mohamed Bin Nayef, de 56 años, heredero a la corona, relegando a su hijo a un segundo lugar en la línea sucesoria. Son los tres hombres fuertes del país y, según expertos y diplomáticos, los dos príncipes libran una soterrada lucha por el poder.

Además de la cartera de Defensa, Mohamed Bin Salman es segundo viceprimer ministro, consejero especial del rey, jefe del consejo de coordinación económica y desarrollo y presidente del consejo supremo que supervisa la compañía petrolera Aramco. Con escasa experiencia a sus 30 años en un país dominado tradicionalmente por la gerontocracia, tiene el control del Ejército, el petróleo y las principales áreas de la economía.

Mucho poder para un príncipe tan joven

"Nunca habíamos visto tanta concentración de poder en manos de un príncipe tan joven", subraya a Bloomberg Jonathan Wood, de la consultoría Control Risks. "Es muy rápido e inteligente, lo controla todo y tiene una gran influencia sobre el rey", apunta a su vez a la agencia France Presse un diplomático occidental.

Bin Nayef, principe heredero y sobrino del rey, es ministro del Interior y viceprimer ministro. Bajo su responsabilidad recae la seguridad interna y la lucha contra el yihadismo de Al Qaeda y el Estado Islámico, que tienen en el reino wahabí una de sus grandes bases de reclutamiento. Por su combate contra el terrorismo, es el hombre de Occidente en Arabia Saudí. "Apenas ejerce como príncipe heredero, concentra el grueso de su actividad en el Ministerio del Interior", subraya la misma fuente diplomática. 

Sin llegar a ser visible públicamente, algunos expertos hablan de una tensión palpable entre los dos príncipes herederos, que se ha traducido en la intervención militar en el empobrecido Yemen contra las milicias hutis (chiís), lanzada en marzo de forma "irresponsable" por el principe Mohamed. "La operación en Yemen fue montada para consolidar su posición", destaca Frederic Wehrey, investigador especialista en Arabia Saudí. 

Pero expertos y diplomáticos coinciden: pese a las rivalidades internas, la dinastía de los Al Saud está lejos de la implosión.