Crisis económica

Macri se enfrenta a la tercera huelga general como presidente de Argentina

El Gobierno de derechas dice que la protesta no contribuye en nada y parte del sindicalismo desecha la posibilidad de dialogar mientras no cambie la orientación económica

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argentina huelgan general macri / periodico

Abel Gilbert

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La ciudad de Buenos Aires tiene este lunes el aspecto de un domingo interminable: calles vacías, comercios cerrados, muy escaso movimiento en las calles. En vísperas de un partido de fútbol definitorio para la suerte de la selección argentina en el Mundial, ante Nigeria, y cuando el fútbol parece dominar buena parte de las conversaciones, la tercera huelga de las centrales obreras contra el Gobierno de derechas del presidente Mauricio Macri ha hecho recordar que la realidad no está en las pantallas.

Parte de un sindicalismo que se siente cómodo con Macri y un conjunto de sindicatos díscolos están esta vez unidos por la dura crisis que sufre el país. No hay trenes ni metro. Tampoco buses. Los aviones no despegan. La industria bonaerense no trabaja. Ha habido, además, piquetes en las principales entradas a la capital. “No contribuyen en nada, no suman”, se ha quejado Macri. Su ministro de Trabajo, Jorge Triaca, ha calificado la medida de fuerza sindical de política. “Muchos dirigentes que no quieren ceder intereses”. Triaca ha reconocido que la protesta tiene “impacto” en la ciudad y su cordón industrial. “En el resto del país hay lugares donde las actividades son normales”. Al mismo tiempo, ha asegurado que la huelga representa una pérdida para la economía de 1.000 millones de dólares.

La medida de fuerza no ha contado esta vez con una movilización popular en un país donde las últimas semanas las multitudes han salido a la calle para defender el derecho al aborto y rechazar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El conflicto tiene lugar en el momento más delicado del Gobierno: el peso se ha hundido solo en mayo más del 20% por la devaluación, la inflación del 2018 perforará la barrera del 30%, cierran comercios y pequeñas empresas porque no pueden costear los tarifazos de luz, gas y agua, con incrementos desde principios del 2016 de hasta 1500%. La pérdida del salario y el paro son otras de las consecuencias del malestar.

Macri pidió auxilio al FMI. El organismo financiero avaló un crédito de 50.000 millones de dólares que se entregará de manera escalonada y en la medida que el Gobierno ejecute un durísimo plan de ajuste que augura para el segundo semestre un nuevo ciclo recesivo. Argentina ha tenido en mayo un rojo del comercio exterior de 1.285 millones de dólares, el peor de las últimas décadas. Igual que los 142.948 millones de dólares pedidos al mercado internacional en estos dos años, el dinero que se recibirá del FMI servirá para cubrir ese déficit y los problemas del gasto público, así como para financiar la fuga de capitales, que subió solo en mayo un 56%.

Nostalgia de Cristina

“La huelga es contundente”, ha dicho el sindicalista de los conductores de camiones, Hugo Moyano. Siete años atrás, Moyano se enfrentó duramente con la entonces presidenta Cristina Kirchner. Luego contribuyó a la victoria de Macri en el 2015. “Cuando ella estaba comía todo el mundo”, acaba de reconocer.

Macri dijo haber llegado al Gobierno con “el mejor equipo de los últimos 50 años”. En las últimas semas despidió al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y a dos de sus principales espadas, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, y el de Producción, Francisco Cabrera. El reemplazante de este último, Dante Sica, asumió con un mensaje poco alentador: “Vamos a estar como en una sala de guardia (hospitalaria)”.

El presidente confía no obstante en recuperar la popularidad perdida. Por lo pronto, ni el clima del Mundial le favorece. Tampoco la familia. Su hermano Gianfranco acaba de reconocer ante el fisco haber utilizado una de las empresas offshore reveladas en los Panamá Papers para entrar en el país dinero que se benefició con un blanqueo de capitales.