PENA DE MUERTE

Se pospone una polémica ejecución prevista en Oklahoma

Un tribunal da dos semanas para investigar nuevas pruebas que podrían exculpar a Richard Glossip, condenado a muerte

Nancy Vollertsen, con la foto de su hermano, Greg Wilhoit, quien pasó cinco años en el corredor de la muerte de Oklahoma antes de ser exonerado, por participar en una manifestación para detener la ejecución de Richard Glossip.

Nancy Vollertsen, con la foto de su hermano, Greg Wilhoit, quien pasó cinco años en el corredor de la muerte de Oklahoma antes de ser exonerado, por participar en una manifestación para detener la ejecución de Richard Glossip. / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Solo tres horas antes de la ejecución de Richard Glossip, prevista para las tres de la tarde en Oklahoma (las diez de la noche en España), un tribunal de apelaciones del estado ha decidido posponerla dos semanas para investigar nuevas pruebas que podrían exculpar al reo.

El caso de Glossip encarna a la perfección los dilemas que plantea la pena de muerte, un castigo cuestionable y cuestionado en Estados Unidos. Condenado en 1998 como organizador del asesinato un año antes del dueño del motel que gestionaba, Glossip, de 52 años, planteó junto a otros reos del corredor de la muerte un caso denunciando la crueldad de la inyección letal por el uso de fármacos como el Midazolam, que según sus críticos provoca la pérdida de conciencia pero no el coma profundo que evitaría sentir los efectos de los otros dos elementos del cóctel letal y que en ejecuciones recientes había provocado problemas que sometieron a un sufrimiento agónico a los ejecutados. El Tribunal Supremo, no obstante, en junio dictaminó que las autoridades podían emplear ese medicamento y Glossip iba a ser el primero en recibir el midazolam en Oklahoma tras la luz verde del alto tribunal.

La gobernadora del estado, Mary Fallin, se había negado el lunes a retrasar su ejecución, pese a una intensa una intensa campaña de movilización de activistas, abogados, celebridades y ciudadanos para tratar de impedirla. Hoy ha declarado en un comunicado que respeta la decisión del tribunal de apelaciones.

Este ha aceptado estudiar un caso planteado contrarreloj por un nuevo equipo defensor de Glossip, que ha aportado nuevas pruebas en su caso que ponen en duda tanto su culpabilidad como el proceso policial de investigación y luego el judicial que llevaron a su condena.

SIN PRUEBAS FÍSICAS

La condena de Glossip, sin pruebas físicas que lo involucraran en el crimen, se basó sobre todo en el testimonio de Justin Sneed, un vagabundo de 19 años que fue quien asesinó a Barry Van Treese, el dueño del motel, apaleándole con un bate de béisbol.

Sneed –que a cambio de su testimonio logró evitar su propia condena a muerte y logró una cadena perpetua-- dijo en su día que Glossip, que le dejaba quedarse en el motel a cambio de trabajos de mantenimiento, le había pedido que matara a Van Treese porque temía que fuera a despedirle. Van Treese sospechaba que Glossip estaba robándole dinero, trampeando las cuentas del establecimiento y gestionándolo mal.

Los abogados de Glossip aseguran que han descubierto nuevas pruebas que demuestran la inocencia de su cliente, incluyendo el testimonio jurado de un compañero de celda de Sneed, según el cual este dijo que había "entrampado a Glossip" y que este "no había hecho nada". Tienen también nuevos testimonios que identifican a Sneed como un adicto a las metanfetaminas y hay, además, dudas sobre las tácticas que la policía usó para interrogar y lograr el testimonio de Sneed (que dio varias versiones antes de la que inculpaba a Glossip). Se denuncia también que el condenado a muerte no recibió adecuada representación legal en distintas fases de su proceso. Sus primeros abogados, según su nueva defensa, no investigaron adecuadamente a los testigos en el juicio ni les interrogaron de forma efectiva. Cuando volvió a ser condenado en el 2004, tampoco sus abogados defensores hicieron el trabajo que les correspondía.

Entre quienes habían pedido tiempo para estudiar las nuevas pruebas se encuentran Susan Sarandon y Helen Prevean, la monja activista contra la pena capital a la que la actriz interpretó en la película 'Pena de muerte' y que es asesora espiritual de Glossip.