EFEMÉRIDES EN LA FEDERACIÓN RUSA

Un macropuente entre Crimea y Rusia

La multitud reunida en la plaza Roja de Moscú sigue el discurso de Putin retransmitido desde Crimea, este viernes.

La multitud reunida en la plaza Roja de Moscú sigue el discurso de Putin retransmitido desde Crimea, este viernes. / periodico

MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

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Con un coste de estimado de 6.000 millones de euros, tendrá 19 kilómetros de longituddos carriles para líneas ferroviarias y una autopista de cuatro carriles, dos en cada sentido. El proyecto, diseñado por Stroygazmontazh, la empresa constructura de Arkady Rotenberg, un amigo personal de Vladímir Putin incluido en la lista de personalidades sancionadas, deberá estar acabado para el 2018. Es el puente que unirá la península de Crimea con el krai (región) ruso de KrasnodarKrasnodar, cuyas obras ha visitado el líder del Kremlin en el segundo aniversario del referendo que condujo a la anexión de un territorio, incorporación que ni EEUU ni la UE están dispuestas a reconocer. En Moscú, las autoridades rusas han conmemorado la efeméride organizando un festival patriótico junto a las murallas del Kremlin, con marchas militares y atracciones incluidas, al que asistieron decenas de miles de personas, en medio de una copiosa nevada primaveral. 

"Nuestros antecesores comprendían la importancia de este puente entre Crimea y el Cáucaso e intentaron llevar a buen puerto el proyecto desde hace mucho tiempo", ha declarado este viernes Putin, que inspeccionó los trabajos a bordo de un helicóptero. Y es que después de la anexión, las comunicaciones entre el territorio recién incorporado y Rusia constituyen la principal asignatura pendiente para Moscú, ya que solo se pueden realizar por vía marítima. Los cortes en el suministro eléctrico que padecen los hogares crimeos constituyen la prueba fehaciente de la gran vulnerabilidad de la península, prácticamente aislada por tierra.

En el 2014, una vez consumada la anexión, 2,8 millones de pasajeros y 700.000 vehículos transitaron entre ambos márgenes del estrecho de Kerch, el brazo de mar que separa los dos territorios, a bordo de los ferris que realizan el trayecto. En el 2015, se estima que dicha cantidad se ha multiplicado por dos. De ahí la urgencia del Kremlin para acabar las obras de una vez. 

"NO SOMOS EUROPA"

"Crimea es nuestra; no nos importan las sanciones, nosotros no somos Europa", repetía en los aledaños de la catedral de San Basilio Tatyana, una mujer próxima a la edad de jubilación. Tatyana era una de los millares de ciudadanos que por la tarde acudió a la convocatoria gubernamental para apoyar la anexión del territorio, después de que tras la revolución de Maidán se instalara en Kiev un Gobierno proeuropeo. "No sentimos las sanciones, ni la crisis económica", insiste, azuzada por compañeras llenas de fervor patrio.

Idéntico discurso, aderezado con brotes de expansionismo militar, mantenía Igor Kozyrev, de 18 años, 'prizivnik' (mozo) a punto de entrar en el Ejército para hacer el servicio militar. "Crimea es nuestra, y pronto lo será Alaska", aventura, rodeado de compañeros de la misma edad, refiriéndose a la compra del territorio que en 1867 cerró EEUU con el entonces zar Alejandro II. Otros asistentes a la manifestación se mostraron reacios a hablar con un periodista occidental.

En Bruselas, mientras tanto, la UE emitió un comunicado en el que mostró su preocupación por el despliegue militar ruso en el territorio y llamaba a otros países de la ONU a unirse a las medidas sancionadoras contra Moscú, en un guiño a Brasil China, que se han abstenido de criticar al Kremlin.