CONMOCIÓN EN ARGENTINA

Súbita muerte del fiscal que acusó a Kirchner

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El verano argentino ya lleva, además de una lluvia inusual, la marca de una trama macabra e impredecible. El fiscal federal Alberto Nisman fue encontrado muerto de un balazo en el baño de  su apartamento. Falleció horas antes de explicarle a una comisión parlamentaria, y ante las cámaras de televisión, por qué acusó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su canciller Héctor Timerman de «decidir, negociar y organizar la impunidad de los prófugos iranís» involucrados en la causa en la que se investiga el atentado terrorista contra la mutual de la colectividad judía (AMIA), perpetrado el 18 de julio de 1994. «El disparo fue en la sien», se ha determinado en las primeras pesquisas judiciales. «Este es un hecho que produce un estrépito mayúsculo», reconoció el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández.

Nisman vivía en el lujoso edificio Le Parc, a pocas manzanas de la sede del poder ejecutivo, en una de los barrios más pudientes de la capital. La puerta del apartamento se encontraba cerrada por dentro. Diez personas estaban a cargo de su seguridad y él, en calidad de jefe de su propia custodia, establecía los protocolos de vigilancia. Desde el domingo, no respondía al teléfono. «Si hay un cuerpo, un arma y un casquillo todos los caminos conducen al suicidio», conjeturó el secretario de Seguridad, Sergio Berni. «Hay que esperar hasta después del análisis de la autopsia», previno la fiscal encargada del caso, Vivian Fein.

El difunto fiscal había remecido la escena política local al sostener que Fernández de Kirchner ha tratado de «liberar a los acusados y fabricar la inocencia de Irán». Nisman había rechazado el fallido acuerdo firmado con Irán para fijar un modo de interrogar en Teherán a los presuntos responsables iranís del atentado contra la mutual judía.

LA EMBAJADA DE EEUU

Se trataba de una figura bastante nombrada en los cables diplomáticos filtrados por Wikileaks como alguien de algo más que fluidas relaciones con la embajada de EEUU. Según esos mismos cables, sus interlocutores norteamericanos le insistían en que no dejara de apuntar contra Teherán. Nisman era a su vez un 'protegido' de Jaime Stuso, el exjefe de la inteligencia argentino, despedido semanas atrás por la presidenta.

¿Qué razones lo llevaron a quitarse la vida, si es que eso sucedió? Las especulaciones y rumores no tardaron en brotar como espuma. Los sectores más intransigentes de la oposición no dudaron en vincular indirectamente al Gobierno. Hubo en las redes sociales llamamientos a una movilización bajo la consigna 'Yo soy Nisman'. Más allá de la conmoción, subyace una realidad: la bomba mediática que había detonado el fiscal no parecía tener sustento. El propio juez Rodolfo Canicoba Corral, a cargo de la causa AMIA, había puesto en duda la «fehaciencia» de su denuncia y la relacionó con disputas en el servicio de inteligencia argentino. Nisman, que había acusado al Gobierno de haber pactado el levantamiento las solicitudes de captura de los sospechosos iranís, fue desautorizado por Interpol. Sostuvo que Argentina buscó intercambiar con Teherán impunidad con petróleo, pero no se registran compras de crudo al régimen iraní.

FUNDAMENTO DE LAS DENUNCIAS

El juez federal Ariel Lijo se encargará de determinar el fundamento de las denuncias de Nisman. La cancillería de Israel manifestó «su esperanza de que las autoridades argentinas hagan todos los esfuerzos para exigir justicia».

La presidenta guardó silencio. Cerca de ella repiten la palabra conjura. En la primera reacción, ordenó desclasificar los archivos de inteligencia relacionados con la AMIA.