UNA NACIÓN DEVASTADA

Siria se queda vacía

Cuatro millones de sirios se han ido ya del país huyendo del régimen de Al Asad y del Estado Islámico

El miedo 8 Niños sirios lloran después de que la policía les lanzara gases lacrimógenos en la frontera griega.

El miedo 8 Niños sirios lloran después de que la policía les lanzara gases lacrimógenos en la frontera griega.

JAVIER TRIANA / ESTAMBUL

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Estambul le ha salido una playa improvisada sin tumbonas, sombrillas ni chiringuitos de fritangas varias. En un sucio solar bajo el puente del metro del Cuerno de Oro, una veintena de sirios se alivian del verano turco remojándose en la ría. Los niños, en calzoncillos, se zambullen en las sucias aguas y se entretienen flotando sobre trozos de corcho que hacen de colchonetas. Las mujeres tratan de poner orden entre los más pequeños, que se resisten a salir del agua. Son solo algunos de los 2,1 millones de sirios que ahora habitan en Turquía, adonde vinieron huyendo de una compleja guerra que comenzó hace ahora casi cuatro años y medio.

Como ellos, más de cuatro millones de compatriotas han salido del país, según las cifras oficiales de las Naciones Unidas. Pero estos números se basan en cálculos hechos al registrar a los refugiados en los campamentos. Y no todos los que huyen pasan por estos centros, como reconocen a este diario fuentes de la Agencia de la ONU para los Refugiados en Turquía. Las cifras reales son muy superiores. Turquía es el país que más refugiados sirios acoge, con más de dos millones. De hecho, fuentes gubernamentales citadas de manera anónima por el diario local 'Hürriyet' señalaron que había 10 localidades turcas en las que el número de sirios igualaba al de autóctonos, y los superaba en otra más, la fronteriza Kilis. El territorio turco sirve también de trampolín para saltar a la Unión Europea, sea a través de Bulgaria o, sobre todo, de Grecia.

La cercanía de las islas griegas a la costa turca ha convertido la zona en la principal ruta de inmigrantes hacia el territorio comunitario. Como pudo comprobar este diario, el destino final de preferencia es Alemania. Pero otros países de la región también han recibido cifras ingentes de sirios: en el pequeño Líbano, uno de cada cuatro habitantes es de esa nacionalidad. El camino inverso han recorrido más de 25.000 yihadistas de todo el mundo, que han viajado a Siria para unirse al Estado Islámico.

OCHO MILLONES DE DESPLAZADOS

Las cifras de la ONU sitúan a la Siria de antes de la guerra con unos 23 millones de habitantes, a los que hay que restar por lo menos los cuatro millones de refugiados distribuidos en la zona y los más de 250.000 muertos por el conflicto. Hay asimismo casi ocho millones de desplazados internos. Una muestra de la veloz despoblación de Siria es la menor contaminación del aire. Un menor número de habitantes supone un menor consumo de recursos y, por tanto, una menor polución. Un estudio publicado este viernes en la revista 'Science' muestra cómo la calidad del aire ha mejorado desde el inicio del conflicto armado. «Es proporcional a la gente», asegura el profesor John Burrows, de la Universidad de Bremen. «Así que si las emisiones se ha reducido en un 50%, es de esperar que la mitad de la población se haya visto desplazada, como de hecho ha sucedido», apunta.

Según la publicación, los niveles de dióxido de nitrógeno se han hundido en la capital, Damasco, y la ciudad noroccidental siria de Alepo, que solía ser la urbe más poblada del país. Por contra, en el vecino Líbano, el aumento del mismo componente ha sido del 30%. «Puedes ver dónde están yendo los sirios», indicó a la cadena británica BBC el profesor Jos Lelieveld, del Instituto de Química Max Planck.

«Se pueden identificar los campamentos de refugiados en el norte de Jordania, pero también se aprecia el desplazamiento a ciudades como Beirut», añade Planck. Las imágenes de los mapas de polución hablan claro, como lo hacen las nocturnas captadas por satélite: el país asiático tiene ahora un 83% menos de luces por las noches de lo que disponía antes de la guerra. Siria camina a paso firme en dirección a las tinieblas, de manera casi literal.