Saqueo de los tesoros sirios

Un miliciano camina por entre las ruinas que han dejado los bombardeos en el zoco antiguo de Alepo, una ciudad habitada desde hace 7.000 años.

Un miliciano camina por entre las ruinas que han dejado los bombardeos en el zoco antiguo de Alepo, una ciudad habitada desde hace 7.000 años.

ANTONIO BAQUERO / BARCELONA

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Imaginen por un momento que la Capilla Sixtina fuera derribada. Que la Muralla China fuera bombardeada. Que las pinturas rupestres de Altamira fueran ametralladas. La pérdida que para la humanidad supondría la destrucción de esos monumentos sería enorme. Pues bien, dejen de imaginar. Algo así pasa ahora en Siria, un país que atesoraba monumentos con un valor equiparable a los mencionados y que acumulaba un patrimonio arqueológico que encerraba claves esenciales para entender la evolución del ser humano. Los cuatro años de conflicto que han arrasado el país árabe, causando más de 200.000 muertos y nueve millones de desplazados, amenazan con privar a la humanidad de conocer su pasado.

La guerra, los bombardeos y el saqueo sistemático amenazan un patrimonio que abarca una gran variedad de épocas. Desde el neolítico, las civilizaciones mesopotámicas, la helenística, romana, bizantina e islámica. En riesgo de desaparición están conocimientos clave para entender los primeros asentamientos urbanos, el origen de la escritura o la domesticación de los animales.

«Ahí está el origen de la civilización occidental, pues el mundo helenístico bebe de Mesopotamia», cuenta Rodrigo Martín, un arqueólogo que ha pasado 15 años excavando en Siria, quien señala que los saqueos de yacimientos son devastadores. «A los saqueadores solo les interesa el objeto. En su búsqueda, cavan de prisa y destruyen el yacimiento. Ellos se quedan con el objeto pero arrasan el contexto, que es donde está la información». Rodrigo Martín explica que las excavaciones en Siria han dado claves «para entender procesos históricos importantísimos para la historia de la humanidad».

Sophie Cluzan. arqueóloga y conservadora de antigüedades orientales en el museo del Louvre, cuenta que «en las excavaciones en Siria se encontraban cada dos o tres años informaciones que obligaban a reformular el conocimiento que se tenía sobre algunas épocas de la historia». Cluzan, de forma gráfica, expone: «Se están destruyendo para siempre páginas del libro de la historia de la humanidad que nadie había leído».

PRUEBAS VÍA SATÉLITE

La propia ONU ha dado la voz de alarma. En un extenso informe por UNOSAT, que utiliza las imágenes por satélite, se alertó de que en Siria ya han sido destruidos totalmente 24 emplazamientos de alto valor cultural, algunos de ellos considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En total 290 monumentos y emplazamientos han resultado gravemente afectados por la guerra y los saqueos.

El informe llega a esa conclusión tras comparar fotos de emplazamientos que en el 2011 estaban intactos pero que en la actualidad están destruidos. Entre los casos más graves están el casco histórico de Alepo, habitado desde hace la friolera de 7.000 años, o el impresionante Krak de los Caballeros, una fortaleza que fue la sede de la Orden del Hospital de San Juan en la época de las Cruzadas. También han sufrido daños considerables Palmira, una de las ciudades de la antigüedad mejor conservadas; la misma suerte han corrido Busra, Apamea, Ugarit, Dora Europos... También han sido saqueados museos como el de Hama.

Cheijmous Ali, un arqueólogo sirio miembro de la Asociación para la Protección de la Arqueología Siria, denuncia que «todas las partes en el conflicto son responsables del saqueo y de la destrucción del patrimonio». Así, tanto el régimen como los rebeldes como los grupos yihadistas han atacado sin piedad con proyectiles monumentos como la ciudadela de Alepo o el Krak de los Caballeros. «En Palmira el Ejército entró con bulldozers para abrir una vía y colocar sus defensa destruyendo todo lo que halló a su paso», cuenta. En algunos lugares se han colocado defensas antiaéreas o artillería pesada junto a monumentos o emplazamientos arqueológicos.

«El nivel de destrucción y saqueo ha superado ya el que sufrió Irak», comenta y alerta sobre el robo de valiosísimos objetos de algunos museos o el saqueo de emplazamientos arqueológicos en un país donde aún quedaba muchísimo por excavar.

«Algunos grupos armados están llegando a usar a arqueólogos para hacer excavaciones y así sacar objetos que luego revenden», advierte France Desmarais, directora de Programas del Consejo Internacional de Museos, que ha llegado a publicar una lista roja de objetos en riesgo de ser traficados de forma ilegal.

TRÁFICO DESDE TURQUÍA

El Estado Islámico autoriza el saqueo arqueológico en las zonas que controla y cobra un impuesto por el valor de los objetos. Pero no son los únicos. Otros grupos rebeldes también se financian con el tráfico de piezas arqueológicas. Muchas de esas obras, como las estatuillas o tablillas con escritura cuneiforme encontradas en Mari, alcanzan gran valor en los mercados ilegales de arte de Occidente y Asia, a donde llegan desde Turquía.