JUEGOS DE GUERRA

Las maniobras militares de Rusia y China no alcanzan las expectativas

Un buque del Ejército ruso desembarca vehículos blindados en el marco de las maniobras conjuntas  realizadas junto a las tropas chinas en Vostok.

Un buque del Ejército ruso desembarca vehículos blindados en el marco de las maniobras conjuntas realizadas junto a las tropas chinas en Vostok. / .45038364

Marc Marginedas

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El golfo de Pedro el Grande, con sus amplias bahías y su sucesión de archipiélagos e islotes, ocupa buena parte de la costa de Rusia que se asoma al mar de Japón. En el extremo de una de las penínsulas que forma este enorme entrante de mar se halla Vladivostok, la capital del Lejano Oriente ruso, cuyos puentes colgantes y escarpada orografía guardan cierta similitud con otra afamada ciudad del océano PacíficoSan Francisco.

Pese a hallarse a más de ocho horas de vuelo de Moscú, no se trata de uno más de la infinidad de rincones remotos y olvidados que existen en la Federación Rusa, el país más grande del mundo. A poco más de un centenar de kilómetros en dirección sur se halla la frontera con China, con quien el Kremlin flirtea desde que comenzaron las tensiones con Occidente para formar una alianza de gigantes euroasiáticos, pero también el límite con uno de los estados más volátiles y potencialmente desestabilizadores del mundo: Corea del Norte.

Es precisamente aquí, a tan solo unas decenas de kilómetros del país de Kim Jong-un, en estas playas recoletas y verdes llanuras salpicadas de suaves colinas,  donde el Ministerio de Defensa ruso ha querido que tuviera lugar otro de los episodios más relevantes de las maniobras Vostok 2018, los ejercicios militares de mayor envergadura emprendidos por el país en las últimas cuatro décadas.

Desembarco anfibio

En esta ocasión se trató de un desembarco anfibio en un punto de costa bajo el control de un "enemigo virtual", según el vocabulario empleado por los mandos militares rusos, una operación apoyada por la aviación y la artillería y en la que participaron unos 200 soldados, una treintena de tanques, cazas Sujói Su-25 y helicópteros Ka-52 aligator. 

En medio del fuego enemigo, el buque Oslabia se aproximó hasta la misma orilla a gran velocidad y en cuanto tocó tierra abrió su compuerta de proa, permitiendo en unos pocos minutos el desembarco de decenas de blindados que se desplegaron raudos por el territorio a controlar. Desde una colina cercana, periodistas y reporteros gráficos inmortalizaban para sus audiencias en Rusia, Europa y EEUU la vistosa operación militar, mientras una emocionada voz en off  femenina proporcionaba, a través de la megafonía, los detalles a la concurrencia.

Cuando quedan tan solo unas horas para que concluya, este lunes, Vostok 2018, muchos analistas militares ya han hecho públicas sus valoraciones de las maniobras, así como acerca del futuro de las relaciones entre Pekín y Moscú. Y el sentir general es que los ejercicios han sido multitudinarios a un nivel no visto en décadas, aunque no a la escala anunciada por el Kremlin, al tiempo que se muestran escépticos de que el excelente estado actual de las relaciones bilaterales se transforme en una alianza militar duradera que se oponga al bloque atlántico.

Las operaciones militares han involucrado a decenas de miles de soldados, cierto, pero no a un tercio de las Fuerzas Armadas rusas, como ha venido venteando Moscú desde que el jefe del Estado Mayor, Valeri Guerasimov, realizara el anuncio oficial a finales del mes de agosto. "Mi sospecha es que la cifra [de 300.000 soldados] procede de contabilizar todos las unidades estacionadas en el Distrito Militar Central y el Distrito Militar Oriental, además de la Flota del Norte y del Pacífico; por cada batallón desplegado han contabilizado la brigada entera, y por unos pocos regimientos, toda una división", explica Michael Kofman, del centro de análisis Wilson, en su blog sobre temas militares rusos. 

Según el método de recuento de Kofman, la cifra real de militares participantes debería reducirse a la mitad, es decir, unos 150.000, un respetable número aunque muy inferior al manejado por fuentes oficiales.

Excelentes relaciones

Nadie pone en duda que los vinculos entre Pekín y Moscú atraviesan un periodo de bonanza no vista en décadas, sobre todo en el ámbito económico y político, aunque los observadores son mucho más reticentes acerca de las posibilidades de que esta luna de miel se materialice en el futuro en una coalición de ejércitos que garanticen su mutua defensa, al estilo de la OTAN. En un panel de debate organizado en Pekín por el centro Carnegie-Tsinghua el pasado marzo y al que asistieron tanto expertos rusos como chinos, los ponentes destacaron que "la dinámica del poder (entre ambos) es cada vez más asimétrica, lo que podría causar fricciones si continúa avanzando".

También se destacó que ambos países mantienen posturas diferentes en contenciosos como Corea del Norte o Ucrania, con lo que auguraban que en el futuro se mantendría "el flexible status quo actual", en lugar de evolucionar "hacia una alianza militar formal".

Un hecho a destacar en estas maniobras a punto de acabar lo constituye el desequilibrio entre la participación de militares chinos y la visibilidad que éstos han tenido en los actos en los que las cámaras de televisión occidentales han estado presentes. En el conjunto de las maniobras, el número de soldados chinos (3.500) no ha superado el 1% de los efectivos anunciados por Moscú. Sin embargo, en la parada militar central de Vostok 2018, presidida por Vladímir Putin, los blindados ondeando la bandera estrellada en un fondo rojo fueron los grandes protagonistas, ocupando una posición central en el desfile.