EL NUEVO PULSO GEOPOLÍTICO

Rusia airea con insistencia la amenaza nuclear en una peligrosa confrontación

La estructura piramidal del poder en el Kremlin y la crisis sistémica que padece el país añade riesgos al actual pulso entre Washington y Moscú

Putin (derecha), el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov (izquierda), y un asistente del presidente, Iuri Ushakov, en una reunión en Ereván (Armenia), este viernes.

Putin (derecha), el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov (izquierda), y un asistente del presidente, Iuri Ushakov, en una reunión en Ereván (Armenia), este viernes. / periodico

MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

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En Rusia, la retórica belicista va en aumento, sin perspectivas de tocar techo. Dmitri Kiselyov, presentador estrella del primer canal de televisión, célebre por sus invectivas audiovisuales antioccidentales, ha advertido en su programa 'Vesti Nedeli'Vesti Nedeli  (Noticias de la Semana) que el "imprudente comportamiento de EEUU hacia Rusia podría tener consecuencias nucleares".

Ígor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, ha echado el resto y ha amenazado a sus colegas norteamericanos sobre las "posibles secuelas" que conllevaría atacar al Ejército regular sirio de Asad. Sin perder comba, el Gobierno ruso ha llevado a cabo "masivos entrenamientos" de la defensa civil, que implican a decenas de miles de personas, durante los que se testeó "la protección radioactiva, química y biológica" de la población y el personal de instalaciones clave.

Y es que el insistente recurso verbal a la disuasión nuclear por parte de Rusia constituye una de las principales novedades de esta reedición de la guerra fría con respecto al anterior pulso, protagonizado por ambas superpotencias durante buena parte del siglo XX. Tal y como escribe Eugene Rumer, director del programa para Rusia y Eurasia del centro Carnegie, "la falta de confianza en sus capacidades de defensa ha llevado a los expertos militares rusos a considerar estrategias de escalada nuclear precoz como forma de disuasión ante la percibida superioridad convencional de Occidente".

En otras palabras, en esta ocasión, durante un pico de tensión con Washington como el actual -originado por los bombardeos de la aviación siria y rusa en Alepo- el Kremlin blande la amenaza de apretar el botón nuclear con mayor facilidad y ligereza, y en etapas mucho menos tardías en comparación con lo sucedido durante los años de existencia de la URSS. O lo que es lo mismo: el desequilibrio de fuerzas existente, por un lado, entre EEUU y sus aliados, y Rusia por otro no solo no genera estabilidad, sino que constituye un riesgo añadido.

ESTRUCTURA DE PODER PIRAMIDAL

Pero los lances de este nuevo pulso entre potencias atómicas no se detienen ahí. El proceso de definición de las líneas maestras de la acción internacional de Rusia de Vladímir Putin está azuzando la tensión y llevándola a niveles desconocidos en décadas. En su libro 'Vladímir Putin y la evolución de la política exterior rusa', Bobo Lo, experto para Rusia y los países de la CEI del Instituto Francés de Relaciones Internacionales, constata que, desde los días del 11-S, poco después de que el líder del Kremlin accediera al poder, "el proceso de toma de decisiones se ha personalizado" en torno a su figura. "Él (Putin) encarna el consenso", sentencia el investigador. 

Nada que ver con el sistema de dirección colegiada y consensual que imperó durante buena parte de la era soviética hasta la desintegración de la URSS y materializado en el denominado Politburó, y que generaba estabilidad. Los miembros de este organismo, creado por Lenin tras la revolución de 1917, que se reunía con periodicidad semanal y descrito como "el verdadero centro del poder político en la URSS",  eran elegidos después de cada congreso del partido comunista (PCUS), y en él confluían representantes del partido, del Estado, de los sindicatos y del estamento militar.

ÓRGANO CONSULTIVO

La relevancia que adquirió el Politburó entonces no resiste comparación alguna con el papel que juega en la Rusia actual el denominado Consejo de Seguridad Nacional, un órgano consultivo del presidente ruso en temas de seguridad nacional que agrupa a ciertos ministros, representantes de los órganos legislativos y de los organismos de seguridad.

Como resultado de todo ello, según sostiene Michael Kofman, analista para Rusia del Centro Wilson, "la política exterior de Rusia se ha hecho mucho más impredecible que en ningún otro momento del periodo posterior a la guerra fría". E incluye el recurso "al poder militar" como un "medio para lograr fines políticos",  tal y como lo atestiguan la segunda guerra de Chechenia (1999-2009) y la guerra ruso-georgiana del 2008. Nada que ver con la mentalidad imperante en Occidente, donde después de la amarga experiencia del conflicto en Irak (2003-2011), la élite política en Europa y EEUU ha perdido toda la fe en la capacidad de que los ejércitos puedan conseguir objetivos y hacer avanzar agendas nacionales con operciones militares.